De cara a un partido como el que se viene, todo puede tener su lado positivo, por supuesto en la previa, a lo cual aferrarse. El presente futbolístico de Central no es el mejor y por eso no alcanzaría para confiar demasiado; el tema de los lesionados, con futbolistas que quizá lleguen al límite desde lo físico, es otro de los ítems que no juegan a favor del canalla. Y el declive que viene de arrastre de finales del torneo anterior y que continuó en esta Copa de la Liga también hay que anotarlo. ¿Entonces, tiene algo este Central de Miguel Angel Russo en qué confiar ciegamente para afrontar el clásico del próximo sábado? Si, la localía.
Cabe el análisis de que sólo se trata de números y que esos 18 partidos que el canalla lleva en el año de manera invicto son fruto de la casualidad, pero habría que darle espacio también a otro enfoque, el que puede dar cuenta de que aún sin mostrar un gran nivel desde lo futbolístico, el equipo por algún motivo ha sabido cómo afrontar los encuentros en su estadio, con sus hinchas mirándolo de cerca. Este comportamiento hizo, por ejemplo, que Central en lo que va del año no perdiera dos partidos seguidos. Es que cada vez que tropezó como visitante, siempre encontró la forma de levantarse rápidamente, por su puesto en el Gigante de Arroyito.
A esta altura del año posiblemente en Central haya un mayor convencimiento por simple hecho de la localía en sí, que por los argumentos futbolísticos del equipo. Es que el canalla ha sabido convivir con la presión de jugar ante su gente y logró, sin que nadie pueda rebatirlo, un comportamiento casi ejemplar (siempre hablando de los resultados) actuando como local.
Central3LV.jpg
O'Connor traslada en el encuentro ante Independiente. Ese día Central no pudo sumar de a tres.
Leonardo Vincenti / La Capital
Claro, hay un contexto que puede llevar al hincha (por supuesto no a Russo ni a sus jugadores) a pensar que en esa fortaleza de local está el principal argumento como para lograr que la tarde del sábado finalice con una sonrisa para el canalla. Es que lo que tiene que ver con el nivel del equipo entrega pocas señales como para sentir que es un partido que “no se puede escapar”.
A excepción del encuentro ante Talleres (por cierto el único que ganó Central en el torneo), en el cual sufrió bastante en el primer tramo del encuentro, todos los demás exhibieron la cara de un Central desmejorado en relación a lo que venía haciendo en el semestre pasado. Pero siempre tuvo la lucidez como para lograr que Arroyito se transformara en un reducto inexpugnable para el visitante.
Y claro que ese bajo nivel de juego es algo a lo que tanto cuerpo técnico como futbolistas deben prestarle atención e incluirlo en la balanza. Ni hablar en medio de una racha decididamente adversa en el rubro lesiones, con jugadores que a esta altura de la semana no pueden ser tildados como “bajas”, pero sí que de jugar lo harían al límite. Todo tiene pinta de combo cuanto menos complejo para un Central que viene transitando el año con oscilaciones pronunciadas desde el resultado.
Central2CML.jpg
El equipo de Russo viene de un golpe duro en La Plata, ante Gimnasia, por eso la necesidad de recuperarse en su estadio.
Celina Muti Lovera / La Capital
Y esto es justamente lo que siempre puso al equipo en una situación de tranquilidad inmediatamente después de un traspié, como el que sufrió el pasado sábado en La Plata ante Gimnasia.
Porque todas las derrotas que sufrió en lo que va del año (Lanús, Sarmiento, Talleres, dos veces Banfield, San Lorenzo, Colón y Gimnasia) fueron en condición de visitante (la eliminación de Copa Argentina a manos de Chaco For Ever fue en cancha neutral), frente a posibilidad de recuperar la vertical en Arroyito.
Fue así como después de cada uno de esos tropiezos llegaron triunfos y también empates en su estadio, evitando que el equipo perdiera dos partidos consecutivos.
Se sabe que el clásico es de esos partidos en los que además del juego en sí hay cuestiones emocionales que se ponen sobre la mesa, pero Central tiene una carta importante en la cual puede hallar, al menos en la previa, una pizca de esperanza. Por eso, con futbolistas que posiblemente no estén a pleno desde lo físico, pero fundamentalmente frente a un funcionamiento que dista bastante del ideal, el amparo de la localía es algo que nadie podrá negárselo.