La selección argentina llegó a los 1.000 partidos anoche en el cotejo en el que enfrentó a Uruguay, precisamente en la Copa América que se disputa en Brasil. Una historia riquísima que encadena alegrías, decepciones, vueltas olímpicas, frustraciones y gloria eterna. Y justamente Rosario siempre estuvo y está cerca de la camiseta más linda del mundo: la albiceleste. Porque en la actualidad el mejor jugador del mundo es Lionel Messi, rosarino y de inicio futbolístico en Newell’s. Pero, además, el símbolo del campeonato Mundial obtenido en 1978 es el Matador Mario Alberto Kempes, de gran paso por Rosario Central, donde también se inicio el entrenador de ese equipazo, el rosarino César Luis Menotti. Mientras que la gran leyenda de la selección es Diego Armando Maradona, artífice mágico de la conquista épica en la vuelta olímpica de México 1986. Diego, también tuvo un paso fugaz, pero inolvidable por Newell’s, luciendo una camiseta rojinegra que lo acompañará en la eternidad.
Así ayer llegó a los mil partidos. Esa selección que despierta pasiones irrefrenables en el pueblo argentino, la que generó felicidad suprema y también desazón incomensurable. Pero que siempre que sale a la cancha renueva el legado de pertenencia hacia los colores inoxidables de la bandera. Un legado que traspasa las generaciones y que en un país que respira fútbol como el argentino siempre se renueva y sobrevive a los traspiés deportivos más duros.
Hay que ir muy atrás en el calendario para reconstruir la leyenda de pasión. Porque el primer partido en la historia de la selección Argentina fue en 1902, en un amistoso contra Uruguay, justamente el adversario de ayer. La marca de mil partidos, es sólo contando a selecciones, sin poner en el registro a combinados o clubes.
Ese cotejo inicial se disputó el 20 de julio de 1902 en la cancha de Albion, en Paso Molino, donde Argentina goleó 6 a 0 en la primera versión del clásico rioplatense.
Claro que los puntos culminantes en la selección fueron las conquistas de los mundiales. En 1978, en Argentina, donde el equipo de Menotti hizo de local, además del Monumental de Núñez en el que se coronó ante Holanda, en el mismísimo Gigante de Arroyito. Y luego, en 1986 llegó la obra maestra de Maradona, los goles inolvidables a Inglaterra, y la vuelta olímpica en el estadio Azteca de México, tras vencer en la final a 3 a 2 a Alemania.
Así, la selección ya tiene mil partidos en el lomo, tras los comienzos con camisas con botones, fútbol de pase corto y canchas de tierras, pasando por la profesionalización y las gambetas del barrilete cósmico Maradona, hasta el presente del un Messi que ganó todo a nivel clubes y que buscará en el cierre de su carrera llegar a consagrase también con la camiseta albiceleste, desafío que para nada pinta fácil.
Tal vez, el primer gran referente del seleccionado argentino fue el goleador en Uruguay 1930, Guillermo Stábile, quien luego se transformó en el técnico que más tiempo y más partidos dirigió en la historia al combinado albiceleste: 123 encuentros.
En cuanto a presencias, Leo Messi jugó ayer su partido número 146, a sólo uno de desplazar del pedestal a Javier Mascherano (147), el volante que se inició en la cantera rosarina, en Renato Cesarini.
Argentina tiene historia, presente y futuro. Siempre con Rosario muy cerca y siendo protagonista fundamental en el aporte de jugadores y entrenadores. Así fue y así será siempre.