La Municipalidad y el gobierno provincial van a liberar a un ejemplar de taguató, conocido también como gavilán o aguilucho, en la plaza San Martín. El animal fue rescatado y rehabilitado, y se encargará de disuadir a las palomas que representan un problema sanitario para la ciudad desde hace tiempo.
Rosario es parte de una región en la que las aves rapaces son comunes. Ejemplares como el mencionado, además de caranchos, chimangos o lechuzas podrían ser moneda corriente en la ciudad si se lograra una buena convivencia con las personas.
Desde el municipio explicaron que el taguató, conocido como gavilán común, se utiliza en distintos puntos del país para ahuyentar a las palomas de forma natural. El ejemplar que se va a liberar fue rescatado, y presentaba golpes y malnutrición que le dificultaban volar. Tras un proceso de rehabilitación, fue dado de alta y, ahora, será nuevo vecino de la plaza San Martín.
Aves rapaces en Rosario
El taguató pertenece a la familia de los gavilanes. Son aves rapaces que pueden cazar palomas y que funcionan como control natural de vectores, al punto de que, ocasionalmente, también pueden comer lauchas u otros roedores pequeños, explicó a La Capital Franco Peruggino, referente del refugio MundoAparte.
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"Están en la ciudad y pueden vivir en el mismo ambiente. El punto es aprender a convivir y no sacar árboles ni tirarles con gomeras. Tener una convivencia armoniosa con estos animales nos permite pensar en un control natural de vectores y en una ciudad que empiece a disminuir la cantidad de cebos que se usan para esta problemática sanitaria", expresó.
Peruggino vio pasar por MundoAparte a decenas de taguatós que ingresaron al refugio por daños luego de tormentas o de conflictos con personas. Muchos ejemplares fueron liberados e, incluso, volvieron a la zona del predio, ubicado en Sorrento al 1500, y hasta nidificaron en la zona.
Hay sólo dos taguatós que seguirán el resto de su vida en cautiverio dentro del refugio: Atlas, a quien le falta una pata, y Orfeo, quien tiene problemas neurológicos derivados de una intoxicación con plomo, una problemática que se suele dar en la provincia por cazadores que, ilegalmente, utilizan munición con este compuesto que luego contamina cursos de agua, de donde se sirven los animales para beber.
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Orfeo, un aguilucho que vive en MundoAparte y que sufrió daños neurológicos por intoxicación con plomo.
Foto: gentileza MundoAparte
Ambos ejemplares, además, de carpinchos, pumas, monos y hasta un tigre de bengala, todos rescatados del tráfico o de accidentes y rehabilitados, pueden visitarse el segundo domingo de cada mes en el refugio. Para asistir, se debe reservar previamente la entrada en el sitio oficial de MundoAparte.
Convivencia armoniosa
La liberación de un ave rapaz tiene que cumplir una única condición excluyente, que se compone de cuatro cuestiones: el animal debe tener, en excelentes condiciones, el pico, las garras, las alas y la vista para poder cazar y alimentarse. Si alguno de esos cuatro puntos falla, no podrá sobrevivir en la naturaleza.
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El ejemplar que se liberará en el centro de la ciudad tendrá que ser tomado como parte del entorno y no como una simple solución. Sólo así, será posible que se dé un control natural de palomas y otros vectores. Y según consideró Peruggino, una actitud en ese sentido por parte de las personas puede contribuir a que otras rapaces habiten la ciudad en armonia con los humanos y que puedan cumplir su rol: "Se van a sentir a gusto compartiendo la ciudad con nosotros y no sólo porque las liberamos para controlar vectores. La idea sería que, también, nazcan en la ciudad y la habiten, sin conflictos con el ser humano".