Fue el tema obligado de conversación. En los pasillos, en las aulas, en la sesión del Consejo Directivo y hasta en el café. La denuncia por discursos misóginos y cargados de violencia de género de al menos tres profesores conmocionó ayer a toda la comunidad educativa de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Estudiantes, docentes y no docentes abordaron el tema en cada rincón de la casa de altos estudios. Algunos se mostraron sorprendidos, otros no hicieron más que confirmar sus presunciones y hasta hubo quienes no comprendían cómo tardó tanto tiempo en tomar visibilidad pública lo que era un secreto a voces en La Siberia.
Más allá de la disparidad de reacciones ante el acontecimiento, el repudio fue generalizado. Hombres y mujeres rechazaron los dichos atribuidos a tres docentes, cuyas consignas empapelaron los espacios más transitados de la facultad.
La recorrida que hizo ayer por la tarde La Capital por Arquitectura dejó una sensación inequívoca: la denuncia contra un grupo de docentes por violencia de género desbordó la repercusión estrictamente institucional y se instaló fuerte en toda la facultad.
La imagen más gráfica se pudo observar en la puerta del café de la institución. Allí, en las paredes y vidrios estaban pegados los afiches con las polémicas frases misóginas acompañadas por el hashtag #cuéntalo, la movida global lanzada en redes sociales para denunciar situaciones de violencia de género, acoso y abuso.
Los que iban por un café, los que se juntaban a preparar una clase, aquellos que aprovechaban para comer algo al paso no pudieron evitar la lectura de los carteles. E indignarse.
"Esto que pasó es horrible, da mucha bronca y genera mucho malestar que ocurra en un ámbito como la facultad", se quejó Juana, estudiante de primer año de la carrera.
"La verdad es que me parece muy bien que se hayan hecho estos afiches porque de lo contrario, yo y la mayoría, no nos hubiésemos enterado de nada", agregó la joven que cursa la cátedra Materialidades, aunque ninguno de los docentes que le enseña tuvo alguna vez un concepto discriminador.
"A mi como hombre, todo esto me pone muy mal, no lo comparto para nada. Lo repudio abiertamente y no sé cómo hubiera reaccionado si escuchaba esas frases en clase", se sinceró Emanuel, otro alumno de primer año.
En el ala de las agrupaciones estudiantiles, Julia, consejera directiva de la fuerza socialista Area, recién salía de la cumbre del Consejo en el que se abordó el tema durante varias horas.
Más allá del tratamiento del asunto en el cónclave, Julia remarcó que "la denuncia contra estos tres docentes fue el tema del día. No pasó para nada desapercibido; al contrario, nadie dejó de comentar algo y dar su punto de vista".
La consejera directiva contó a este diario que la denuncia "apareció primero en las redes sociales con la consigna del #cuéntalo y el centro de estudiantes se contactó con las denunciantes y propuso amplificarlo, visibilizarlo en toda la facultad, sin banderías políticas y el resultado fue impactante".
Para la consejera directiva es clave que el procedimiento a implementar "preserve a los denunciantes, porque se trata de alumnos que más adelante les va a tocar ser evaluados por los docentes denunciados. Hay mucho temor a denunciar con nombre y apellido ante posibles represalias".
Julia dijo no salir de su asombro "por la repercusión que tuvo el tema, llamaron de muchos medios nacionales y el tema estalló en las redes sociales. Hay que aprovechar este impacto para que las cosas cambien".
El impacto fue tal, que en la sesión de ayer en el Consejo Directivo una docente contó que ella misma había padecido, hace 25 años atrás, una situación de violencia de género por parte de un profesor que sigue dictando clases en Arquitectura.