La Copa de la Liga entró en la dulce etapa de definición. Central la mira con la ñata contra el vidrio tras la irregular temporada que protagonizó. El equipo del Kily González recién hizo un poco de pie en el tramo final, pese al baile que le pegó Platense en el último encuentro de la fase regular. El entrenador canalla pasó puntuales flashes de zozobras. Sin embargo, sigue timoneando la nave. La misma que durante el andar en el torneo local ofreció poco desde lo colectivo. No en vano cerró el primer semestre doméstico en el octavo puesto de la Zona A como resultante de cinco partidos ganados, tres igualados y cinco derrotas. Ahora el representativo auriazul está tratando de salvar la ropa en la Copa Sudamericana, donde el miércoles podría quedar como único puntero del grupo si vence a Huachipato en cancha de San Lorenzo. Los de Arroyito están trabajando en pos de obtener el único boleto que ofrece la zona para clasificar de ronda y maquillar así la endeble participación en el plano nacional.
A Central le llegó la hora de presentar balance a nivel local. Los números no lo favorecen. Cerró la campaña arañando puntos. Lo más destacado fue el paseo a Newell’s en el Gigante. Le hizo precio a la Lepra en la goleada 3 a 0 en Arroyito. Ese triunfazo nutrió al cuerpo técnico, que sigue estando bajo la lupa dirigencial por diversos motivos.
No obstante, la campaña auriazul arrojó datos poco prometedores. La realidad exhibe que terminó en el octavo puesto en la Zona A con 18 unidades producto de igual cantidad de triunfos y derrotas. Bastante flojo el ritmo si se tiene en cuenta como argumento de base que el propio Kily González aseguró cuando asumió como entrenador del primer equipo que “no hay excusas de nada y vamos por la gloria”.
Otro punto que sobresale en rueda estadística es que marcó 16 goles y recibió 18. También hay que agregar que en la tabla acumulada de las dos zonas finalizó en el puesto 15 de 26 participantes. Para un club como Central que tenía una meta mayor, este baño de realidad desnudó el real presente que abarca al proyecto deportivo.
Bien en casa, mal afuera
Los números son fríos. No perdonan. De hecho, otra resultante indica que hay mucha diferencia entre las campañas de local y de visitante. ¿Cómo es eso? Muy simple de comprender en realidad.
En el estadio mundialista Gigante de Arroyito disputó siete encuentros en la rueda regular de la Copa de la Liga Profesional. ¿Cómo le fue? Más que bien. El canalla ganó cuatro desafíos, empató dos y apenas perdió uno. Sin dudas, en casa se sintió seguro y contundente prácticamente.
No hay dudas de que para la comunidad auriazul la victoria más resonante por lo que representa a nivel emocional y pasional fue el 3 a 0 ante Newell’s. Pero hay un partido que marcó mucho puertas hacia adentro. Fue cuando el equipo logró sostener a Cristian González en el cargo al derrotar a Banfield 3 a 1, con gritos de Marco Ruben, Lucas Gamba y Joaquín Laso.
Ese día, el Kily tenía las horas contadas de verdad por los magros resultados acumulados, el flojo rendimiento acopiado y otras cuestiones más que la directiva no estaba decidida a seguir “bancando”. Pero el canalla ganó y todo pasó a cuarto intermedio.
Central sacó de local 14 puntos de 21 (67 % de efectividad). Mientras que de visitante solamente logró un 22 % de las unidades en pugna. En esa condición jugó 6 veces con un solo éxito: el 1 a 0 en el final ante el débil Aldosivi. Luego empató de manera rígida en Santa Fe sin goles con Colón y sufrió cuatro derrotas.
Poco y nada en rodeo ajeno
Además de los 16 goles que hizo, 14 de ellos fueron en Arroyito. Sí, solo pudo hacer dos tantos de visitante (Diego Zabala en Mar del Plata y Lucas Gamba en Vicente López con Platense). Alcanzar la gloria como clamaba el Kily en su momento se torna casi utópico facturando muy poco en el arco rival y ganando a cuentagotas.
También es para resaltar que en esos 13 partidos utilizó 26 jugadores siendo el arquero Jorge Broun y el defensor Joaquín Laso los dos que jugaron los 1.170 minutos del torneo. Eso marca que el entrenador no pudo mantener una base ni columna vertebral firme.
El elenco auriazul tuvo cinco expulsados en 13 fechas: Joel Mazzaco con River, Emiliano Vecchio y Lautaro Blanco ante San Lorenzo, Rodrigo Villagra frente a Estudiantes y Fernando Torrent en la visita a Platense. A este combo hay que sumarle que Rafael Sangiovani fue el jugador más amonestado: siete amarillas en nueve partidos, es decir, vio la tarjeta cada 78 minutos en cancha.
Es cierto que tuvo dos penales a favor y dos en contra. Todos terminaron en gol. Aunque a la hora de poner todo en la balanza, cae de maduro que Central realizó una campaña con muchos altibajos.
No obstante, el Kily González está intentando hacer buena letra en el plano internacional. La estrategia es plasmar a largo plazo una aceptable imagen en la Copa Sudamericana. Por ahora viene bien y mira el horizonte color esperanza porque el próximo miércoles podrá convertirse en líder de la Zona A si vence al por ahora puntero Huachipato en cancha de San Lorenzo, donde el canalla oficiará de anfitrión. Vaya que encontró y tiene ahora un gran motivo de seducción para archivar el flojo andar que protagonizó en la Copa de la Liga.