Central cerró un espantoso primer semestre de 2019

Si bien a Central le falta jugar el partido del miércoles ante Libertad, por la Copa Libertadores, ayer cerró un semestre desastroso desde lo futbolístico. Como habrá sido de mala la performance auriazul que anoche con un planteo austero, el hecho de haber empatado con dignidad ante Boca en la final de la Supercopa Argentina fue lo mejor que hizo en lo que va del 2019. Un consuelo que a futuro no sirve demasiado.

Central arrancó el año con el Patón Bauza en el banco de suplentes y con la Copa Argentina 2018 bajo el brazo. Pero todo fue de nalgas en lo que va del año. Porque el Patón fue despedido, luego Paulo Ferrari duró menos que un pasante y ahora Diego Cocca está al frente del barco. En estos últimos meses el canalla terminó de una manera paupérrima la Superliga y deberá remontar muchísimo terreno en la tabla de los promedios para no sufrir por la permanencia.

Pero hubo más, también quedó eliminado de la Copa Argentina, ante Sol de Mayo, cuando Ferrari estaba al mando del primer equipo. Y ya con Diego Cocca terminó de hipotecar su chance de avanzar en la Libertadores y además se quedó sin el consuelo de meterse en la Sudamericana. También se despidió de la Copa Superliga.

Y lo que anoche era la única sonrisa que podía tener un semestre aciago también se hizo trizas. Más allá del planteo competitivo, lo cierto es que se quedó en la puerta de atesorar la Supercopa Argentina porque no estuvo preciso en los penales, la fórmula del éxito en el pasado cercano. Central deberá hacer un replanteo integral. Tendrá que refundar el plantel para que en el futuro aparezcan las soluciones.