Otra particularidad de su historia deportiva es que decidió correr envuelto con los colores de su amado club: Central. No duda en hacer flamear una bandera y mostrar el escudo pintado en su quad. Demostró su lealtad y orgullo canalla en cada competencia en la que participó.
—¿Siempre fuiste tuerca y futbolero?
—Sí, desde chico tengo estas dos pasiones. La realidad es que desde que tengo uso de razón ando con una pelota o con los fierros, sea viendo carreras, teniendo autitos para jugar o bien corriendo en alguna de las diversas especialidades.
—¿Te considerás jugador o piloto?
—Siempre digo que soy un futbolista frustrado, porque me hubiese encantado jugar de manera profesional, pero no se dio. Hice inferiores en Central, aunque no llegué. Desde hace un tiempo soy piloto (risas).
—¿Con qué jugador que llegó a primera compartiste vestuario en inferiores?
—Con varios como el Chelito Delgado, Lucho Figueroa y Mauro Poy, entre otros.
—Ahí competías por el puesto de delantero también con un gran goleador que no llegó, como Alexis Celebroni.
—Claro, que lindo personaje el Loco.
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Fantoni y una postal del piloto regional en el Desafío Ruta 40.
—¿Hasta qué división estuviste en Central?
—Llegué hasta la 6ª de AFA, y ahí me fui. Bueno, el Flaco Galloni me dejó afuera porque tenía sus jugadores, ja.
—¿De qué jugabas?
—De delantero, de 9. De hecho, hoy en día sigo jugando de centrodelantero en los torneos de San Lorenzo o en alguna otra liga interna amateur.
—¿Y cómo se fue dando lo de subirte a correr de lleno?
—Porque en mi ciudad, San Lorenzo, se corría habitualmente el TC en el circuito semipermanente y siempre iba. Este es un lindo ambiente. Incluso era hincha del Chueco Romero, con quien comíamos pescado en el taller de un amigo de mi papá cuando venía a correr a San Lorenzo. Lo lindo es que hoy en día mantengo contacto con él, y recordamos aquella linda época. Siempre me encantaron los autos. Más los de carreras. Arranqué a seguir las diferentes especialidades como hincha junto a un grupo de amigos, hasta que llegó ese hermoso momento en que me tocó estar adentro de una pista.
— ¿Te inclinaste también porque no se te dio en el fútbol?
—En parte, sí. También porque arranqué la facultad y a la laburar en General Motors, entonces era como que canalizaba la parte del automovilismo un poco por ahí. En realidad, me subí a los 27 años a correr en el zonal santafesino. En 2009 competí en el TC 4000, en 2011 y 2012 regresé al santafesino pero ya con mi auto preparado.
—¿De ahí das el salto a nivel nacional?
—Así es. Corrí en el Turismo Nacional Clase 2 durante dos temporadas (2013-2014). En 2015 dejé porque estaba con mucho laburo en mi empresa y decidí hacer una pausa para organizar la parte operativa en pos de volver en algún momento. Y así fue nomás, porque al año siguiente me subí a un cuatriciclo alquilado para el Desafío Ruta 40. Me fascinó ese mundo y decidí empezar a prepararme para lo que para mí era un sueño, el Dakar. Pude estar en Marruecos, y en enero de 2018 se dio la Odisea que se organizó entre Argentina, Perú y Bolivia. Tuve la felicidad de que pude terminar, por lo que fue algo emocionante también.
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Central y su ciudad, San Lorenzo, siempre están presente en Fantoni.
—¿Después llegó el parate?
—Se puede decir que sí a gran escala. Porque en 2019 hice un par de carreras del campeonato argentino. Luego se paró todo durante dos años por la pandemia, hasta que en 2022 me picó el bichito de nuevo y estuve en el South American Rally Race, que es muy linda porque dura 12 días. Eso, sumado a otra competencia nacional, me sirvió para preparar e ir al Dakar 2023 en Arabia.
—¿Cómo surgió la idea de correr el Dakar sabiendo que es la prueba más exigente del mundo y tenías poca experiencia en este tipo de competencia?
—Es durísimo. Incluso pude correr dos en diferentes continentes. Sinceramente, el que se hizo en nuestro país, Bolivia y Perú es mucho más difícil que el de Arabia Saudita.
—¿Por qué en nuestro continente es más complejo?
—Porque la carrera es mucho más exigente y más compleja que allá, sea por la diversidad de terreno como por otros motivos. Por ejemplo, en nuestro continente te encontrás de todo cuando competís como piedras, asfalto, tierra, agua, pozos, etc. En cambio, en Arabia predominan las dunas. Acá hay de todo de verdad.
—Y siempre en quad corriste.
