Diego Cocca está frente a un verdadero reto. Llegó para copar el sillón de entrenador luego de que la dirigencia eyectara a Paulo Ferrari. Ahora deberá demostrar que el traje no le queda grande. Los próximos encuentros del torneo local serán claves. Porque Central deberá acopiar la mayor cantidad de puntos posibles en lo que resta de la Superliga para nutrir el raquítico promedio. Igualmente, la próxima temporada se codeará con el fantasma del descenso desde el inicio de la competencia. A eso hay que sumarle que tendrá una parada compleja en Paraguay por Copa Libertadores. Visitará a Libertad sabiendo que un tropezón lo dejará al borde de la eliminación, pese a que tendrá una vida más a los pocos días cuando se presente en Porto Alegre ante Gremio. El flamante técnico tiene un inicio de ciclo bastante movido y deberá tener los pies bien aplomados para poder mantenerse firme.
El próximo domingo marcará un antes y un después en la vida profesional de Cocca. Central visitará a Argentinos Juniors en La Paternal, desde las 13.15. Lo hará comprendiendo que su equipo no puede dejar escapar los tres puntos que estarán en pugna. Sea por el delicado presente que lo envuelve a nivel deportivo e institucional como por la compleja tasa de incertidumbre que lo atormenta cuando mira el futuro.
La necesidad de engordar el promedio es urgente. El flamante técnico debe tenerlo en claro desde el mismísimo momento en que decidió sentarse con los directivos canallas cuando le ofrecieron el puesto de manera abrumada.
Asumió el pasado miércoles y hasta ahora no paró un equipo (ver aparte). Pero tiene una buena radiografía del plantel. Cuando sea turno de jugar ante Argentinos se verá cómo es la propuesta táctica, pese a que sus equipos no se jactan por ser vistosos precisamente.
Pero eso a Central no le debe interesar mucho cuando sabe que tiene la soga al cuello. En realidad, desde hace bastante tiempo viene mal en el plano local. Esta temporada zafó de perder la categoría por la montaña de puntos que sacó bajo el mandato de Leo Fernández. Pero la realidad es triste. Está en terapia. Codeándose con los del fondo en las dos tablas.
Por eso ante el Bicho e Independiente será clave obtener los seis puntos para cerrar la Superliga con una mueca mentirosa de alegría. Cocca lo debe saber perfectamente. Aunque no tiene hilo en el carretel como para especular. Necesita resultados ya, pese a que le espera una próxima campaña a todo ritmo donde no podrá flaquear, ya que lo puede pagar con la pérdida de categoría.
Otro frente que tiene abierto el DT radica en la Libertadores. El canalla tiene apenas un punto en dos partidos. Está en el fondo del grupo H (junto a Gremio). Y para colmo el próximo jueves 4 de abril visitará al líder Libertad, que ahora comanda el Flaco Chamot, un hijo de la casa auriazul que terminó yéndose por la puerta de atrás como muchos casos en los últimos cinco años.
Es que si no hace pata ancha en Asunción estará firmando virtualmente el certificado de defunción. Ese sería un cimbronazo para el entrenador, quien llegó como el gran bombero para apagar el incendio que tienen los dirigentes.
Central podría quedarse sin nada en pocos días. Porque le quedan dos partidos determinantes por la Copa: frente a los paraguayos y Gremio, pese a que luego tendrá dos citas de local. Pero al tener un solo punto la expectativa no es alentadora.
Quizá una de las estrategias del técnico para encarar esta frenética saga de encuentros claves sea apelar a los jugadores más experimentados. Ellos tienen el rodaje suficiente como además espaldas más anchas para soportar la enorme presión que reina en la actualidad de Arroyito.
Diego Cocca llegó rápido para intentar capear este vendaval. Los cuatro partidos que se vienen serán neurálgicos. Porque eso lo marcará a fuego. El futuro canalla está en sus manos. Sea en el tema de la Copa como en la primera división.