"En el Opus me decían 'somos una familia sobrenatural con lazos más fuertes que los de la sangre' y algo de eso viví, pero cuando llegué a Rosario vi que no era así: había falta de caridad, poca solidaridad de las demás numerarias auxiliares y fui poco cuidada y escuchada por las directoras. Me sentí sola. Reclamé, me dijeron que me regresarían a Buenos Aires tras un retiro en Luján al que nunca fui: me escapé", cuenta Carrero.
Al día siguiente de esa decisión le avisó a la directora que se había ido "para siempre" y exigió que no la buscaran. La trataron de disuadir, le pidieron "hablar". Pero ella consideró que ya era tarde. La fueron a buscar a su casa. "Y como no me encontraron me difamaron: dijeron que me había ido con el lechero, lo mismo hicieron con varias chicas porque tienen mentes retorcidas".
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Carrero recuerda también que en una oportunidad realizó tareas de "docencia doméstica" con jovencitas de 14 años del Hogar del Huérfano a pedido de la subdirectora de su residencia.
"Me pidió si podía darles clases de manualidades, pero me aclaró que de allí no saldrían 'vocaciones'. Con esto quiero decir que en el Opus se discrimina mucho. Yo le hice caso a medias: llevé una médica que les habló de noviazgos y anticonceptivos y realicé un concurso en la Estancia, en Pérez".
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Adolescentes de 14 años del Hogar del Huérfano en un Concurso y capacitación organizado por la ex numeraria auxiliar del Opus, Claudia Carrero.
Aportes esporádicos
Tanto Carrero como las otras 42 exnumerarias auxiliares se reunieron en una parroquia de Buenos Aires en febrero de este año y le firmaron un poder a Sal, abogado especializado en lavado de dinero y evasión impositiva, para que las representara. El profesional las entrevistó una por una y apeló a algo simple y básico: los datos registrados en la Ansés.
"No es la primera vez que represento a personas que accionan contra el Opus. Pero por este tema tuve la primera reunión en septiembre del año pasado y como no obtenía respuesta avanzamos", le dijo a este diario el profesional, quien constató que los aportes realizados por el Opus a estas mujeres fueron mínimos y en algunos casos inexistentes.
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De las 43 ex numerarias auxiliares a quienes representa, 20 no registran ningún aporte jubilatorio y de las otras 23, la mayoría tiene aportes esporádicos, aunque llegaron a trabajar en jornadas de hasta 15 horas, con muy pocos días de descanso y traslados compulsivos entre ciudades e incluso a otros países como Italia y Kazajistán. Siempre para tareas domésticas asignadas a "la Obra", tal como se denomina también a esta institución que el latín significa "Obra de Dios".
Diez de estas mujeres fueron traídas desde Paraguay y nunca tuvieron residencia legal, ni documentación argentina. Ninguna de todo el grupo gozó de un sueldo y la contratación se hizo siempre en conexión con distintas asociaciones civiles ligadas al Opus. Tal el caso de Carrero quien dependió de la Asociación Santafesina de Cultura.
Opus Nacion
Siete de las 43 ex numerarias auxiliares del Opus que le dieron su testimonio a la periodista Paula Bistagnino.
Foto: diario La Nación
"Es una trama interesante la que armó el Opus, para nada librada al azar. Estas mujeres no son religiosas, si bien las captaban con una promesa de santidad que de no ser aceptada las colocaba en riesgo de 'ir al mismo infierno'. Y como laicas dependían de diversas asociaciones civiles. Conocemos un listado de 17, pero puede haber más. Además eran trasladadas constantemente, no solo a distintas provincias sino a distintos países, por lo tanto en caso de querer accionar judicialmente se complica porque hay que demandar a varias asociaciones a la vez", remarcó Sal.
Servir como laica
Quien se dio cuenta que servir a Dios como laica no tenía que ver con ser mano de obra barata para una institución económica y políticamente tan poderosa fue Lucía Giménez, una mujer paraguaya de familia humilde, con 11 hermanos, que había sido reclutada como el resto, por el Opus Dei, cuando era adolescente.
Lucía recorrió despachos oficiales y estudios de abogados sin éxito. Su indignación se contagió como un bostezo y formó, junto a Carrero, esta red de 43 exnumerarias.
