"Sin cultura no hay libertad. Sin libros no hay futuro. Encendamos la lucha contra el apagón cultural contra los DNU". Estas fueron las consignas que cientos de representantes de la cultura rosarina y de la región llevaron como pancartas en una nutrida movilización que partió pasadas las 18.30 desde plaza Montenegro para confluir en plaza 25 de Mayo en una gran concentración en la que se leyó un documento contra las políticas de ajuste y cierre de las instituciones, para encender el alerta: "Está en juego nuestro trabajo y la cultura de los rosarinos".
La organización del colectivo multisectorial Artistas y Trabajadores de la Cultura Autoconvocados Rosario le puso color y música a la tórrida tarde de este miércoles. Primero con la "llamada" de tambores y tamboriles en la explanada de San Luis y San Martín para darle ambiente a la llegada de grupos artísticos de toda índole.
Gustavo Postiglione, referente del arte audiovisual, remarcó la gran convocatoria en sintonía con otras marcha que se concretaron en el país. "Estas medidas, tanto la ley ómnibus como el DNU, atentan contra todos los derechos: peticionar en la calle, comer... Y con la cultura la idea es desfinanciarla, quitarle todo y evitar que nos podamos manifestar y vivir de los que somos y hacemos. Tener una idea obsoleta que es un gasto, pero como funciona dentro de ciertos discurso económicos se la busca hacer desaparecer cuando se sabe que en los países desarrollados la cultura es una inversión y no un gasto. Su consecuencia: la gente de cualquiera de las artes desaparece en sus voces".
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Al respecto, la referente de la Asociación de Teatro Independiente Laura Copello remarcó que la derogación de la ley que creó el Instituto Nacional del Teatro, organismo democrático y pluralista que reparte dinero en forma federal, y su quita de recursos junto con la misma metodología para el Fondo Nacional de las Artes implica que no haya recursos para que las artes escénicas puedan seguir existiendo. La cultura autogestiva depende y necesita de políticas públicas para subsistir", mencionó Copello.
La actriz indicó que este tipo de manifestaciones sirve para que la gente conozca quiénes son y qué disciplinas hacen, y "por qué es imprescindible que haya un Estado presente en todas las áreas, pero las políticas culturales son necesarias para sostener salas independientes de teatro. No somos un negocio ni una mercancía, sin el apoyo desaparecemos. Y las producciones van a disminuir y con ello la opción de ser trabajadores de la cultura. Si no podemos vivir de lo que hacemos no hay manera".
La larga hilera, que estimaron en unas diez mil personas, comenzó a transitar por San Luis hasta Buenos Aires para luego desembocar frente al Palacio de Los Leones, en plaza 25 de Mayo. Una siete cuadras con integrantes de todas las disciplinas como música, teatro, danzas, artes visuales. Una nutrida y colorida columna que marchó al compás de las batucadas, en medio de un calor agobiante, y con algunas gotas de lluvia que se descargaron desde el cielo.
Hasta allí fueron intelectuales, artistas, músicos, y clowns que le dieron un toque distintivo a la protesta.
Desfilaron con sus pancartas las bibliotecas populares Pocho Lepratti, General Belgrano, Empalme Graneros, Juanito Laguna, la Escuela Provincial de Cine y TV, Nietos Rosario, Centro Cultural La Toma, el centro de estudiantes de la escuela Olga Cossettini, el sindicato de músicos, gremios estatales y organizaciones políticas de izquierda.
En medio de la manifestación, actrices protagonizaron un "happening cultural". Una decena de ellas vestidas con pijamas y con almohadas en sus manos se acostaron en la calzada mientras otras comenzaron a gritar: "No te duermas, no se duerman", con pancartas contra el DNU de Milei.
Luego fue el turno de acomodar toda la masa de manifestantes en la 25 de Mayo, que quedó completa para escuchar la lectura de un documento crítico contra las políticas de ajuste y cierre de espacios culturales y el recorte de fondos impulsado por el gobierno nacional.
Entre los artículos de la ley ómnibus y el decreto figuran el cierre del Instituto Nacional del Teatro (INT) y del Fondo Nacional de las Artes (FNA); cierre de teatros independientes, el desfinanciamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y se enciende el alerta sobre la modificación de la ley de cine, el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, así como la derogación de la ley 25.542, que garantiza un precio único de venta de libros, modifica la ley audiovisual y elimina la cantidad de licencias de radio y televisión a nivel nacional y deroga la ley que declara de interés público la fabricación, comercialización y distribución de pasta de celulosa y de papel de diario.
"Todos quienes integramos estos espacios estamos en peligro como parte de un colectivo del arte como expresión popular", subrayaron.
Manifiesto poético
"En tiempos de penuria, la palabra poética, el trazo y el color de la pintura, el sonido musical, hacen un espacio donde lo humano se reconoce y vitaliza. Ese espacio es la esperanza. Esa esperanza sabe de esperas, sabe dar vida", señala el manifiesto poético que se difundió en la marcha y que lleva las firmas de María Zulema Amadei, Pedro Bollea, Oscar Bondaz, Gustavo Boschetti, Paola Chinazzo, Eduardo D´Anna, Roberto García, Sandra Mendizaba, Norman Petrich, Carlos Piccioni, Alejandro Pidello, Roberto Retamoso, Orlando Valdez, Eduardo Valverde y Rubén Vedovaldi.
Destaca además que, "cuando el hambre y el dolor amenazan al pueblo, la palabra escrita reacciona. La palabra es el anticuerpo que sacude al organismo colectivo ante la presencia de la mentira y la perversidad. No importa de qué modo se manifieste: la palabra es la fiebre que denuncia lo espurio y que, desde su tinta inalterable, lo combate y sobrevive".
"Hoy, una vez más, el hambre, el dolor y la muerte están a la vuelta de la esquina, el pueblo va a sufrir y la poesía reaccionará. Desde su trinchera —y cuando muchos, sin dudas, permanecerán callados— ella pondrá su grito de querella y de esperanza. Ningún desquiciado, insensible y violento, construirá aquí un desierto para llamarlo «paz»", resalta.
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También incluyeron una intervención poética que lleva como epígrafe “Hic meus locus pugnare est et hinc non me removebunt” (“Este es mi lugar de combate y de aquí no me moverán”), leyenda encontrada por la dictadura en mayo de 1976 en la casa del escritor y periodista Haroldo Conti el día de su secuestro y desaparición.
"La poesía / va a asumir, / una vez más, / su lugar y su tiempo de combate / su grito de barricada. Porque el peor enemigo es el silencio.
"Porque hay un enemigo / y el silencio es imposible.
"Allí donde las voces del poder persiguen el silencio absoluto / "la poesía es resistir con la palabra".