El reclamo es permanente. Asciende de manera natural prácticamente. En Central no dejan de sumar pedidos de pago. Esta vez fue Joaquín Laso quien intimó al club como consecuencia de una vieja deuda: 175 mil dólares. Desde Arroyito tomaron la noticia con resignación porque, según deslizaron alguna voces auriazules en off, “todos los días estamos recibiendo reclamos”. Mientras la desinflada tesorería sigue ingeniándose cómo afrontar diversos compromisos asumidos en su momento que no fueron cancelados, por otra parte la directiva le aseguró a La Capital que la próxima semana sacarán a la luz los números finales de la autoría realizada cuando la actual conducción tomó el timón institucional en diciembre pasado.
Joaquín Laso recurrió a un derecho legítimo. Reclamó mediante una carta documento lo que le corresponde tras firmar de común acuerdo el nuevo contrato. El zaguero central aceptó seguir en Central cuando tenía otras ofertas del exterior. Lo hizo porque además el entonces entrenador, Diego Cocca, le insistió a la directiva que hiciera todo el esfuerzo para retenerlo.
Fue así que, según le confió un alto dirigente de la comisión anterior a este medio, “el jugador había sellado un nuevo vínculo con algunas pautas establecidas. Se llegó a un acuerdo de un salario, más una prima. Y es esa prima que reclama ahora”, apuntó con precisión el ex directivo. El dato extra es que el jugador emigró de Arroyito en junio de 2021 tras rescindir contrato para recalar en Independiente, donde juega actualmente.
Mientras que desde Arroyito le afirmaron a este medio que “no teníamos idea de esta deuda. El futbolista ahora nos reclamó lo que acá le prometieron y nunca le pagaron. Pero esto no es nuevo. Todos los días estamos recibiendo estos tipos de reclamos”.
La deuda canalla con el experimentado defensor es de 175 mil dólares (al cambio oficial). Restará de ahora en más saber cómo diagramarán el plan de pago, siempre y cuando el jugador acepte las condiciones. Lo concreto es que hace casi dos años que se fue del club y no percibió jamás lo que se pactó en el contrato con la entidad auriazul.
Cabe destacar que este caso es diferente al presentado en su momento por Gaspar Servio, que tanta polémica y polvareda levantó en la comunidad auriazul. El arquero también intimó al club por un viejo compromiso impago. Aunque también es verdad que pedía en todo caso la libertad de acción, que finalmente no logró porque la institución le depositó los casi 150 mil dólares adeudados, pese a que había un acuerdo tácito por parte del jugador de percibirlo en cuotas.
Más allá de todo, el cuadro de situación actual es contundente: para el presidente Gonzalo Belloso y sus pares de comisión es una nueva deuda heredada. Por lo tanto, de ahora en más deberán ver cómo solucionan este problema, que en definitiva podría consensuarse con un canal de diálogo directo a la inmediatez con el propio Laso para no generarle más complejidades a la ya devaluada tesorería canalla.
Por otra parte, desde Central le afirmaron a este medio que la semana que viene exteriorizarán públicamente los números finales de la auditoría que ordenó la flamante gestión cuando se hizo cargo de conducir los destinos institucionales. No filtraron una cifra puntual, pero un directivo fue tajante: “es alarmante lo que se hizo y se dejó para pagar”.
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Desencajado. Russo se metió a la cancha a increpar a Penel, que no autorizó un cambio.
Russo y un duro revés para la caja
Sobre que cuenta con contados fondos, se mete solo en más problemas. La expulsión de Miguel Russo frente al Boca le generó un dolor de cabeza extra a la tesorería de Central, que ya bastante problemas tiene para solucionar. El entrenador le protestó de manera poco profesional al árbitro Ariel Penel, quien solo autorizó un cambio y no los dos como estaba pactado con el cuarto juez. El tribunal de disciplina falló y ordenó suspender al técnico por tres partidos y abonar el valor de 69 entradas, que representan 241.500 pesos. Por lo tanto, la dirigencia deberá abonar para que el experimentado técnico pueda estar mañana sentado en el banco de suplentes ante Talleres, en Córdoba.
El boletín de disciplina de la AFA fue claro en su resolución: “Se suspende por tres partidos o se le multa en venta de 69 entradas ( $241.500), al director técnico Miguel Angel Russo, del Club Rosario Central. Arts. 186 y 260/1 del Reglamento Disciplinario (protestar fallos, términos y actitud descomedida)”.
“La reacción está mal, pero fue muy grosera lo que pasó. Vos te podés equivocar, pero este error del árbitro fue grosero. Mirá que yo no discuto del arbitraje ni nada”, expuso un Russo más calmo luego del empate ante Boca en el Gigante. Lo concreto es que esa reacción le salió cara al socio.
Porque ahora el club deberá desembolsar una suma que para la industria profesional del fútbol es un número ínfimo. Pero no así para las actividades sociales o disciplinas amateurs, que tanto esfuerzos realizan para tener elementos de entrenamientos o conseguir fondos para viajar y competir en representación de Central.