Central fue competitivo frente a uno de los principales animadores del Brasileirao, pese a la leve supremacía que el equipo brasileño le marcó al canalla, aunque la sensación más fuerte que quedó en el Castelao fue la eliminación del equipo canalla, al que se esfumó el objetivo más importante que tuvo desde el inicio de la temporada: el internacional. Y algunas de las principales explicaciones habría que buscarla en la incapacidad del equipo de bancar la parada a partir del juego. Había logrado el cometido en el Beira-Rio frente a Inter (con Miguel Ángel Russo como entrenador), pero falló en esta. Amén de quién estuviera sentado en el banco, Central marcó sus últimos tres goles en la Copa Sudamericana por intermedio de sus defensores, y todas en jugadas de pelota detenida. La muestra más acabada de la insuficiencia futbolística.
Tras un muy buen primer tiempo, en el que el equipo lució ordenado y con cierta facilidad para contener las embestidas de Fortaleza, Central hizo lo más importante en este partido revancha: el primer gol. Era lo que todos en Arroyito habían soñado para estos 90 minutos chivos que, se sabía, iba a tener el Canalla. El pecado capital fue no haber podido transcurrir varios minutos con el resultado a su favor para empezar a jugar con la impaciencia del rival. Es que cinco minutos después del gol de Mallo llegó el de Lucero.
Así, Central nunca tuvo tiempo para defenderse a partir de la pelota y de ahí en más todo le costó el doble. Por eso esa poca generación que fue una constante en estos dos últimos encuentros coperos. No parece casualidad que esos tres últimos goles hayan llegado por jugadas de pelotas detenidas y por intermedio de sus defensores.
Fue Agustín Sández en Porto Alegre quien marcó el tanto canalla que le dio la posibilidad de jugar más tranquilo. Fue el mismo lateral zurdo quien marcó el rápido empate en el Gigante en el choque de ida de esta serie y fue Mallo el autor del tanto que pareció que encaminaba la clasificación en la mismísima cancha de Fortaleza.
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Facundo Mallo celebra tras su gol, el que pareció que encaminaba a Central a la clasificación a cuartos de final.
Leonardo Vincenti / La Capital
Parecía "el" momento de Central
Fue el momento en el que Central tuvo todo servido en bandeja, pero careció de la serenidad, la mesura y el juego que parecían imprescindibles. Es que tras el rápido empate de Fortaleza al Canalla todo se le hizo cuesta arriba en ese trámite en el que el equipo brasileño comenzó a manejar el partido a su antojo.
Ya no tenía a Copetti en cancha (reemplazado en el entretiempo), se quedó sin Malcorra y de repente sin Mallo, quien se resintió de la molestia en el aductor que lo tuvo en duda hasta último momento.
Lo de Mallo pudo haber tenido ribetes épicos, porque ese gol que, se insiste, parecía encaminar a Central a la clasificación llegaba de la mano de quien fuera el héroe de clásico hace apenas unas semanas. Esa imagen del uruguayo corriendo hacia una de las esquinas, levantando los brazos y sacando músculos retrotrajo a lo que fue aquella imagen de cara a los hinchas tras convertirle a Newell’s.
Pero en ese preciso momento se pensó una cosa y en cuestión de minutos la estantería empezó a torcerse. Central algo había mostrado en el primer tiempo a partir de a pelota, pero le había alcanzado más para mantener a raya a Fortaleza que para generar. Y eso que no pudo hacer en el segundo tiempo fue algo que tampoco logró ni ante Inter ni en esta serie.
Debe rescatarse ese espíritu competitivo de Central, porque de hecho hasta los minutos finales estuvo a un gol de los penales. Igual fue insuficiente.