—Así es. El primer Dakar (2018) lo hice en un 4x4 y el año pasado lo hice en un Raptor 700, que es 4x2 de tracción trasera.
—¿Te gusta más que el auto o las motos?
—No, simplemente se me ocurrió ir con quad de entrada. Luego pasó que Can-Am, a nivel mundial no fabricó más cuatriciclos y se hizo complejo conseguir repuestos. Fue entonces que decidí subirme a un Raptor que ya tenía de entrenamiento y me mandé con ese. Logramos terminar el Dakar. Incluso con Marcos Patronelli somos los únicos pilotos que a nivel mundial corrimos y terminamos la Odisea en categorías 4x4 y 4x2.
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Fantoni junto al príncipe qatarí Nasser Al Attiyah, en el Dakar.
—¿Soñabas con ser piloto?, ya que siempre decís que sos un jugador frustrado, que lo tuyo era el fútbol.
—No, lo mío era el fútbol ante todo. Lo de ser piloto se fue dando con el transcurso de la vida, pese a que de chico me gustan las carreras y miré con admiración a los pilotos.
—¿Es más fácil ser jugador de fútbol o piloto?
—Para jugar al fútbol es fácil porque te ponés un par de botines y corrés detrás de una pelota. Para ser piloto necesitás presupuesto, sponsor... no es fácil. Por suerte, tengo buenos amigos y una gran familia como algunas empresas que me ayudan en esta carrera deportiva.
—¿Y por qué competís con los colores de Central?
—Porque soy un enfermo de Central y del fútbol. Es más, todos los autos que tuve desde el momento en que arranqué a correr, siempre lucieron algo del canalla, sea auto o cuatriciclo. Pero hay un dato que sobresale, y es que en 2018 prometí que iba a arrancar y terminar el Dakar con la bandera de Central colgada en la espalda. Y así fue, por lo cual en 2023 repliqué la apuesta y directamente ya me vestí todo de Central. Me hice todo con los colores de Argentina y del canalla. Hasta el quad estaba ploteado de azul y amarillo.
—¿Sos socio del club?
—Sí, soy un fanático de Central. Incluso tengo palco en el Gigante. Voy siempre a la cancha.
—¿Tuviste la oportunidad de hablar o ser recibido por los dirigentes tras las carreras, sea del Desafío Ruta 40 o Dakar?
—Sí. La comisión anterior, cuando terminé el Dakar 2018 me invitó al Gigante y me hizo un regalo fantástico, que fue una camiseta con el número que corría. Y el año pasado, la actual gestión me recibió con Ramiro Colabianchi a la cabeza después de la carrera en Arabia y me ofrendó una casaca firmada por todo el plantel. Fueron dos momentos muy emotivos desde lo personal, porque las dos conducciones me agradecieron haber llevado los colores como bandera.
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Un grupo de hinchas de Central le hicieron el aguante a Fantoni en el último Desafío Ruta 40.
—¿Cómo viviste cuando en el reciente Desafío Ruta 40 viste que unos canallas te estuvieron alentando en toda la carrera?
—Fue una alegría y sorpresa inmensa porque no lo esperaba, es así. No pensaba que unos hinchas me iban a estar esperando al costado de la ruta para saludar.
—¿Ya tenés en claro cuál será el próximo objetivo a cumplir?
—Lo primero será correr las carreras del Campeonato Argentino de Cross Crountry, pero en motos. Voy a cambiar de disciplina. Será una tarea compleja porque subirse a una dos ruedas lleva tiempo y mucha paciencia. Por eso empezaré a entrenar de manera progresiva, porque voy a ver si puedo competir el Dakar con una moto.
—¿En 2025?
—No, no llego ni a palos. Por ahí en 2026 o 2027. No es fácil cambiar y saltar a una moto, que es mucho más compleja y requiere de otros factores. Debo empezar de cero en esto, es así. Será uno de los desafíos más importantes en mi vida en este sentido porque la preparación física y deportiva es mucho más exigente que la de un cuatriciclo. Con 42 años tengo que aprender a manejar de nuevo, porque la moto nada que ver con una dos ruedas. A eso le sumo que debo ver si la organización me lo permite y habilita.
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Haber logrado una medalla en el Dakar es como un sueño cumplido.
—¿Ya tenés la moto?
—Así es. Está lista, de hecho es la que vengo entrenando.
—Entonces en la próxima carrera de Cross Crountry vas a correrla en una moto.
—Sí, así será. Será en septiembre, pero si no llego bien voy derecho a la cita de noviembre. Debo prepararme muy bien.
—¿Cómo te definirías?
—Como un soñador que se va dando los gustos a medida que va pasando la vida. Como un jugador frustrado que se convirtió en un piloto (risas).