Los espacios de coworking experimentaron un crecimiento significativo en Argentina en los últimos años y continúan expandiendo su modelo de negocio. Hablamos de lugares donde, en general, profesionales independientes, emprendedores y pequeñas empresas (muchas filiales del extranjero) provenientes de distintos sectores, comparten un espacio de trabajo común, lo que les permite aunar recursos, reducir costos y fomentar la comunidad entre sus miembros.
En Rosario su auge comenzó a partir del 2016 de la mano de inversores que habían tenido la oportunidad de conocer esta novedosa experiencia de trabajo en el exterior, pero también de empresas con trayectoria en la ciudad, incluso de organizaciones y entidades que abrieron sus propios espacios colaborativos. Este último es el caso del Colegio de Abogados que viene de inaugurar un coworking en Tribunales provinciales. Otros son la Bolsa de Comercio y el Polo Tecnológico, que ofrecen instalaciones pensadas para emprendedores y startups que articulan con ellos.
Sin embargo, no todo es color de rosa para quienes invirtieron en este modelo ya que, como la gran mayoría, debió atravesar los duros momentos de pandemia y una reducción drástica en sus niveles de actividad. Si bien lograron recomponerse, muchas marcas aseguran que no retomaron los niveles previos a la cuarentena, aunque van por buen camino. A su vez, llevaron adelante algunos cambios con el objetivo de aggiornarse a nuevas tendencias laborales y sumar comodidades en pos de agrandar su staff de miembros.
Porqué están en alza
“La ventaja principal de los coworkings es que operan con una modalidad donde no hay un contrato fijo con los inquilinos, vos entrás y salís cuando querés y se paga un pase mínimo por uno o varios meses. Tenemos trabajadores que vienen por su cuenta al lugar y empresas que nos acompañan desde el inicio”, señaló a Negocios Pablo Viso al frente de La Brújula, que abrió sus puertas en el año 2019 en calle Santa Fe 1357.
El emprendedor contó que prepandemia tenían siete oficinas y que hace poco las dividieron en once, ya que los usuarios se inclinan por instalarse en lugares reducidos y las empresas buscan salas privadas para brindar un mismo entorno a sus empleados. Esto les genera múltiples ventajas con respecto a un alquiler convencional al ahorrarse los costos de ingreso a un local, el pago de servicios y otros gastos asociados a inmobiliarias, por eso es ideal para firmas chicas y medianas.
El otro perfil de clientes se divide en freelancers y profesionales independientes, algunos de los cuales pagan por un puesto fijo, lo que les permite dejar sus pertenencias dentro, y otros por un lugar flexible, rotando de asiento cada vez que asisten. Los precios varían en función de las opciones, por ejemplo pagar por turnos de media jornada de lunes a viernes sale $11 mil por mes más IVA y jornada completa $12700 más IVA. Mientras que una sala de reunión para cuatro personas se alquila por $1.500 más IVA por hora.
Otro punto a destacar es que están adoptando cada vez más tecnologías para mejorar la experiencia de sus clientes. Esto incluye desde sistemas de reserva de espacios y control de acceso hasta servicios de internet de alta velocidad, salas de reuniones equipadas con dispositivos audiovisuales y aplicaciones móviles para facilitar la interacción. “Nuestro 'cowo' se especializó en desarrolladores IT, el 80% de nuestra plaza están ocupadas por empresas extranjeras o con subsidiarias en Argentina”, indicó Viso.
En el caso de La Maquinita and CO, que abrió sus puertas en Rosario en calle Rodríguez 121 en el 2017, la apuesta fue la de incorporar constantemente nuevos servicios y confort para los miembros. Se trata de una franquicia que concentra varios locales en la provincia de Buenos Aires y que en Rosario abrió sus puertas bajo la gestión de una empresa privada. Hoy en día, el local de 800 m2 cuenta con doce salas privadas y más de 100 cupos para salas compartidas, más cuartos para reuniones privadas.
