En momentos de mayor tensión es cuando la calma debe ganar terreno y este presente de Central lejos está de ser un polvorín, pero sí amerita especial atención, porque ya no tiene más tiempo para regalar. El equipo fue una mueca el pasado lunes en cancha de Banfield y la goleada que sufrió amerita algunos cambios importantes. Pero claro, eso es potestad exclusivamente de Miguel Ángel Russo, un técnico que justamente no es de aquellos que aún en los malos momentos patea el tablero. Ahora, el partido será en el Gigante, donde el equipo bajo su conducción no perdió en lo que va del año. El DT tiene todo servido en bandeja par hacer los cambios que considere necesarios, también para darle una posibilidad más a ese formato de equipo y a esos nombres que hasta aquí fueron, ni más ni menos, que los grandes hacedores del buen semestre pasado.
Está de más hacer referencias a palabras o frases que resultarían retóricas. Central jugó un espantoso partido y Russo podría hacer los cambios que se le antojen sin que ningún jugador pudiera alzar la mano a la hora de solicitar una explicación. Eso es lo que hay que tener en cuenta en la previa de Talleres y lo que realmente cuenta. A partir de ahí, todas las conjeturas y especulaciones que se puedan hacer.
Esos 90 minutos en el Florencio Sola le deben haber dejado al entrenador canalla la idea de que un golpe de efecto deberá buscar ya en el próximo partido. Porque hay una forma de jugar que parece súper conocida por todos los rivales.
Claro, ante Banfield el canalla arrancó con un sistema y terminó con el tradicional, y es un hecho que para recibir a Talleres al técnico difícilmente se le cruce por la cabeza jugar con otro esquema que no sea con cuatro en el fondo.
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Malcorra fue uno de los puntos bajos en Central el pasado lunes en cancha de Banfield. El canalla lo necesita.
Héctor Rio / La Capital
Si de darle una vuelta de tuerca al equipo se trata, Russo podría tranquilamente pensar en armar algo distinto desde lo táctico, pero ahí una de las grandes disyuntivas anteriormente planteadas. ¿Creerá conveniente el entrenador alterar un sistema de juego (el 4-2-3-1), que tan buenos resultados le dio en lo que va del año en su casa?
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Porque si hay algo que bien vale la pena destacar es que Central se mantiene invicto en el Gigante de Arroyito jugando de esa forma. Por supuesto que se debe tener en cuenta que el rival será nada menos que Talleres, uno de los mejores equipos del fútbol argentino que además llega con puntaje ideal en esta Copa de la Liga, pero el canalla ya pasó por otras experiencias de riesgo, frente a equipos de envergadura, como lo fueron Boca, River y Defensa y Justicia.
Hasta aquí son 15 partidos los que Central disputó en su estadio en la temporada, de los cuales ganó 9 y empató los 6 restantes, todos jugando bajo un mismo formato. La excepción es aquel encuentro del debut frente a Argentinos Juniors, que fue con línea de tres. Hay un contraste enorme entre la forma en la que rindió el equipo a lo largo del año en Arroyito y la imagen del último partido, aunque haya sido en condición de visitante, a partir de la cual se podrían esperar todos los cambios habidos y por haber.
Y allí es donde se entra en otro terreno de contradicciones respecto a los nombres propios. Otra vez: Central viene de jugar un partido en el que unos pocos futbolistas salvaron la ropa y si Russo se para frente al grupo en estos días y anuncia que realizará unos cuantos cambios no habría prácticamente nadie que pudiera sorprenderse.
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Central sumó un solo punto de los primeros seis en juego y va en busca de la recuperación contra Talleres.
Héctor Rio / La Capital
Ahora bien, tampoco es que el técnico tiene demasiado material de recambio como para cambiarle radicalmente la cara al equipo desde los apellidos, pero en ese aspecto se presenta un escenario similar al que concierne a la táctica. Si la cosa anduvo más o menos bien en el primer semestre con estos nombres cabe la posibilidad de que haya un voto de confianza de su parte y mantenga a la gran mayoría, incluyendo a aquellos que vienen no sólo de mostrar un muy bajo nivel en el último partido, sino en baja desde hace ya un buen tiempo.
El presente no es el mejor. Lo saben los jugadores y sobre todo el entrenador, que en conferencia de prensa tras la goleada ante Banfield dijo ser el máximo responsable del momento que vive el equipo. Y como siempre, será Russo quien tenga la última palabra y el encargado de decidir si pega un puñetazo sobre la mesa en busca de una reacción o si se aferra a la confianza y va en busca de esa reacción con los mismos de casi siempre.