La comunidad educativa de Escuela Especial 2.059 de Capitán Bermúdez renovó su reclamo por un edificio propio. A pesar de tener asignado un terreno, el establecimiento funciona en dos casas alquiladas, que apenas si pueden contener la matrícula de 80 alumnos provenientes de la misma Bermúdez y de Granadero Baigorria. Es la única institución pública en la ciudad con esa modalidad.
La escuela Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa fue fundada el 30 de junio de 1980. Funcionó primero en el Club de Leones, y desde 2008 lo hace en una casa ubicada en Presidente Perón 253, alquilada por la provincia, y en un anexo de Las Heras 315, dentro de otro establecimiento público. Al primero van los chicos de siete a 14 años; al segundo, los de 14 a 21, que reciben formación integral.
En total, concurren 80 alumnos, aunque hay unos 200 que están integrados al sistema educativo común en los niveles inicial, primario y secundario. El plantel de 40 profesionales, entre docentes, asistentes escolares y equipo psicopedagógico, se reparte entre esos espacios y los establecimientos educativos a los que concurren los otros chicos. Su directora es Silvina Moriconi, que ejerce el cargo desde 2008 y es la responsable de toda esta estructura.
El lugar
La Capital estuvo en el lugar. El edificio principal funciona en una casa con un patio grande en el ingreso, y dos entradas para vehículos que desembocan en lo que fueron sendos garajes. En uno, la cooperadora puso tabiques para generar tres aulas pequeñas, en el otro están la dirección y el gabinete psicopedagógico.
El interior del inmueble costa de un salón de usos múltiples que hace también las veces de comedor, una cocina, dos habitaciones más y un baño compartido (no hay uno para cada sexo) que no está adaptado para personas con discapacidades motrices. Los desniveles del suelo tampoco están unidos con rampas. A todas luces se ve que es una casa de familia adaptada como se pudo para funcionar como escuela especial, y no un inmueble construido para ese fin.
La escuela tiene asignado un terreno con salida por Entre Ríos y por Hipólito Yrigoyen, entre el Club Defensores Santa Catalina y la Escuela de Educación Técnica N° 293: una lonja de tierra de 33 metros de frente por 120 de fondo, suficiente para construir no solo un edificio acorde a sus requerimientos, sino con lugar de sobra para esparcimiento, y hasta para emprendimientos productivos vinculados a la horticultura y el trabajo de granja. Pero ese lugar está ahí esperando.
Viejo reclamo
El reclamo no es nuevo, sino que tiene más de una década. En 2011 parecía que el proyecto se movía, pero después quedó en la nada. Siguieron los trámites administrativos y las reuniones con las autoridades. En 2019 todo hacía pensar que la iniciativa volvía a moverse, pero luego vino la pandemia y nuevamente se paró.
En agosto del año pasado, la Cámara de Diputados de la provincia aprobó un pedido para que las autoridades informara sobre la construcción de la escuela. Silvana Di Stefano, su autora, se preguntaba entonces si estaba terminado el proyecto y definida la fecha estimativa de comienzo y finalización de las obras.
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"Actualmente, la escuela cuenta con 80 alumnos y alumnas y utiliza una casa alquilada que no está preparada ese fin. Es la única institución pública de la zona y educa a alumnos de nivel inicial y primario con discapacidades o trastornos de conducta", dijo entonces la legisladora. Y abundó: “Este establecimiento tiene asignada una parcela para la construcción de su edificio, en el año 2021 se anunció el inicio de tan esperada obra, y en el presupuesto del año 2022 figura asignada para tal fin la suma de 200 millones de pesos. Hasta la fecha no se dieron a conocer noticias ni novedades acerca del inicio de los trabajos”. Esto fue hace más de un año. Y de esos fondos la comunidad educativa de la 2.059 nunca supo nada, aseguran.
Hoy, padres, madres, docentes y cooperadoras insisten en la necesidad de que las obras comiencen, y recuerdan que desde hace tiempo vienen escuchado promesas.