Rozó lo humillante. Sobre todo por el calibre del rival. Central se comió un terrible pesto en la mesa del domingo. No fue con ningún peso pesado del fútbol nacional y popular. Fue ante el peso pluma de la zona A: Platense. Sí, el calamar vapuleó al canalla 4 a 1. Y no solo lo privó de clasificar a la fase final sino además desnudó viejas falencias tácticas y técnicas. El equipo del Kily González borró de un plumazo todo lo bueno que hizo en las tres anteriores presentaciones. Ahora solo le queda recuperarse rápido y encarar lo que resta de la Copa Sudamericana con temple en pos de tratar de obtener el boleto a la siguiente fase del plano internacional. De lo contrario cerrará una temporada en rojo furioso desde lo deportivo.
Revivió a Platense en la despedida del Chocho Llop. El dueño de casa venía a los ponchazos actuando de local. Central le permitió cerrar la campaña regular de pie. El representativo auriazul no hizo nada bien. Debía ganar. Ni por asomo dejó de la sensación de querer erigirse en protagonista en el momento en el que tenía que mostrar capacidad de resolución. Se pegó la vuelta a la ciudad con el bolso lleno de goles.
Los primeros minutos fueron equilibrados en la balanza del juego. Después se fue inclinando a favor del calamar. Y antes del primer cuarto de hora llegó el baño de realidad. Centro bárbaro de Mauro Bogado al atacante Pereyra Díaz, quien fue más inteligente que Joaquín Laso y abrió la cuenta sin piedad a los 13 minutos.
Al canalla le costó en esta contienda ser el amo y señor del juego como fue contra San Lorenzo y Newell’s puntualmente. En esta ocasión se vio sometido luego del gol de Platense. De hecho, Broun logró dar el presente con firmeza en dos acciones claras.
Sin embargo, a los 25’ llegó la exquisita definición de Lucas Gamba. El delantero definió de chilena en soledad absoluta dentro del área chica. La pasividad de Recalde le costó caro al anfitrión. El 1 a 1 se clavó durante un buen lapso porque el cotejo se tornó indescifrable. Ambos equipos buscaban, con imprecisiones por cierto, invadir el área rival.
Con errores y aciertos, antes de ir al descanso, el canalla casi se fue en ventaja. Gamba sacó un interesante dardo venenoso desde el sector izquierdo que fue neutralizado por el arquero anfitrión.
El complemento mostró a un calamar en su tinta. Facundo Curuchet casi marca el segundo. Y a los 56’ minutos llegó el baldazo de agua fría. Franco Baldassarra capitalizó una pifia de Laso, quien dejó mal parada a la última línea, y eso fue aprovechado por el jugador calamar para someter a un desesperado Broun y decretar el 2 a 1.
Cristian González trató de reacomodar las piezas. Pero no hubo caso. El equipo no tenía juego. No generaba peligro. Le costaba dar dos pases seguidos. Fue entonces que no causó sorpresa cuando el arquero Jorge De Olivera estampó de penal el 3 a 1 cuando iban 91’. Luego selló el golpe de gracia Zalazar (a los 93’) para confirmar que Central estuvo ausente en la cita que no podía fallar. El equipo del Kily cerró la campaña regular vapuleado y sin chances de meterse en la fase final. Tuvo una especie de déjà vu en realidad. El canalla fue una copia fiel de lo que mostró prácticamente durante todo el proceso de Cristian "Kily" González.
Solo Broun y Gamba salvaron la ropa
Fueron pocos quienes estuvieron a la altura de lo que ameritaba el juego. Solo Jorge Broun y Lucas Gamba salvaron la ropa. Pensar que el experimentado arquero fue duda en la previa por un traumatismo de rodilla sufrido en Chile ante Huachipato por la Copa Sudamericana. No obstante, jugó y lo hizo bien. Es cierto que fue cuatro veces a buscar la pelota al fondo de la red. Como también es verdad que salvó a Central de que la goleada haya sido más abultada. No en vano Fatu es una pieza elemental dentro de la estructura del armado del equipo. Otro que cumplió con su rol fue Lucas Gamba. El delantero se movió a todo ritmo mientras estuvo en cancha. Hizo un golazo, que fue el esperanzador empate parcial. Luego tuvo otras dos claras chances, pero no las pudo capitalizar. El ex Huracán intentó marcar a diferencia en campo ajeno, pero siempre se lo vio muy en solitario.