El de las picadas en la zona norte es un problema persistente, y ahora se agravó porque entre los jóvenes que corren en grupo algunos aprovechan para cometer robos. Para quienes viven en La Florida, cerca de la zona del río, es habitual escuchar los bramidos de las motos desde miércoles a sábado. Los vecinos denuncian que no es común ver operativos de control en esta época del año y se sienten desamparados ante los malones que asolan la zona a bordo de ciclomotores.
Este miércoles a la madrugada una chica sufrió el robo en manada de su Honda Wave en la bajada de Gallo y Costanera. Una amiga que la acompañaba sufrió una fractura al caer al piso, luego de ser asaltadas por un grupo de siete individuos que iban a bordo de cuatro motos y huyeron a toda velocidad.
Los habitantes de la zona afirman que los días de semana a la noche no hay nadie en La Florida, ni siquiera policía, así que las motos “andan como quieren”, sin patente ni luces, y los fines de semana aparecen los grupos que pasan masivamente desde el parque de la Cabecera en sentido sur por la Costanera.
“Normalmente empiezan a correr picadas los miércoles, siguen los jueves, y algunos días los viernes, desde las 0 a las 3 más o menos, según en dónde esté el control de Tránsito. Casi siempre una vez por semana, nunca dejaron de hacerlo. Solo paran cuando en verano hay operativo o pasa algo. Pero la Municipalidad nos abandona en épocas invernales”, denunció Marcelo Carrasco, presidente de la vecinal La Florida.
El vecinalista dijo que le llama la atención “porque en Eudoro Carrasco está lleno de cámaras de seguridad que pusieron desde Colombres hasta el ingreso al puente. No deben estar funcionando, por eso lo hacen. Ellos saben bien, es para enardecer y hacer enojar al barrio”, apuntó.
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Pero también hay una nueva modalidad, que es el recorrer la zona en grupos masivos de motos haciendo sonar los motores. “Se escucha que pasan las motos en malón. Arrancan desde el control de Gendarmería, entran por el parque de la Cabecera, pasan por debajo del puente y se van por Costanera. Ahora, es una novedad el hecho de que además estén robando”, explicó Silvia Giacobbe, secretaria de la vecinal Florida Norte.
Los días de esta nueva práctica es generalmente los viernes y sábados, y no tan a la madrugada, sino que comienzan a partir de las 22. “No es que corren picadas, recorren la costanera de punta a punta en grupo como los motoqueros, a todo lo que da y con un estruendo tremendo. No es solamente una cuestión de seguridad, sino también de ruidos molestos”, agregó.
Comerciantes asustados
Recientemente, el último 25 de julio, hubo una reunión de seguridad en la zona de Costa Alta con autoridades policiales en la que se habló el problema de las picadas, de la que también participaron comerciantes de la costanera norte, que temen por el estado de soledad en el que se encuentran por la noche. Allí también se hizo referencia a que más allá de la cuestión de la seguridad general, es una responsabilidad del municipio.
“Control Urbano no llega hasta la zona. Los controles se hacen generalmente a la altura de donde está el destacamento de costanera. Por eso estamos constantemente haciendo las denuncias, porque apenas aflojan los operativos, vuelven a pasar las motos. Hay una realidad, ellos se comunican por WhatsApp y saben cuándo se van los agentes, y ahí vuelven las picadas. Para que no haya, tendría que haber un control permanentee toda la madrugada”, lanzó Giacobbe.
De hecho, los negocios en Costa Alta tratan de cerrar todos juntos para evitar encontrarse con estos grupos que van y vienen en las motos. En invierno, los comercios más chicos cierran entre las 20 y 21, y quedan abiertos solo tres gastronómicos: Casa Blanca, Nenina y bar M (ex Mendieta). Los tres restaurantes y bares quedan solos y se cuidan entre ellos, ya que sufrieron un par de robos.
Con respecto a los hechos de inseguridad en general, la secretaria de la vecinal dijo que los hechos que más se están dando son el robo de cables en toda la zona del parque de la Cabecera, donde nadie vigila; y la sustracción de baterías y ruedas de autos. “Son los que más han aumentado en estos últimos tiempos. Estamos a un promedio de cinco baterías que se llevan por semana. Se las sacan a los coches que a la noche duermen afuera, porque no todos tienen garage”, concluyó.