Una rareza de estos últimos tiempos es pasar sobre el puente que cruza el arroyo Ludueña y ver cómo sobre una cinta colocada en forma transversal al curso de agua, que puede tener entre dos y cinco centímetros de ancho, una persona camina y hace equilibrio a lo largo de 40 metros. Sin embargo, para quienes practican slackline, una disciplina para muchos y un deporte para otros, es el único lugar en la ciudad donde se puede realizar la práctica "en altura". Así lo explicó Florencia Sexer, integrante de la Asociación de Slackline y Equilibrio de Rosario, entidad nacional que en la ciudad agrupa a un centenar de varones y mujeres que llevan casi una década desarrollando la práctica y que ahora buscan una regulación y espacios donde desarrollarla sin que nadie se asuste, ni los eche para jugar al fútbol, ni les mueva las cintas para que se caigan.
Los integrantes de la asociación fueron al Concejo Municipal y más específicamente a la comisión de Deportes y Turismo, donde desembarcaron con los equipos que habitualmente utilizan para realizar las prácticas para demostrar que "se trata de una disciplina segura, ya que tenemos los mismos arneses que utiliza cualquier operario que se cuelga de decenas de metros para realizar un trabajo en altura", explicó Sexer a La Capital para hablar de esta actividad que en español algunos llaman también "cinta tensa" y que consiste nada menos que en hacer equilibrio sobre esa cinta enganchada entre dos puntos de anclaje.
La joven de 29 años, estudiante de abogacía en la Universidad Nacional de Rosario y aficionada al slackline desde 2017, al que llegó "por amigos de amigos", explicó que el deporte o disciplina tiene por lo menos una década en Rosario. La discusión sobre qué es la actividad aún o está zanjada.
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Aunque el equilibrio sobre las cuerdas es milenario, el origen del slackline está vinculado a la escalada y las montañas; de hecho, se atribuyen sus inicios a las montañas del Valle de Yosemite, en California, Estados Unidos, a principios de los años 80 y a la pareja de escaladores Adán Grosowsky y Jeff Ellington.
"Esta es una actividad muy ligada a la escalada", contó Sexer, que también es aficionada a esa práctica y agrega: "Se fueron cruzando porque, por ejemplo, el slackline en altura surge justamente a partir de la necesidad de cruzar de una montaña a otra y así fue surgiendo, aunque con el tiempo fueron cambiando y mejorando los materiales, se fueron haciendo estudios de seguridad y mejoras".
Así, si bien los principiantes se inician a pocos centímetros de piso y con las cintas estándares de cinco centímetros de ancho, hay diferentes variantes: en altura es una de ellas y la más vistosa, señalan, es la trickline, donde se realizan piruetas sobre la cinta.
"Hay quienes hacen yoga e incluso otras variantes", dice la integrante de la asociación, que además comentó que Rosario no deja de ser pionera en la materia, ya que por 2015 se realizó en La Florida justamente el primer campeonato de trickline.
Los espacios de práctica
Los parques, para los que se inician, y el arroyo Ludueña, para quienes necesitan ejercitar la disciplina en altura, son las alternativas que tienen los aficionados en Rosario, sin embargo, encontrar un lugar no es tan fácil.
"Nuestro primer contacto con el Estado no fue muy bueno, comenzaron a denunciarnos en la pandemia, la (ahora desarticulada) Guardia Urbana Municipal nos echaba de los lugares y en los parques más de una vez nos pasa que nos echan quienes van a jugar a la pelota, a veces incluso de forma violenta", cuenta Sexer.
Incluso tras reunirse con la subsecretaria de Deportes municipal, Noelia Martino, lograron que se les permita estar en los parques, con la única excepción de la costa central, desde el parque Sunchales hasta el parque a la Bandera incluido, por la cantidad de personas que circulan en esas áreas.
"Nos parecía bien, sin embargo, pedimos una autorización por escrito que nunca logramos que nos dieran porque justamente lo que terminó pasando era que, aunque de palabra nos habían autorizado, los agentes de control, más de una vez igual nos sacaban del lugar", contaron.
La práctica en altura es otra de las dificultades que tienen. Sexer explicó que el arroyo, junto al puente que está a la altura de Nansen, es el lugar que utilizan, aunque admiten que para quienes hacen "alta competencia" queda corto ya que se trata de apenas 40 metros cuando el récord nacional es de una caminata de un kilómetro.
"Nosotros llevamos al Concejo una serie de propuestas que incluyen el Estadio Municipal y otros espacios donde poder practicar el slackline de forma segura", detalló la joven, que garantizó una y otra vez la seguridad de los equipos que utilizan e incluso destacó la experiencia de la ciudad de Córdoba, donde existe un predio exclusivo para la práctica de este tipo de disciplinas, como slackline, escalada y BMX (bicicletas cross en rampas).
"A ellos les prestan estadios de fútbol para hacer la práctica en altura de una tribuna a otra", contó la estudiante, que admitió que sería un sueño que les permitieran el acceso a cualquiera de los estadios de los clubes rosarinos.
Ordenarlo y visibilizarlo
Que se sepa de qué se trata y ordenar en el espacio público fue el principal objetivo del encuentro que los integrantes de la Asociación mantuvieron con los concejales. Tal es así que quienes integran ese espacio que en Rosario funciona desde 2017 llevan adelante una escuela abierta y gratuita que funciona todos los miércoles, de 15 a 19, en diferentes parques.
La apuesta ahora, a través del Concejo, es regular la actividad en un proyecto de ordenanza en sus tres modalidades: trickline, cinta a baja altura sobre la que se realizan acrobacias aéreas; longline, cinta de 2,5 centímetros de ancho a baja altura del suelo que se usa espacios abiertos que alcanzan los 100 metros de longitud, y highline, cinta de 2,5 centímetros usada en alturas, donde el practicante está manteniendo el equilibrio en el vacío y donde se utilizan métodos y protocolos que brindan una seguridad a los practicantes mayor.
En el proyecto no solo se establecen cuáles son los estándares mínimos de seguridad, sino que además las asociaciones y clubes de slackline deberán contar con un permiso de uso diferencial del espacio público de carácter precario e intransferible, y el sector de entretenimiento deberá ser establecido por el Ejecutivo municipal.