Julio Vanzo fue pintor, ilustrador, escenógrafo, escultor y también secretario del Museo Castagnino entre 1938 y 1946. El museo de la ciudad tiene entre su colección 268 obras con su firma y Rosario, incluso, hizo de algunas de sus obras pictóricas un ícono en el espacio público. Sin embargo, parte de su trabajo experimental temprano, que desarrolló entre los años 20 y el inicio de la década del 40, y que guardó celosamente en su taller por más de 80 años, se expone por primera vez en "Julio Vanzo en tres actos", una muestra que con la curaduría de María de la Paz López Carvajal y Romina Garrido recorre el período de producción de entreguerras y exhibe obras, algunas restauradas y otras inéditas.
Parte de la génesis de la muestra se da en 2009, cuando ingresa al museo un acervo de obras muy importante. Garrido explica que muchas de esas piezas eran "obras en papel que no estaban fechadas y que Vanzo había guardado en su taller hasta su muerte. De otras se pudieron establecer las fechas, pero en muchos casos se trata de trabajos que fueron guardados durante más de 80 años y jamás mostró en vida en ninguno de los espacios de arte por los que su obra circuló".
Organizada en tres núcleos, la exposición repone Los retratos de Rosa, una serie de retratos de Rosa Wernicke, la mujer con quien el artista compartió casi cuatro décadas de su vida, incluso algunos de ellos que tras ingresar a la colección del Castagnino debieron ser sometidos a un largo proceso de restauración.
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Escritora, crítica literaria y periodista, transitó junto al artista las décadas del 30 y del 40, e incluso trabajaron en colaboración para diarios, revistas y ediciones de libros, entre ellos, "Las colinas del hambre", la novela de Rosa, que recibió el premio municipal Manuel Musto y que fue publicada por Claridad en 1943 (en la muestra a través de un código QR se pueden escuchar fragmentos de libro leídos por la escritora y periodista Beatriz Vignoli).
Ese mismo año la pintura de Vanzo "El saco rojo", que se exhibe en la muestra, recibió el premio adquisición en el IV Salón de Artistas Rosarinos y desde esa fecha integró la colección del museo. El resto de los retratos que se muestran fueron conservados en la casa taller del pintor hasta su muerte, frente al parque Independencia sobre Cochabamba, la misma que el año pasado terminó de recuperar el municipio y donde funcionará el Archivo y Biblioteca del Museo.
Influencias de la vanguardia
La curadora explica que el Vanzo que conoce la ciudad es posterior a la década del 50. "El del fútbol", lo sintetiza y agrega: "Lo que vemos en la muestra son obras que nunca se vieron y que guardó celosamente porque sabía que en ese momento no había un contexto de receptividad en la ciudad para esas obras que planteaban tempranamente elementos de la vanguardia, cuando lo que circulaba era cierto academicismo y naturalismo".
Su mano de ilustrador y las influencias tanto alemanas como italianas aparecen en el segundo núcleo de la muestra "El teatro. Retratros y escenografías", que reúne piezas que no lograron ser fechadas en algunos casos y otras que son de los años 20.
Allí aparecen diseños de escenografías pintados en témpera que nunca había sido expuestos y de los que además, tampoco hay registro que se hayan efectivamente trasladado al espacio escénico.
"Estamos hablando de obras de los primeros años 20, cuando no se conocen en Rosario artistas que incorporen lenguajes de vanguardia, como el cubista, como vemos en estas piezas de Vanzo", recalca Garrido. Como hipótesis de las influencias alemanas e italianas que recibió, ya que no fue de los artistas que viajó por esos años a Europa para formarse, la curadora cita a Lorena Mouguelar, una de las estudiosas de Vanzo en Rosario.
En 2013, en su texto "Julio Vanzo y el arte nuevo", Mouguelar planteaba que "Vanzo experimentaba con nuevas estéticas y temas provocativos", en referencia a "un autorretrato y un conjunto de dibujos eróticos, vinculados a movimientos de vanguardia como el cubismo, el futurismo y la abstracción geométrica".
A su criterio, "el hecho de que Vanzo recibiera la revista alemana Der Sturm, dirigida por Herwald Walden y difusora de los movimientos más extremos dentro de la vanguardia europea, puede explicar en parte la disponibilidad de una información tan precisa y actualizada como inusual para el espacio y la época".
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Y para sumar un dato a la "falta de receptividad" de la ciudad a esas obras, Garrido recordó que cuando en 1929el artista presentó "El descanso de las máquinas de circo" en un salón libre organizado por artistas, fue rechazada. "Aunque no hubo selección, la obra fue censurada y no se la dejaron exponer porque iba contra la moral y era indecorosa", detalló.
La mezcla de los mundos
El tercero y último de los núcleos es "El taller y las modelos", donde las curadoras detallan que se exhiben "pinturas de inicios de los años cuarenta que recuperan en gran medida la geometrización de las acuarelas de los veinte, aunque ya no proponen un facetamiento de los volúmenes sino que es la pincelada la que se geometriza", y donde aparecen "composiciones, donde Vanzo pinta su taller poblado de mujeres desnudas (sus modelos) que crecen en el espacio, adoptando en algunos casos cierta monumentalidad".
"En esta etapa la experimentación se puede ver también en los materiales y en cómo los utiliza", señala Garrido.
Como ejemplo de esa "mezcla de los mundos del arte y de la gráfica" señala una de las obras que es parte de la muestra: una "rara" litografía podría haber sido realizada no en soporte de piedra, sino sobre las chapas graneadas de zinc que usaban por aquellos años para la impresión de diarios.
Ya por entonces, Vanzo era secretario del Museo Castagnino, un espacio que ocupó hasta 1946, como recuerda Eleonora Arfeli, a cargo del Archivo Histórico del Museo, uno de los espacios de consulta para la investigación que fue parte de la muestra. Sin embargo, junto a esa actividad, siempre mantuvo en paralelo una atención constante a los nuevos lenguajes.
"Se acercó a (Emilio) Petorutti en sus dos visitas a Rosario y siguió de cerca lo que sucedía en las vanguardias y la circulación de esos lenguajes", concluyó Garrido.