Central no juega bien. El Kily González no termina de plasmar una idea de juego. El funcionamiento de su equipo no asoma. Ni siquiera como una insinuación. Es tan endeble desde lo colectivo que a los canallas lo sostiene Emiliano Vecchio. Todo lo que pueda suceder en materia ofensiva depende del capitán canalla. Después todo es desequilibrado, confuso y atravesado por errores sistemáticos. Fundamentalmente desde el mediocampo hacia atrás. Desde allí se explica absolutamente todo. La desventaja inicial, el empate posterior, la victoria parcial y otra vez la igualdad. En el Gigante de Arroyito y frente a un Godoy Cruz que no es un dotado de virtudes. Por eso el triunfo podía caer para cualquier lado. Pero el final del 2 a 2 se ajusta a una contienda entre adversarios carentes de identidad futbolística.
El partido tuvo emociones surgidas desde situaciones espasmódicas. En un momento complicado para Central porque perdía y Godoy Cruz insinuaba con la posibilidad de volver a convertir, apareció una jugada aislada en el área mendocina que por una mano de Ferreira tras una chilena de Avila derivó en penal. Emiliano Vecchio tomó la pelota y puso el empate. Y así sacó de la confusión temporal al equipo del Kily González.
Pero el empate no modificó demasiado la fisonomía del trámite. Godoy Cruz presionaba y obligaba a los errores defensivos de Central. Pero otra vez el capitán canalla avanzó por izquierda, levantó la cabeza, y con un centro preciso fue conectado de palomita por Martínez Dupuy. Golazo. 2 a 1. Y allí sí lo complicado comenzó a simplificarse. Pese a que el funcionamiento auriazul distaba mucho de ser el pregonado.
Es que Central quedó en desventaja por una sucesión de errores defensivos. A los 3 minutos Villagra quiso meter un pase desde la puerta del área y la pelota terminó en los pies de un rival, quien en su afán por habilitar a Badaloni obligó la salida rápida de Broun para rechazar, y ese rebote lo tomó Tesuri y desde 30 metros metió la pelota en el arco local. Sorpresa. Impacto. Y desorientación.
Los errores se siguieron sucediendo, porque la zona de volantes no podía contener a los de Godoy Cruz ya que con velocidad y rotación pisaban con soltura el campo centralista, y eso obligó a Broun a varias intervenciones.
Villagra quedaba muy solo en la zona y era superado en cantidad por los tombinos, y desde esa diferencia la visita lograba mejor control.
Central padecía en defensa y cuando la pelota pasaba por Vecchio encontraba un oasis de alivio, el que se configuró en goles que le permitieron comenzar a revertir la adversidad.
Pero Vecchio es a Central lo que Tesuri es a Godoy Cruz. Y por el eso el volante aprovechó la desorientación defensiva y clavó la pelota junto al palo derecho de Broun para el empate.
Central impulsado por la inercia y el amor propio se abalanzó hacia el arco de Espínola, con centros y remates que buscaban el tercero, mientras Godoy Cruz apostaba a una contra.
Y lo tuvo al triunfo, porque Colman se fue y Broun tapó con la mano fuera del área. Abal lo amonestó. Y derivó en la última jugada de tiro libre que falló.
El final fue inexorable. Un empate atravesado por la frustración. Y aunque el Kily busque explicaciones hablando con los árbitros, en realidad la respuesta la tiene que tratar de encontrar en él. Y en lo que quiere hacer y aún no lo logra.