Hace algunos días que los vecinos de barrio Martin se preguntan qué sucede con una conocida panadería ubicada en la zona. Es que tras 38 años de historia, bajó sus persianas un negocio ubicado en Juan Manuel de Rosas al 1200, comercio con clientes de todas las generaciones y muy conocido en ese sector.
Algunos pensaban que "la panadería de Mari" estaba en receso, como ocurría cada enero cuando sus propietarios se tomaban unos días de vacaciones. Pero este miércoles, primero de febrero, el local continuaba aún con sus persianas bajas. El rumor que corre en el barrio: Mary y su esposo decidieron jubilarse.
Fueron muchos los que se movilizaron tras conocer la noticia y colocaron incluso cartelitos escritos a mano, pidiendo en primera persona a los dueños que sigan adelante. Gracias a la elaboración de productos de excelente calidad y una gestión comercial familiar que pudo avanzar de generación en generación, muchos habitantes de la zona le tienen mucho afecto al negocio.
En declaraciones al móvil de LT8, Fabiana, una vecina de la cuadra, lamentó la novedad. “Es una tristeza para mí. Es una pérdida muy grande para el barrio. Son gente que durante años y años tuvieron panadería. El pan que hacían era único, realmente artesanal. Lo mismo las facturas, de todas clases, elaborados con una calidad excepcional”, dijo la mujer.
Fabiana dijo estar sorprendida por el destino de la panadería, y contó que los dueños “siempre tomaban vacaciones a principios de enero". Pero ahora, sabe que pasa otra cosa. "No está el cartel que anuncia el período de descanso y todos los vecinos comenzaron a dejarle carteles. Realmente son unas personas hermosas. Es triste que desaparezcan este tipo de negocios tan artesanal y de tantos años”.
“Ahora aparecen estas cadenas de panaderías y demás, que uno se despersonaliza. Este negocio era un punto de encuentro de los vecinos. Tengo un amigo que era de esta zona y se mudó, y cada vez que planeábamos encontrarnos para ir a la isla me pedía que llevara facturas de la panadería de Juan Manuel de Rosas. Este era un lugar que se destacaba por otras cosas, más allá de lo comercial. Había comunidad y ellos (los dueños) siempre estaban predispuestos”, añadió.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Catalina, otra vecina, confió a La Capital: "Pensaba que la panadería estaba de vacaciones, pero en el barrio se comenta que no abren más. Siempre te atendían con una sonrisa, muy buena gente. Me da bronca que cierren locales que forman parte de historia de la zona. Además, las pizzas y los panes eran riquísimos, y a buen precio".