Se gestó como "una gran familia". Con la prioridad en los vínculos, se potenció, mutó y creció a la par de su gente. Esa fue la premisa que con el correr de los años se convirtió en bandera. "Uno se sentía parte de la empresa. Uno amaba la camiseta, peleaba con la empresa en todo sentido, en buscar el pasajero, en cuidarlo, en arreglar las unidades", rememora Guillermo Ariela, quien se desempeñó como chofer durante 32 años. En su caso trabajó con Don Francisco Stumpo, el hijo de Natalio, e ingresó cuando la firma tenía cinco décadas. "Entré en el 88 y quedé efectivo en el 89, fui parte 32 años, hasta marzo del 2020", describe el conductor que entendía como nadie lo que significaba llevar el logo en el pecho, ya que parte de su tiempo oficio de instructor para los nuevos choferes.
"La empresa era nuestra, nos sentíamos parte, era algo muy loco y muy lindo. Más los que manejábamos por vocación", cuenta con sinceridad Guillermo. Recuerda también el tiempo compartido de niño con su mamá mirando las unidades pasar disfrutando de los viajes al Parque Independencia de Rosario, la crianza de sus hijos arriba de los coches, las amistades de los viajes frecuentes, la solidaridad y empatía con los vecinos. Y no dudó: "La familia Stumpo me dio todo”, confiesa.
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Francisco Stumpo, en 1938, junto al chofer Palena, en Corrientes y San Luis. (Colección Pablo Esteve)
Hoy dos de sus hijos continuaron con su profesión, uno de ellos ingresó en una nueva empresa tras el cambio. Con el recuerdo vivo de los momentos felices e invadido por la desazón, enfatiza: "Estamos muy tristes, el pueblo está triste porque ya no tenemos el orgullo de decir «Ese coche es de mi pueblo». Cuando entré había cuatro coches y tres servicios. Y ayudamos a que creciera, que se levantara. Ese es el dolor que tenemos".
Una salida anunciada
Al principio del 2022 el malestar comenzó a tomar protagonismo. La ecuación económica no era la esperada y el servicio comenzó a replantearse en la sala de juntas. Fue así que luego de negociaciones, idas y vueltas, finalmente Serodino SRL dejó la licencia del consorcio entre las municipalidades de San Lorenzo, Puerto General San Martín, y las comunas de Aldao y Ricardone.
Ya cerrando el año la incertidumbre volvió y copó todos los rincones. Un secreto a voces afirmaba que la compañía no era rentable y que dejaría de prestar el servicio público de pasajeros. El contexto alertó a los empleados. Hubo un cese de actividad, una medida de fuerza y empezaron a llegar los telegramas de despido. Primero seis, luego otros más, hasta alcanzar la veintena.
La crisis y la incertidumbre entre miradas perdidas se agolpaban en la puerta del galpón de ruta 91, en la sede central. Hasta la comunidad se manifestó pidiendo respuestas. Intervino el ministerio de Trabajo junto a la secretaría de Transporte y a través de distintas negociaciones primero se retrotrajo el conflicto, y ya sin avances se resolvió entregar una licencia provisoria hasta el 31 de enero de 2023 a Tata Rápido y Rosario Bus, quienes se dividieron las frecuencias y a mediados de mes comenzaron a prestar los servicios.
Para los usuarios tampoco fue sencillo. El transporte público se redujo notablemente en diciembre con el pretexto del "horario de verano" que coincidió con los despidos, y sirvió de transición.
Permiso precario
Desde la secretaría de Transporte provincial confiaron que las líneas funcionan con un "permiso precario" hasta el 31 de enero, ya que aún restan definir detalles del servicio. Asimismo, manifestaron la voluntad de que haya "una prestación definitiva a partir del 1º de febrero".
Significa entonces que Tata Rápido cubrirá la conexión entre Totoras-Serodino-Rosario y San Genaro-Rosario, con sus intermedias. Mientras que la empresa Continental (Rosario Bus) tomará el recorrido que unirá con sus colectivos amarrillos a Carrizales y Rosario, pasando por Serodino, Andino, Timbúes y el Cordón Industrial.