"Estamos equipados con DVD Chrome Cast, pizarras móviles, pantallas led, proyectores, tenemos el ‘chill room’ que funciona como habitación de descanso y eventos con lugar para 35 personas, una cocina de 300 m2 con todas las infusiones sin cargo, mate, te, café para que se sirvan las veces que quieran y tienen la opción de ir a una cafetería de especialidad que está en la esquina y que también es propiedad del grupo administrador de La Maquinita”, detalló Ariel Fiori Milanese, gerente general de la marca.
En cuanto al perfil de cliente, destacó que no está centrado en un sector exclusivo, aunque reciben a muchos profesionales que se desempeñan para el exterior y cuentan con siete empresas que pagan un canon mensual para sus empleados. El modelo está pensado a base de packs de créditos con los que se pueden reservar puestos de trabajo, salas de reuniones y salones exclusivo para eventos presenciales. Por ejemplo, un espacio fijo cuesta $46 mil por mes y entre los beneficios, el usuario puede ir durante todo el día, de 8 a 20 hs y se le incluyen hasta 50 impresiones por mes y créditos extra para reservar salas privadas. El puesto flexible tiene un costo que arranca en los $1700 por turno, de 8 a 14 hs o de 14 a 20 hs.
Crear comunidad y aprovechar la sinergia
Los coworking apuestan a ser lugares donde se creen lazos por la gran cantidad de horas que pasan juntos sus miembros de rubros variados. Esto permite una sinergia particular que no solo se traduce en amistad por fuera de las horas laborales, sino en la posibilidad de avanzar en contactos estratégicos en el ámbito profesional. Así lo analizó Matías Alvarez Capitaine, uno de los cuatro socios que fundaron REQ coworking en el 2017, ubicado en calle Balcarce Bis 43 y con otra sede en Puerto Norte.
"Podés formar una comunidad con otras personas que no son las propias del rubro de uno. Mucha gente que se encuentra en estos ámbitos consigue más trabajo porque se combinan expertos de distintas áreas y nosotros mismos como grupo invertimos en startups que se instalan acá, así podemos evaluar su rendimiento”, explicó Álvarez, quien está al frente de una startup de viajes junto a otro de los socios. Los dos restantes operan en el desarrollo de propiedades y, de hecho, la sociedad desarrolló untercer coworking personalizado para otro cliente y está en vías de concretarse un cuarto proyecto.
En cuanto a su local de calle Balcarce, el emprendedor precisó que hoy son cerca de sesenta miembros que pagan su cuota mensual, entre las que destacan emprendedores tecnológicos y vinculados al marketing digital. En este sentido, sostuvo que lo que más se vende es el abono full time flexible. “Las membresías comienzan desde los $7 mil pesos mensuales y que abarca ocho horas por semanas hasta la más cara que cuesta $13 mil e incluye 30 horas semanales y si excedes esta cantidad pagás por hora extra y con un 40% de descuento por ser cliente”, explicó Álvarez y agregó que el abono se puede cancelar con quince días de anticipación como mínimo.
El espacio tiene mesas de hasta cuatro personas, más salas de reunión grupales y otras que se rentan para uso individual. También cuenta con cocina full equipada y salones donde realizan actividades para reforzar vínculos entre los usuarios como "after offices" o catas de vino. Este es un punto central al momento de analizar por qué muchos individuos se sienten tentados a compartir su cotidianeidad laboral junto a otros y las marcas aprovechan este aspecto y lo potencian.
“Desde el punto de vista del usuario, les acercamos un hermoso clima para trabajar y un lugar donde pueden encontrar sus necesidades resueltas, preparado para recibirlos, con habitaciones comunes donde los miembros se conocen, charlan y se propician lazos humanos. En La Maquinita tenemos lunes de medialunas para todos los usuarios o viernes donde hacemos un after office con botellas de cerveza, etc”, señaló Milanese.