Las imágenes de la desembocadura del arroyo Ludueña saturada de botellas plásticas y otros tipos de residuos vuelven a repetirse, ya que ese brazo del curso de agua volvió a amanecer este viernes de esa manera, por lo que vecinos de la zona denunciaron la situación. Aseguran que el hecho pasa cada dos o tres meses y precisaron que si bien “ahora es más visible", en realidad "la contaminación no se termina nunca”.
El arroyo Ludueña mostró una postal lamentablemente habitual: un río de botellas, animales muertos y materia fecal. Estos residuos quedaron estancados y motivaron a que personal municipal tuviera que destinar una cuadrilla específica para hacer una limpieza en la zona. Sin embargo, el problema persiste.
El tesorero del club náutico Malvinas Argentinas, Luis Ghiselli, indicó en diálogo con LT8 que este viernes era “imposible navegar por este brazo del arroyo”, en referencia a la desembocadura del Ludueña, donde se encuentra la institución, a metros del hospital de niños Zona Norte.
“Toda la suciedad viene del entubamiento de calle Chaco hasta aquí. Esto pasa cada dos o tres meses, periódicamente, dependiendo de la corriente del arroyo”, explicó Ghiselli. Las plantas acuáticas, en ese sector, conforman una suerte de contenedor de la basura y la dejan expuesta. Y agregó: “Si el arroyo corre, la basura, en vez de acumularse, va directamente al río Paraná”.
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“La contaminación no termina nunca. A veces, como ahora, se hace más visible. Pero esto no termina nunca por no hay control aguas arriba del arroyo. Es toda materia fecal y botellas de plástico flotando en un cuarto de manzana”, aseguró Ghiselli.
El arroyo Ludueña, en su historial reciente, acumula residuos, desechos y debates sobre cómo puede solucionarse la contaminación que lo afecta. La semana pasada, La Capital dio cuenta de que equipos técnicos del Ministerio de Ambiente de la provincia están confeccionando un mapa que incluya puntos relevantes para que las evaluaciones ambientales, de ahora en más, sean integrales y puedan determinarse concretamente los orígenes de la contaminación y cómo abordar los problemas de fondo.
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El recurso lo empezaron desde cero para conocer la historia de la cuenca y de las empresas que se fueron ubicando en la zona, e incluyeron loteos, fábricas, rellenos sanitarios, basurales y microbasurales, además de puntos específicos donde se tomaron muestras del agua.
Para construir este recurso, se graficaron todos los canales aportantes a la cuenca del Ludueña y se va a sumar el mapeo de la red pluvial de Rosario, que tiene desembocaduras en el mismo curso de agua. El plan es elaborar una bitácora visual y dinámica que pueda ir construyéndose en el tiempo y que trascienda las gestiones para tomar acciones. La meta: saber dónde se origina viene la contaminación.
Los especialistas encargados de desarrollar esta herramienta indicaron que para conocer la evolución de un curso de agua se necesitan entre 20 y 30 años.