Ante los cambios, la gerente de la empresa Tata Rápido, Lilian Garnicas reconoció que lo que buscaron desde el principio fue "hacerle frente a una situación actual en corredores donde ya somos prestatarios. Afianzamos un servicio que será reestructurado para ser más eficiente cuando deje de ser provisoria, con el escenario limitante que tenemos".
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Se esforzó por visibilizar que la firma "no tiene una intención expansiva" sino que apuestan a brindar el mejor servicio posible en el contexto complejo y que en paralelo: "La empresa Serodino va a reestructurar su negocio, no desaparece. Nosotros también reestructuramos nuestro negocio de línea regular".
Puestos laborales
La situación laboral de los 20 empleados acongojó a la región. Luego de negociaciones, enojos y momentos de mucha tensión lograron que todos los trabajadores sostengan su puesto. Y así, una veintena de vecinos de la región, con sus familias, volvieron a respirar tranquilidad.
El rol de la Unión de Tranviarios Argentina (UTA) con su seccional en Rosario fue clave en la transición. "La UTA se portó muy bien con nosotros. Si no hubiera sido por ellos, estaríamos todos en la calle", reconoció Gustavo Rozero. Un relato que se repitió con sincera gratitud entre los choferes.
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Los últimos coches de la Serodino, que venían recorriendo la región.
Gustavo llevaba una década en Serodino y con 55 años vivió momentos difíciles: "Fue realmente duro lo que pasamos, lamentablemente tuvimos que llegar a esa situación. Pero gracias a Dios se resolvió, a mi me tocó pasar al Tata Rapido. Una empresa que nos recibió muy bien, con mucho respeto. Desde el miércoles comencé con el servicio de Totoras a Rosario, estoy feliz. La gente está muy contenta", dice.
Por su parte, Leonardo Fernandez, se sumará a la labor en Rosario Bus: "El miércoles firmamos el alta y nos dieron cinco días para hacer el reconocimiento del recorrido. Sobre todo el área sur, porque la zona norte la conocemos”. Y siguiò: “Estamos contentos, pero es todo nuevo para nosotros. Estamos acostumbrados a manejar en la misma zona tantos años. Hay que aprender y darle para adelante. Va todo viento en popa", afirma.
"Era mi sueño"
Quien vivió una conmovedora historia fue Fabán Chillis, quien hacía 16 años que trabajaba en las filas de Serodino pero siempre deseó conducir un imponente Tata Rápido. Al momento de la reunión donde asignaron las líneas narró: "Cuando llegó mi apellido y dijo -pasa a la Tata Rápido- me quebré como un chico. Un compañero me abrazó y empezamos a llorar. Otros nos palmearon y aplaudieron porque sabían que era mi sueño y el de mi mamá antes de que dejara este mundo".
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Con mucha emoción, cerró: "Tengo la oportunidad de demostrar la clase de chofer que soy, con un gran agradecimiento a todos: La UTA, a Tata Rápido, a mis compañeros que nos acompañaron haciendo fuerza en el conflicto compartiendo las angustias. Hoy surgieron las alegrías de todos, porque al final todos tenemos trabajo".
El colectivo blanco de letras rojas ya no circula en la región. La postal de los pueblos cambió y dejó recuerdos hilvanados con nostalgia. "Los tiempos cambian", dijo con un sesgo de indignación Guillermo. Las lágrimas en los ojos de muchos, no se dieron por un cambio de estrategia empresarial. Sino que, lo que realmente sucedió fue un golpe directo al corazón popular.
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Tata Rápido, una de las empresas que absorbió las frecuencias de la Serodino.
El servicio público es mucho más que un colectivo que pasa cada día. Era la compañía de generaciones a trabajar, a estudiar, a hacer trámites, a salir de paseo. Era el cálido vínculo entre las personas que se conocían al mirarse, que se esperaban los mismos días y horarios de la semana. Fueron las historias que se enlazaron. Fue la camiseta, el nombre, el pueblo. Fue la familia.
El cierre de las frecuencias interurbanas de Serodino SRL fue en definitiva un golpe a la historia compartida, a la pertenencia y al orgullo que forjaron aquellos históricos vecinos que soñaron, pelearon y apostaron a forjar una región mejor: Más empática, con servicios de calidad y sobre todo con perspectiva de futuro.