“En el 2000 todas las discotecas serán como Space”, auguraba la publicidad de uno de los boliches más emblemáticos de la historia nocturna de Rosario. Ubicado en el corazón del barrio Echesortu, Space Lab definió el uso urbano del sector cuando miles de jóvenes de la ciudad y sus alrededores se daban cita los fines de semana desde 1984 a 1999 para dar rienda suelta a su ansias de entretenimientos y seducción.
Este sábado la calle Mendoza al 3900 será invadida desde las 19 por quienes escribieron una historia que parece no tener fin. Son antiguos jóvenes que bailaron, hicieron amistades, formaron parejas y hasta construyeron familias en una época quizás menos peligrosa que la actual. Se espera una multitud.
Para hacer la "previa" entonces de la fiesta de regreso de Space, van varios datos sobre sus orígenes y algunas impresiones sobre el por qué de su atracción y sobre todo de su vigencia.
El terreno de Mendoza al 3900 sobre el que estuvo asentado Space tiene su propia historia. Desde 1925, allí había una sala alquilada a José Migliorati y gestionada por la sociedad Echesortu y Casas que hacía proyecciones cinematográficas como complemento de sus actividades teatrales. Cerró en 1936 para dar paso al Cine Echesortu Palace.
De los 10 por 30 de superficie del principio, el lugar para la nueva obra tenía 30 por 50 y quedó a cargo de la Empresa Constructora Carlos y Luis B. Isella. Con escenario, un telón de 250 metros cuadrados y 2.300 butacas, el Cine Echesortu Palace fue en su momento el mejor equipado de Rosario.
Inaugurado el 5 de agosto de 1937, el cine fue propiedad de Super Cines SRL, más tarde Sociedad Exhibidora Rosarina. La crisis económica, la televisión y el auge del videocassette firmaron su certificado de defunción. La última función tuvo lugar el 29 de septiembre y al otro día, 30 de septiembre de 1982, el telón cayó sobre el cine Echesortu.
Diversión endógena
Los jóvenes y la noche fueron siempre chivos expiatorios de los males de una sociedad conservadora, religiosa y de moral sospechosa como la rosarina, mucho más después del Golpe militar de 1976. Con la represión y desmovilización ejercidas por la dictadura, entrados los años 70, languidecieron los famosísimos bailes en los clubes de barrio que desde los 60 movían multitudes.
Entre los jóvenes, los más chicos inventaron los “asaltos”, bailes en casa de familias bajo el cuidado de alguna persona mayor, comúnmente con pibes y pibas conocidas, del barrio o de la escuela. Y los más grandes conocieron las confiterías para parejas. Esto es, no importaba si la pareja noviaba o no, el número final de ingreso al lugar debía ser par. Sin aglomeraciones y con la libido de los asistentes contenida, el control de los jóvenes y de la noche estaba garantizado.
Y si bien había confiterías de amplia aceptación popular, como El Bucanero, en ese contexto de diversión endógena aparece Space.
Laboratorio espacial
Pasaron pocos días hasta que una cuadrilla de obreros intervino el sitio para convertirlo de cine en una confitería bailable y salón para eventos y shows. El nombre completo del boliche fue Space Lab, una especie de laboratorio espacial inspirado en el álbum de reciente aparición del grupo británico de rock Queen, "Hot Space".
El boliche Space reemplazó al cine Echesortu y rediseñó el uso urbano de ese sector de la ciudad / Archivo Diario La Capital.
Space abrió sus puertas en Mendoza 3939 el 15 de noviembre de 1984. En la tarjeta de invitación a la fiesta de apertura se convocaba al “lanzamiento de la nave espacial Space Lab en su fabuloso viaje hacia las estrellas y el color”.
El primer DJ fue Pato Praznik y Droopy Faiola lo siguió por 14 años. También estuvo en los comandos Edgardo Mancinelli.
Quizás el mayor de los atractivos de la propuesta era su espectacularidad: un lugar enorme, con luces y sonido de última generación y un servicio de barras sin antecedentes.
El tamaño importa
Ni hablar de un garaje o un patio, como en un "asalto", pero ninguno de los lugares de encuentro entrados los 80 era espacialmente desplegado. Excepto las franquicias K que se diseminaron por zonas de circulación nocturna de la ciudad. Y ni tanto.
Space era enorme ya que en Rosario no había boliches de semejante tamaño. Tenía pista central de baile, dos barras y un reservado en la planta alta. Era una disco de estilo “negro”, es decir de paredes negras sin brillo, prácticamente sin accesorios, con decoración lumínica y una pantalla gigante.
A bailar se ha dicho en una discoteca que se diferenció de las demás por su espectacularidad / PH: Luis Vignoli - "La Noche" (Editorial Municipal de Rosario).
Se asemejaba más a las grandes discotecas de Ibiza o Bariloche, muy lejos de las versiones bailables casi campestres de Rojo 7000 o Alcalá en Funes, o modernosa como La Villa de Freud.
Láser, shows y convocatoria
La planta lumínica de Space era de amplio despliegue de tachos, efectos y coreografías, pero su principal atracción era el láser. La propia presentación de la noche en Space se hacía con el tema “The Final Countdown” de la banda sueca Europe y con las gracias del láser. Luego, durante la velada, la novedad iba construyendo figuras, palabras y dibujos que acompañaban la música. Es más, había gente que iba a ver el show de apertura y se iba.
Además de boliche, Space funcionó como escenario musical. Tuvo ciclos de recitales en los actuaron artistas y grupos de rock nacional como Charly García, Fito Páez, Soda Stereo, Virus, Los Twists, Los Abuelos de la Nada, María Rosa Yorio, La Torre, Miguel Mateos, Sumo y Viudas e Hijas de Roque Enroll, entre otros.
Entrada de ingreso al show más impactante de "music, laser, dance" de la noche rosarina en Space / Facebook.
A lo mejor esta lista puede confundir a la hora de configurar la identidad del público converso a Space. No eran lo que en en los 80 y 90 se denominaba "rockeros", ni "chetos" o "máscaras". Eran grupos de jóvenes de clase media y baja, estudiantes y/o laburantes, de Echesortu y otros barrios de la ciudad, sabidos de los códigos del vestir y de las relaciones. Por ejemplo, en una época no se podía entrar a Space en zapatillas. Asimismo, el lugar tenía "lugar asignado" para los grupos cuyos integrantes se encontraban sin problema en medio de tanta gente y sin necesidad de celulares.
Final de época
Space Lab cerró en 1999 y en 2000 el lugar se reinventó como El Templo. La nueva disco debió cerrar debido a la aplicación de la ordenanza 6.326 de reubicación de la noche y los establecimientos bailables.
En mayo de 2000 se vende el inmueble a la cadena de supermercados Coto que lo convertirá en el estacionamiento que funciona hasta hoy.