Asegura que fue una fecha especial. Tan emocional como sentimental. Sean Dylan Kelly se cayó a poco de haber largado la final en Moto2 que ganó este domingo el italiano Celestino Vietti, tras completarse la 3ª cita del calendario. Pero eso fue lo de menos. Es que nació en Estados Unidos y corre para el American Racing. A nivel deportivo es la gran esperanza estadounidense en el gran circo. Eso sí, tiene una particularidad. Su ADN es bien argentino. “En este autódromo no debe haber ningún piloto que hable mejor el castellano que yo, ja”, cuenta de entrada. “Soy de allá, pero mi sangre es de acá, y eso también es un gran orgullo”, afirmó este joven de 19 años, quien tiene “todas las costumbres argentinas. Me gusta el asado, el dulce de leche y las facturas”, acotó el de EEUU desde el autódromo de Termas de Río Hondo. Si bien en la moto predominan los colores azul y rojo, también hay que remarcar que nuestra bandera nacional tiene su lugar. ¿Un sueño? “Ser campeón del mundo”, afirmó antes de bucear en su historia de vida y deportiva.
“Soy estadounidense, mis padres son argentinos y tengo nombre irlandés, ¡qué mezcla!”, expresó Sean entre carcajadas. “La verdad es que es un momento muy especial. Pude regresar al país tras 10 años y eso fue muy fuerte porque nos reencontramos con mis primos, tíos y abuela Lita, que tiene 90 años. Pasamos unos días hermosos en Buenos Aires antes de venir a la carrera, que me dejó una gran enseñanza, por cierto. Aunque al fin y cabo, lo más importante es la familia”, afirmó.
La historia marca que sus padres Andrea (de Liniers) y Patricio (Hurlingham) emigraron a Estados Unidos en 2001 por la crisis económica y un hecho de inseguridad puntual. Se instalaron en el estado de Florida y al año siguiente nació Sean en Miami.
El piloto aseguró que sus progenitores “me inculcaron la cultura argentina. Me gusta el dulce de leche, el asado y las facturas”, remarcó este campeón de MotoAmerica Supersport en 2021.
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La pasión de Kelly por las motos la heredó de pequeño. “Lo llevaba en la sangre porque a los tres años andaba con la bici de un lado hacia otro haciendo cualquier cosa”, confesó. “Me crié entre fierros, motores y ruedas porque mi viejo tenía un taller de pintura de autos”, acotó.
El presente le sonríe en parte a Sean. “Correr en Moto2 es como un sueño hecho realidad. Pero pasé cosas muy complejas. En realidad con mi familia, porque cuando tenía 13 años dejaron todo lo que tenían en Estados Unidos para seguirme a España a competir en la Red Bull Roockies Cup (2016 a 2018). Dejaron todo, literal, hablo de la casa, el taller, los autos, todo...”, afirmó con cierta sensación agridulce en su paladar.
“Para nosotros, haber ido a Europa fue como una entrada al infierno porque mis padres tuvieron que dejar todo. Hablo de sus trabajos, toda sus vidas que habían rearmado con esfuerzo. Lo hicieron para acompañarme sabiendo que corríamos el riesgo de que no sabíamos cómo iba a terminar todo esto. Por eso, ahora que veo esta actualidad no tengo más que palabras de agradecimiento hacia ellos porque dejaron todo por mí”, describió con emoción.
Sean recordó que cuando llegaron a España “fue una locura. De noviembre de 2015 a enero 2016 no teníamos nada. Mi papá había vendido todo. Fue un infierno porque estábamos solos y sin nada. Aunque por suerte luego terminamos disfrutando todo lo que llegó. Pero no me olvido que pasamos momentos muy difíciles”.
¿Cómo llegó a España? “Porque me anoté por una aplicación on line de la Red Bull Rookies Cup. Te preguntaban hasta altura y peso de tus padres. Dicen que 3000 pilotos aplican cada año, pero eligen a 120 para una selección y prueba que dura luego tres días. Probás una moto que no anda durante cuatro sesiones y ese lapso no te dicen nada de nada. Por suerte quedé entre los nueve finalistas y corrí en esa categoría tres temporadas hasta que regresé a Estados Unidos para competir en la MotoAmerica Supersport. Y ahí me fue bárbaro porque el año pasado fui campeón, pese a que nos mudamos a Miami de nuevo y hubo que arrancar otra vez de abajo”, deslizó.
“En septiembre pasado logré el título en mi país y a los tres días estaba firmando con American Racing para sumarme al Moto2, fue todo una locura. Y acá estamos, disfrutando y soñando con ganar el Mundial algún día”, resaltó antes de remarcar que “generalmente siempre usé el número 40 porque era el canal de deportes rápido que veía siempre en la tele. Como acá estaba ocupado, pedí el 4 hasta que se libere el 40, ja”, añadió este piloto que tiene como ídolo a Nicky Hayden (falleció en 2017) y es la gran esperanza de Estado Unidos en el Mundial de motos. Eso sí, su ADN es bien argentino.
Vietti se floreó en Moto2
Fueron 23 giros de pura adrenalina. Cada metro del asfalto tuvo su fuerte condimento. El triunfo se lo terminó quedando un tapado: Celestino Vietti. El italiano del equipo de Valentino Rossi sacó la victoria de la galera, ya que su moto Kalex recién llegó al trazado el sábado a las 6.30 debido a un problema con un avión que traía el resto de la carga desde Indonesia. Completaron el podio el tailandés Somkiat Chiantra y el japonés Ai Ogura. Por su parte, Gabriel Rodrigo, quien es español pero corre con licencia argentina, y Sean Kelly (nació en USA y sus padres son argentinos) tampoco cruzaron la meta con el grueso por sendas caídas, uno cerca del final de la prueba y otro al principio de la misma. El histórico poleman Fermín Aldeguer era el favorito para quedarse con esta 3ª fecha del certamen internacional. El pibito que mañana cumplirá 17 años no terminó porque se cayó cuando le peleaba la punta a Vietto y se tocó con él. Pensar que Celestino no tuvo la moto en los boxes hasta un par de horas antes de salir a hacer las pruebas libres el sábado. La fue poniendo a punto mientras rodaba.
Y le fue de maravillas porque ganó luego de haber largado sexto. En 23 vueltas clavó 39m 44,098s. Completaron el top ten Ai Ogura, Aron Canet, JakeDixon, Tony Arbolino, Pedro Costa, Albert Arenas, Bo Bendsneyder y Sam Lowes.