Esta Argentina no tuvo nada que ver con la que los hinchas están acostumbrados a ver y el mal partido que hizo lo pagó con una derrota, la primera en las eliminatorias y la primera después de aquella consagración en Qatar. Un dato: se dio justo en la previa del viaje a Brasil, aunque para eso falta. Encima tuvo que venir justo el Loco Bielsa a marcarle la cancha a un equipo al que no le salió nada porque jugó mal, pero que lo hizo de esa forma por la gran labor de la selección charrúa, que lo maniató de tal forma que no permitió ni siquiera que Messi tuviera la posibilidad de frotar la lámpara. Un 0-2 justo, sin discusiones. Un correctivo para tener en cuenta.
Un andar extraño fue el que mostró Argentina en el arranque de un partido que durante todo el primer tiempo corrió de atrás, sometido a las condiciones que Uruguay le impuso. Porque con Messi estacionado sobre la derecha y sin tanto desequilibrio, al resto le costó horrores. Mac Allister no salía limpio, De Paul no conducía, Nico González se perdía allá en la izquierda y Álvarez era absorbido por el medio. La gráfica de esos primeros 45 minutos de Argentina están en las tres llegadas más o menos con cierto peligro que fueron todas de tiro libre.
La de los 2’, cuando Otamendi sorprendió en el segundo palo tras el envío de De Paul, el remate de Messi que dio en la barrera y se fue al córner y la media vuelta de Julián Álvarez después de un despeje defectuoso del defensor charrúa. Fuera de eso, sólo un remate suave, a media altura de Leo, que contuvo Rochet sin problemas.
Uruguay fue lo contrario, con un juego de presión constante, pero sin desesperación y directo, con un De la Cruz como abanderado. Con ese libreto le alcanzó para poner a Núñez casi mano a mano con el Dibu Martínez, para el centro del jugador de River tras el centro atrás de Maxi Araujo, para el centro de Núñez que Tagliafico despejó ante la arremetida de Pellistri y para la entrada solitaria de Ronald Araujo para someter a Dibu después del error de Molina y el centro de Viña.
En el medio de todo eso, una Argentina nerviosa, inconexa, a la que la pelota le quemaba y sin la capacidad de generar algún tipo de peligro. Eso fue, ni más ni menos, que el justo castigo que obligó al equipo a marcharse al vestuario en desventaja.
Scaloni tomó nota de lo malo que habían sido esos primeros 45 minutos e hizo algo que no siempre hace: cambió el esquema y apostó por un doble 9, con Messi más suelto y Nico González por derecha. El equipo era, al menos desde el formato, algo totalmente distinto. Pero como dice el refrán, del dicho al hecho hay un largo trecho. Y el cambio futbolístico que Argentina intentó le quedó lejísimo. Es que Messi se metió en un embudo del que nunca logró salir y por afuera el equipo nunca mejoró, ni quiera con el ingreso de Di María.
Un segundo tiempo con otras dos pelotas detenidas con las cuales logró llevar algo de peligro. Primero con un tiro libre de Messi que dio en el ángulo y se fue arriba y después con un cabezazo de Lautaro tras el córner de Di María. ¿Por juego? Nada de nada.
Fue así como Uruguay se fue sintiendo cada vez más cómodo con el juego, achicando hacia atrás, pero jugando directo cuando podía, sin dejar de lado el buen trato del balón. Fue poco y nada lo que Uruguay le generó a Argentina, pero la superioridad no la marcó allí, sino en el resto del campo de juego, donde el equipo de Scaloni hizo agua, incluso con los cambios, a través de los cuales volvió a jugar con un solo 9 (Lautaro Martínez).
La sensación en cancha fue que el partido podía extenderse hasta la madrugada y que nada iba a cambiar, que sólo una genialidad de Leo podía acomodar un poco las cosas, pero fue justo Messi el que la perdió en el área rival y tras esa pérdida llegó el pase de De La Cruz, la corrida de Núñez y la definición ante el Dibu. Fue el golpe letal después de casi 90 minutos de advertencia.
Argentina 0-2 Uruguay | Eliminatorias Sudamericanas al Mundial 2026 - Fecha 5
Fotos: Leo Vincenti / La Capital.