Casi a tontas y a locas, la clase política argentina logró darle media sanción a una reforma electoral módica en su extensión pero revolucionaria en un punto clave: la extinción en el tiempo de la boleta sábana papel. En Santa Fe, la paridad de género obtuvo el voto de la Cámara de Diputados y, de transformarse en ley, alteraría la política provincial como nunca jamás sucedió a la hora de transar las listas.
"Sí que cambiamos", podría decir cualquier experimentado analista de los sistemas y las lides electorales al tomar nota de lo que votó la Cámara baja nacional durante la madrugada del viernes, sin que exista en la sociedad el menor conocimiento de la trascendencia de esa sesión.
Es curiosa la política legislativa en este país. Sea durante el gobierno que fuere, la tentación es votar los proyectos más importantes entre gallos y medianoche, casi como escondiéndose del gran público, con horas eternas continuadas de tratamiento , en vez de debatir durante un par de días las grandes cuestiones.
Afortunadamente, el radicalismo estuvo atento a una maniobra del PRO (llevada adelante por el diputado Nicolás Massot) y del Frente Renovador (impulsada por Sergio Massa) para aumentar en 70 diputados más el número de integrantes de la Cámara. Un dislate absoluto que hubiera tirado por la borda a esta pretendida reforma electoral. Por este tipo de cuestiones, siempre es buena la presencia radical en los cuerpos colegiados.
La aprobación del sistema de boleta electrónica es un gran triunfo del PRO por dos razones clave: impondrá el valor de la novedad en los comicios de 2017 y desinfla el peso de los aparatos en el conurbano bonaerense.
El momento justo. Sólo en un momento de división extrema del peronismo, el PRO podría haber visto aprobado este proyecto. Nadie en su sano juicio hubiera apostado meses atrás que numerosos legisladores peronistas (massista y del bloque de Diego Bossio) acompañarían al gobierno en la eliminación de la boleta papel que, para el PJ bonaerense, ha sido como el alpiste para los canarios.
Habrá que esperar cómo es el tratamiento en la Cámara de Senadores antes de saber cómo repercutirá en Santa Fe la boleta electrónica. Hay varios proyectos en danza de oficialistas y opositores, pero sin financiamiento nacional no existe demasiado interés en aplicarla de parte del gobernador Miguel Lifschitz.
Lo que más seduce al gobierno provincial es la posibilidad de mantener la boleta única papel pero introduciendo un sistema digital a la hora del escrutinio provisorio, que le daría agilidad al proceso final. Si la Cámara alta convierte en ley la reforma, podría haber un aquelarre de sistemas electorales nacionales y provinciales en todo el país.
A partir de las novedades, cobrará valor la fecha de las elecciones en Santa Fe. Lifschitz quiere estirar la definición sobre si los comicios serán unificados o desdoblados. Hasta aquí el único que pareció no descartar la unificación electoral con las nacionales fue el vicegobernador Carlos Fascendini, quien en medio de la polémica con correligionarios suyos que están en Cambiemos, pareció agitar la idea del no desdoblamiento.
La particularísima situación que atraviesa la UCR es la que tomará en cuenta el gobernador, al igual que la evolución cualitativa de las administraciones provincial y nacional. Si siempre se nacionalizan las elecciones de mitad de mandato, mucho más si esos comicios se realizan el mismo día. Para estas eventualidades, la Casa Gris tendrá mucho para analizar.
El acuerdo. Otra cuestión que asombra por su rapidez, cierta torpeza y un inocultable tufillo a componenda es la paridad de género en las listas legislativas. Se trató, en un todo, de un acuerdo entre Massa y el PRO: "Tomala vos, dámela a mi". A cambio del aval por la boleta electrónica, el macrismo se avino a votar el 1 a 1 entre hombre y mujer.
La flojera intelectual y de convicciones hace que, en pos de lo políticamente correcto, muchos actúen en contra de lo que verdaderamente piensan. Ejemplo: sin micrófono, más del 60 por ciento de los que apoyaron la paridad de género dice en el off the record que es un despropósito.
Muchos de los que aprobaron la media sanción en Santa Fe sin estar de acuerdo, depositan en los senadores sus esperanzas de que no prospere. Qué curioso resulta que los diputados atribuyan a los senadores todas las plagas por el conservadurismo en materia política, pero a la hora de la verdad esos mismos senadores sean la garantía de los que votaron pour la galerie el proyecto de paridad de género.
Laguna santafesina. En verdad, para la Cámara alta la cuestión no es de resolución fácil. Son 19 senadores, se elige uno por departamento y no está claro cómo se repartirían las candidaturas entre hombre y mujer, o entre senador titular y suplente. Esa laguna legal demuestra que ni siquiera hubo tiempo para planteos antes de que la iniciativa aterrice en el pleno de Diputados.
En paralelo a todos estos debates, que debieran haber tenido una expectativa mayor de parte de la sociedad que no tiene intereses directos en la cuestión, la política del día a día continuó su curso esta semana, y tuvo algunos aditamentos sorprendentes que muestran a las claras que se viven momentos de cambio. El tiempo dirá cuánta profundidad tendrán.
Pese a que la economía no muestra en estos 10 meses de gobierno macrista índices proactivos para los asalariados, la CGT evitó declarar un paro general. Como se escribió hace siete días en esta columna, los triunviros advierten que, más allá de los círculos sindicales profundamente antimacristas, en la sociedad no brota mayoritariamente un ánimo de confrontación.
Por otro lado, entre los triunviros existe aún satisfacción por el gesto inédito de la actual administración de reintegrar a las obras sociales sindicales 30 mil millones de pesos. En medio de todo este derrotero, Macri se convirtió en el único presidente de la Nación no peronista, desde 1983 hasta hoy, al que la CGT no le hizo paro. Cambiamos.
En este escenario, y tras largas polémicas, la provincia de Santa Fe decidió adherir a la ley de blanqueo, algo que no había hecho siquiera con una norma similar prohijada por Cristina Kirchner. Los encuentros cara a cara entre Macri y Lifschitz empezaron a mostrar las consecuencias, aunque el gobernador haya mantenido un encuentro reservado con Massa para hablar de la situación política del país y de la provincia.
Nada refleja más el estado actual de la política argentina que el título de una canción del glorioso Bob Dylan, hoy esquivo premio Nobel de Literatura: "Los tiempos están cambiando".