El rugby de Rosario exhibió ayer un conmovedor gesto de apoyo. Entrenadores, jugadores, familiares y amigos de este deporte efectuaron una emotiva manifestación con velas frente a la sede de la Unión de Rugby de Rosario como férrea expresión de inclaudicable acompañamiento para tres jugadores que están atravesando momentos difíciles. Así, cada luz, cada oración, cada pedido, fueron rezos elevados al cielo por Ignacio Maeder (de Duendes), Lisandro Zeno (de Jockey Club) y Maximiliano Delfino (de Los Caranchos).
El rugby, un deporte solidario por definición, por respeto a su esencia formativa, desplegó una de sus aristas más nobles frente a un edificio emblemático para los que lo practican. Y como también este deporte, por naturaleza, representa la acción de ir para adelante, el mensaje de los asistentes fue de una fe innegociable, de esperanza, de absoluta convicción para seguir esquivando obstáculos y afrontar los trances más complicados.
La agrupación Rosario Solidaria impulsó esta iniciativa por las redes sociales y rápidamente la comunidad del rugby local y de la región aceptaron. De esa manera, en el cierre de la tarde de ayer, representantes de todos los clubes se acercaron para transmitir guiños de optimismo.
Hubo jugadores de todas las edades. Algunos con buzos de Duendes, otros de Old Resian, Jockey y Gimnasia, lo cierto es que la convocatoria fue amplia y se desarrolló de manera apacible e informal.
Pasadas las 18.20, los primeros manifestantes se animaron a encender velas y las colocaron sobre la vereda, frente al ingreso de la sede de la Unión de Rugby de Rosario. De esa manera, cada uno que llegaba se arrimaba a esa especie de altar improvisado para prender más velas que traían en sus bolsos.
Así, poco a poco, el escenario fue tomando el color de un pedido nacido desde las fibras más internas del corazón, desde la raíz de un deporte que mostró que sabe desplegar mecanismos de apoyo cuando atraviesa pasajes de dificultad.
Sin ningún programa, por propia iniciativa, una mujer comenzó a rezar en voz alta y la gente envolvió esa invocación religiosa con profunda atención, de manera desestructurada, con la única intención de evidenciar el compromiso y los sentimientos por los amigos que supieron cultivar.
Ante ese pedido respetuoso y solidario, más de uno dejó partir lágrimas. Fue el reflejo de un cuadro de tensión por el que se transita, pero a la vez representó una impactante muestra de un afecto que pretende ser sanador. "Esta es la unión del rugby", resumió con extraordinaria capacidad de síntesis Florencia, una de las asistentes.
Entre la concurrencia, estuvo Salvador Damiani, capitán de la primera división del club Crai, de Santa Fe. "Apenas me enteré, no dudé. Vine un día antes a Rosario para poder acercarme y trasladar todo el apoyo de Crai en este difícil momento. Sentía que teníamos que estar cerca, para dar un abrazo y trasladar el mensaje del rugby", destacó el jugador santafesino.
"Siempre cerca". A unos metros, no paraba de recibir saludos Lelio Zeno, el papá de Lichu, jugador de Jockey Club. "Estas son cosas que el rugby sabe regalar, en general. En todo lo que tuvimos que pasar con Lisandro, el rugby, el club, los amigos de este deporte, siempre estuvieron cerca. En este momento, se está recuperando de un nuevo trasplante, tiene dos turnos por día de visitas, y los tiene siempre ocupados por chicos del club", destacó.
"Lisandro sigue en aislamiento y le faltan 15 días en esa situación. Por suerte, con este tipo de expresiones, el rugby siempre dice presente, el rugby siempre está, y nos permite seguir luchando", confió emocionado Zeno.