Nunca se vio algo así. Las cinco palabras, arrastradas, con la tonada que caracteriza a los corondinos se escuchan con insistencia en los últimos meses. Las repiten el intendente, los productores de frutilla, los empresarios y el hombre que llega caminando despacio por la calle España hasta el edificio de la Cooperativa de Servicios de Coronda (Coserco) cargando dos bidones de agua vacíos. "Como en 1810, volvió a ponerse de moda el aguatero", bromea.
Hace algo más de un mes, los análisis del agua potable procesada en Coserco empezaron a mostrar un crecimiento de los valores de salinidad. Poco tiempo después, los corondinos advirtieron que el agua de la canilla tenía gusto a sal. La explicación fue la extraordinaria bajante del Paraná y la concentración del agua del Salado en el cauce del río Coronda, donde está la toma de agua de la planta.
"El agua de Coronda era la mejor que había", dice Oscar Sobrevilla, secretario de la Cooperativa de Servicios Coronda, y remarca que "la calidad sigue siendo buena, pero es más salada".
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Por eso, en la cooperativa realizaron una perforación para tomar agua e instalaron una planta de ósmosis inversa que permite filtrar las sales. Y hasta allí llegan los corondinos para buscar el agua necesaria para beber o cocinar los alimentos. A las escuelas de la zona, el municipio les acerca grandes tanques para su abastecimiento.
Unas 14 localidades
Hace tres semanas, el Ente Regulador de Servicios Sanitarios, advirtió sobre el incremento en la salinidad de aguas del río Coronda, afluente del cual se nutre el acueducto centro-oeste para abastecer de agua potable a 13 localidades santafesinas a través de Aguas Santafesinas S. A.
A partir de esta situación, el organismo recomendó que las 70 mil personas que viven en Monje, Díaz, San Genaro, Clason, Centeno, Totoras, Las Rosas, Las Parejas, Bouquet, Montes de Oca, María Susana y Los Cardos dejen de utilizar ese servicio para consumo humano. A estas localidades se sumó también Coronda, que se nutre del mismo río.
"En los análisis que se hacen que se hacen diariamente se empezó a notar el aumento de sal, cada vez más, y la gente empezó a notar un gusto extraño", recuerda Gustavo Caracci, encargado del área técnica de Coserco.
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La cantidad de sales acumuladas en el Coronda "demanda un tratamiento especial para extraerle la sal que se realiza mediante una planta que produce pocos litros, unos 1.500 por hora, por lo cual sólo podemos entregarla para beber", explica. Para el resto de las tareas domésticas se sigue utilizando el agua potable, una pesadilla para las amas de casa que tienen que lidiar con la pátina de sal que se adhiere a utensilios y vajilla.