"Fuimos esclavas. Estuve 18 años y nunca cobré un peso por mi trabajo”, dijo Lucía la semana pasada en una nota para La Nación.
El abogado habla de privación de la libertad, semejante a la trata de personas.
"Porque captaban las voluntades de jovencitas y no las dejaban salir a la calle solas, no podían mirar por las ventanas, si iban a un médico o psicólogo debían ir acompañadas de una numeraria, no tenían libre acceso a los medios de información, y no las dejaban manejar plata: todo lo que supuestamente necesitaban se los proveía la Obra", dice Sal.
Tras reunirse con algunas autoridades del Opus, no sin resistencias, el abogado le escribió una misiva al Papa que entregó en la Nunciatura (diplomatura papal) y tras detallar minuciosamente la situación de las 43 mujeres concluyó:
"...se solicita al Santo Padre arbitre los medios para (i) que se reconozcan estos abusos cometidos por la Prelatura del Opus Dei; (ii) Se les pida disculpas a las afectadas por estas acciones sufridas; (iii) se las compense debidamente y (iv) se tomen las medidas correctivas pertinentes para que estas cosas no sigan sucediendo en el ámbito de la Prelatura. Contamos con grabaciones en las que estas mujeres refieren sus experiencias y también un cuestionario contestado por las mismas en las que explican cómo fueron captadas por la Prelatura del Opus Dei, cómo fue su vida allí y su salida, que pongo a disposición de S.S. en caso de ser necesario, así como su testimonio presencial. Muchas de ellas han quedado con secuelas físicas y psicológicas comprobadas y comprobables. Su Santidad apelamos a su corazón que sabemos que no es tibio, para dar una respuesta a estas mujeres que a pesar de todo siguen confiando en la Iglesia. Rezamos por Ud. como siempre lo pide, por favor, rece por nosotros. Esperando pronta y favorable respuesta y desde ya agradecido, lo saludo atentamente; entre otras cosas: "
Cristiana con PIN
El grupo expresa los relatos con mucha angustia. Todos los casos tienen varios puntos en común con el de Claudia Carrero, que ahora formó una familia en Rosario, pero cuando apenas tenía 14 años ingresó al Instituto de Capacitación en Estudios Domésticos (Icied), en Bella Vista, Gran Buenos Aires, donde aprendió a ser una "buena sirvienta".
Carrero fue "doméstica" o "mucama", entre otras acepciones, en distintos espacios que tiene el Opus en Rosario. Trabajó en la residencia universitaria de varones del Litoral (ahora en La Paz 640) y en la residencia para numerarios de varones que funcionaba en Urquiza 1090. También hizo reemplazos en La Estancia, un centro de capacitación doméstica al estilo Icied, en Pérez, a 15 kilómetros de Rosario.
Auxiliares en el ICIED
Alumnas del Instituto de Capacitación Integral de Estudios Domésticos (Icied), en Bella Vista, Buenos Aires, que preparaba a menores como domésticas profesionales para servir al Opus.
"Yo pertenecía al Nabla (Centro Cultural, en Mendoza 1265) _recuerda Carrero_ y la secretaria de allí me pidió el PIN de mi tarjeta de débito. Le contesté que era una cristiana común y corriente en medio del mundo, que iba a entregar mi dinero pero no era necesario que tuviera mi PIN".
Tanto Claudia como varias de las 42 mujeres pasaron por el Icied, que se había fundado en 1972 y cerró en 2017, tras varios reclamos porque funcionaba como colegio secundario pero en realidad tenía a menores trabajando. Estaba en el predio más emblemático del Opus, conocido como La Chacra, que queda en Bella Vista, al noroeste del Gran Buenos Aires.
Allí estuvo alojado el fundador de esta institución católica, el sacerdote español con cercanos vínculos al franquismo Josemaría Escrivá de Balaguer, en su única visita a la Argentina, del 7 al 28 de junio de 1974.
Se trata del mismo hombre que fue canonizado en 2002 por Juan Pablo II y quien consiguió que el Opus fuera una excepción al ser erigida como prelatura personal el 28 de noviembre de 1982, lo que implica una independencia absoluta de arzobispados y congregaciones: responden directamente a un prelado en Roma, hasta ahora siempre un obispo, y al Papa.
