La Villa del Rosario era una pequeña localidad del litoral argentino ubicada a orillas del Paraná. Cuando fue declarada ciudad el 5 de agosto de 1852, hace 172 años, su territorio era muy pequeño y la cantidad de habitantes, ínfima. No había señal de que avanzaría a pasos agigantados hasta convertirse en una de las ciudades más importantes del país.
Fue el entonces gobernador de Santa Fe, Domingo Crespo, bajo la sugerencia de Justo José de Urquiza, quien promulgó la ley que estableción la declaración de a Rosario como ciudad. Eran los tiempos de la Confederación Argentina y Buenos Aires se había escindido tras quebrar relaciones con el líder entrerriano. La entidad política urquicista necesitaba un puerto y la antigua Villa del Rosario fue la elegida para ser la puerta al exterior.
De la villa a la metrópli
La transformación de aquella pequeña villa en una gran metrópoli resultaba difícil de prever: al momento de erigirse como ciudad y puerto de la Confederación urquicista tenía tan solo 3.000 habitantes y el trazado urbano era increíblemente pequeño. Rosario se había instalado sobre las barrancas a orillas del Paraná y en 1852 la ciudad era una cuadrícula que no excedía las actuales calles Mitre y Mendoza.
Seis años después de ser declarada ciudad, la cantidad de habitantes había trepado a 9.800 personas, de los cuales 7.600 eran argentinos y 2.200 extranjeros. En 1869, bajo la presidencia de Sarmiento, se realizó el primer Censo Nacional que marcó que Rosario ya tenía 23 mil habitantes.
En 1895 la población había aumentado a 91 mil almas. El crecimiento ya resultaba imparable: el ferrocarril, las actividades portuarias, los inmigrantes de ultramar y las migraciones internas hacían de Rosario la ciudad del progreso.
En el censo de 1906 se indicaba que en Rosario había 150 mil personas: 88 mil eran argentinos y 62 mil provenían de otros países. Años más tarde esa brecha se acortaría todavía más, aumentando considerablemente la cantidad de extranjeros.
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Rosario antes de ser ciudad
En 1924 el Concejo de la ciudad estableció que Rosario sí tenía fecha de fundación: había sido el 28 de mayo de 1725. Este mito fundacional establecía que el español Francisco Godoy había trasladado a la actual Rosario a un contingente de indígenas calchaquíes para protegerlos de la tribu de los guaycurúes. Así lo contaba Pedro Tuella a principios del siglo XIX. Sin embargo, su versión fue desestimada.
Lo cierto es que Rosario comenzó como una pequeñísima aldea que a principios del 1800 tenía unos 400 habitantes. Pago de los Arroyos, su primer nombre, se había asentado en las barrancas del río y alrededor de su humilde capilla, ubicada en la actual plaza 25 de Mayo.
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Entre 1815 y 1842 la aldea devino en Villa del Rosario. El término villa lo ganó por su crecimiento demográfico y Rosario por su devoción a la Virgen. En aquel momento se registraban alrededor de 1.500 personas, de las cuales 26 eran españoles, 10 provenían de Italia y además había un francés, un portugués y un inglés.
Rosario debía ser ciudad
Finalmente, tras el ascenso de Urquiza y la creación de la Confederación, el entrerriano le envió al gobernador Crespo una carta determinando que Rosario debía ser ascendida a ciudad. Así, el 5 de agosto de 1852, la antigua villa se convirtió en Ciudad del Rosario de Santa Fe.
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Hubo que esperar hasta julio de 1934, hace 90 años, para que se determinara que el nombre de la ciudad era simplemente Rosario y se sacara de manera definitiva la referencia a Santa Fe.