Martín Reinhardt es entrenador deportivo desde hace más de 20 años. En estas dos décadas no solo aprendió a acompañar a las personas a lograr sus objetivos físicos, sino que se volvió todo un emprendedor del mundo del deporte, pensando en desarrollos que complementen sus servicios a partir de una escucha atenta de los socios de su lugar.
Así es cómo logró que su gimnasio Warriors, en la esquina de Mitre e Ituzaingó, en pleno barrio Abasto, se consolide con una presencia estable de 10 años y una comunidad que se siente contenida, confía en su seguimiento y en su equipo de profesionales para alcanzar sus objetivos de tonificación o descenso de peso. Hoy, aceptando los límites espaciales de su local, apuesta a seguir creciendo con otra sede que muy pronto abrirá sus puertas en 27 de Febrero al 1200.
“En Warriors vienen personas con distintos objetivos. Algunos que necesitan bajar de peso pre quirúrgico o post, por alguna patología, otros están en busca de tratamientos para la obesidad, también está el deportista de alto rendimiento y el que pasa por la vereda y se copa con la propuesta”, cuenta Reinhardt sobre el perfil de su gente.
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El emprendedor posa al frente del gimnasio Warriors, en el barrio Abasto.
Foto: Hector Río / La Capital.
Para el dueño de Warriors, las personas que asisten a su gimnasio no son ni socios ni clientes, sino “pacientes” que tienen un objetivo que ellos acompañan con una atención interdisciplinaria. “En el equipo tenemos psicólogos, médicos, kinesiólogos, nutricionistas, entrenadores para que la atención de la persona sea integral. Hace años que empezamos a ofrecer este entrenamiento y lo fuimos encaminando y perfeccionando”, agrega. Se refiere a las disciplinas que confluyen en su gimnasio como pueden ser crossfit, parkour, calistenia, jiujit-su, body pump, ritmos, GAP, yoga y muchos más: “Cada día el entrenamiento cambia para que sea dinámico y atender las necesidades puntuales”, amplía Reinhardt.
Lo que llega para los gimnasios Warriors
El nuevo gimnasio de calle 27 de Febrero tiene dos plantas con distintos espacios que sumados acumulan un total de 700 mt2. Hay salones para actividades grupales en la planta alta, un espacio de musculación amplio y con gran iluminación natural, más un patio con sector techado y otro descubierto que ya tiene racks de hierro y otros elementos para el entrenamiento al aire libre.
Además, el nuevo Warriors, contará con consultorios para que el equipo pueda hacer el seguimiento del progreso de los pacientes: “Ahí es donde realmente los conocemos y podemos conectar. Las personas no siempre vienen listas para entrenar, tienen sus días malos y entender eso e integrarlas al plan de acción, es parte del trabajo. Acá tratamos la ansiedad, el estrés y la depresión a través de la actividad física”, explica.
Emprendedor de múltiples rubros
Mientras Reinhardt pasea por el próximo Warriors y explica el avance de las obras, presenta algunas de las máquinas que ya están instaladas en la sala de musculación como un desarrollo propio: “Somos fabricantes de nuestras propias máquinas para hacer ejercicio”, cuenta. Todos los aparatos tienen grabado en la cuerina el nombre “DME Entrenamientos”, la marca que inventó para contar con los equipos que sus gimnasios necesitan y no tener que preocuparse por los repuestos y arreglos técnicos. Hoy DME no solo abastece a sus locales de Warriors, sino que también se comercializa en otros espacios de la ciudad a través de canales de venta particulares.
Pero eso no es todo. Además de los dos gimnasios, Reinhardt también tiene un bar llamado Warriors, en diagonal a su primer local, en Pasco esquina Sarmiento: “El local abastece la demanda de la plaza Libertad, pero también sirve como un espacio social para los pacientes de Warriors. Ahí hacemos grupos terapéuticos y de contención para el proceso que atraviesan”. Este emprendedor también supo administrar varios minimarkets en la ciudad bajo el mismo nombre, pero dice que hoy en día prefiere enfocarse en los gimnasios y el bar que tiene su propia clientela y actividades como algunas bandas en vivo los días de semana.
Haciendo un balance de estos años liderando los proyectos, Reinhardt rememora sus inicios: “Cuando compré el primer gimnasio estaba sentado en el cordón de la vereda con mi amigo Pablo Chacón, que es un médico que hoy trabaja en un hospital de Valencia. Miraba el local, pensaba el nombre y a él se le ocurrió Warriors. Ese fue el comienzo de todo”, rememora nostálgico.