Pero con Francisco hubo un cambio político eclesial en una larga historia de enfrentamientos entre Papas Blancos, más cercanos al Opus, y Negros, o Jesuitas. Francisco, primer Papa jesuita, tomó una decisión "poco tibia", al decir de la carta, que no cayó en gracia a los seguidores de Escrivá de Balaguer. No nombró obispo al Prelado del Opus, Fernando Ocáriz Braña.
La acción es leída como un límite y una esperanza para estas damnificadas de la Obra, que aún intentan recomponer su vida. "A mí al irme me ayudaron mis padres, pero muchas se fueron sin nada, y todo les fue muy difícil", lamentó Carrero.
Opus, vertical y educativo
Para entender qué lugar le asignaban a estas numerarias auxiliares en el Opus conviene saber cómo se organiza a grandes rasgos una institución compleja y peculiar con aproximadamente 90 mil miembros en 68 países del mundo.
Es peculiar porque la Obra no se autoproclama religiosa, pero tiene sacerdotes en sus huestes y de hecho fue creada en 1928 por uno, en España.
Es una entidad que dice no tener patrimonio a su nombre y que solo "da dirección espiritual", pero por medio de asociaciones civiles comanda múltiples facultades, escuelas y residencias.
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José María Escrivá de Balaguer, con íntimos lazos falangistas y franquistas, fundó el Opus Dei en 1928 y fue santificado por Juan Pablo II. Por su cercanía con el cardenal Antonio Caggiano, habilitó la primera casa Opus en Argentina en Rosario.
Está organizada verticalmente, de arriba hacia abajo. Quien haya visto la serie "El cuento de la criada" asociará algunos rasgos de la ficción con esta organización que encabeza el Prelado en Roma. Luego, están los sacerdotes que dependen de él en las distintas regiones de los países donde está anclada, y siguen los fieles laicos divididos en distinta categorías de miembros.
Los más orgánicos son los numerarios y numerarias. Viven en comunidad, en hogares especiales, tras hacer votos de castidad, pobreza y obediencia (al igual que las numerarias auxiliares). Son estudiosos de teología y filosofía, también trabajan gratis para la Obra y si lo hacen fuera de ella, le donan sus salarios. También donan su herencia.
Eso sí, como para el Opus las mujeres siempre deben ser serviciales, en el caso de las numerarias limpian sus propias residencias, los numerarios, no: las auxiliares lo hacen por ellos.
Los agregados, también son varones y mujeres célibes. Pero por cuestiones personales pueden vivir con sus familias de sangre y no necesariamente contar título universitario.
Los supernumerarios, supernumerarias, cooperadores y cooperadoras son laicos y viven fuera de la institución, ya sean solteros o casados. Son profesionales, de clase media alta y alta, bien posicionados en espacios educativos, judiciales, científicos y militares. Se suman a la actividad religiosa, aportan expertez profesional como apostolado y recursos económicos.
Alguien muy conocido públicamente en este rango es el pediatra de la ONG Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin), Abel Albino, en Mendoza. El mismo quien durante el debate de la interrupción legal del embarazo recomendó no usar preservativos a contramano de todas las organizaciones científicas internacionales. "No protege de nada porque el virus del SIDA atraviesa la porcelana”, había asegurado.
También se ubican en este escalón , entre otros tantos conocidos, el empresario Gregorio Pérez Companc o el actual secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz.
Y, para dar un ejemplo local, vale la figura del ginecólogo Rafael Pineda, quien fue por años Jefe de Servicio del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca).
Estos miembros profesionales cuando forman familias lo hacen con todos los hijos que Dios manda, en busca de la "santidad" en la Tierra.
Y completan la estructura, como casta inferior, las "numerarias auxiliares" (Nax en la jerga interna), mujeres como las de esta nota, que ya abandonaron la Obra. Castas, célibes y obedientes realizan con alto profesionalismo el servicio doméstico para el resto de los miembros, como ofrenda a Dios.
Históricamente flojas de papeles, tratadas como siervas, aunque muchas veces uniformadas: con cofia y delantal al tono.