Intentar cargar la tarjeta Movi en los barrios se convirtió, desde hace un tiempo, en una odisea para los vecinos. Desde diferentes puntos de la ciudad afirmaron que deben caminar varias cuadras para conseguir un puesto de recarga para usar el colectivo, que muchos de los negocios que prestan el servicio “casi nunca” tienen saldo disponible y, ahora, sumaron un reclamo: no se consiguen plásticos nuevos. Es por ello que tienen en carpeta una propuesta para plantear este problema en cada distrito para buscar una solución.
La propuesta, según señalaron desde Vecinales Unidas, que lleva adelante la iniciativa, es reunirse con los responsables de Movilidad de cada distrito para llevarle los reclamos y buscar una solución.
Al centro para cargar la tarjeta
Los vecinos de barrio Agote que usan el transporte urbano de pasajeros tienen cada vez menos puestos de recarga de la tarjeta Movi, según comentaron. Y, en ocasiones, deben llegarse hasta el centro para poder sumar saldo a los plásticos que quedaron ya que, afirmaron, tampoco se consiguen tarjetas nuevas para comprar.
“La propuesta es tomar el tema por distritos. Tenemos un grupo de WhatsApp, en el que están todas las vecinales, y vamos aportando todos los reclamos. Con esa información, vamos a pedir reuniones con los encargados de Movilidad de cada distrito para que cada vecinal vaya a esa reunión y lleve sus reclamos”, explicó a La Capital la referente de la vecinal Esteban Maradona, Graciela Servidia.
En los barrios Agote y Pichincha, que pertenecen a la zona que comprende la vecinal Maradona, “no hay dónde recargar la tarjeta, muy pocos la cargan acá y los que lo hacen, casi nunca tienen crédito”, según detalló la referente. Además, sumó que tampoco se consiguen los plásticos: “No la venden en ningún lado y no se puede recargar. Los de Agote se tienen que ir hasta Pichincha o hasta el centro para poder cargar saldo, donde también nos encontramos que no hay tantos lugares”.
“Necesitamos ir a los trabajos y los chicos van a volver a la escuela dentro de poco, así que necesitamos saber dónde cargamos las tarjetas”, agregó Servidia y comentó que, tras la pandemia, la falta de puestos de recarga en el barrio se intensificó.
Diez cuadras para cargar la Movi
La vecinal de barrio Alvear brinda el servicio de recarga de la tarjeta Movi para sumar un dispositivo en la zona, en donde, aseguran, hay vecinos que tienen que caminar hasta diez cuadras para agregar saldo a sus tarjetas. Es eso o estar atento en los viajes al centro para volverse con la Movi recargada porque, si no, en el barrio se complica conseguir.
Cristina López, referente de la vecinal de la zona sudoeste, detalló: “Nosotros vamos desde Uruguay hasta Cagancha y desde Avellaneda a Lagos. Entre Cafferata y Lagos no hay lugares para recargar y hay vecinos que tienen que caminar diez cuadras para recargar saldo”. Además, dijo que en el barrio “siempre hubo pocos puestos” para cargar la Movi.
“Nosotros recargamos la tarjeta en la vecinal, pero cada dos por tres, el posnet (en referencia al aparato para recargar las tarjetas) que nos dan está roto”, dijo López, quien cada vez que tiene que acercarse al Centro de Distrito para recargar el dispositivo, en Francia al 4400, tiene que hacerlo en taxi o remís para no cargar con el costo de un eventual robo: “Lo que brindamos es un servicio, porque con la comisión de las recargas no me alcanza ni para el viaje al (Centro de) Distrito”.
Al respecto, señaló que “al no tener mejores comisiones por las cargas, muchos negocios no quieren cargar tarjetas. Nosotros lo tenemos porque es un servicio y lo hacemos gustosos”.
En la vecinal también vendían el plástico, pero dejaron de hacerlo porque significaba una inversión que no podían afrontar. Esto se replica en los negocios de la zona, según contó López: “No hay muchas. No se consiguen”.
Las garitas, un problema de todos los barrios
Al comienzo de la pandemia, la Municipalidad decidió cerrar las cabinas de recarga de tarjeta Movi en la ciudad, producto del inicio por entonces el primer aislamiento y para resguardar la salud de quienes las atendían.
Sin embargo, tanto en los barrios como en el centro continúan cerradas en un contexto en el que todas las actividades volvieron, en mayor o menor medida, al ritmo prepandemia.
“La garita que está en Lagos y Seguí siempre está cerrada. Tenemos muy pocos lugares para recargar”, señaló López sobre la situación en barrio Alvear. Por su parte, Servidia contó que en Agote hay “en el hospital Centenario, en la Terminal y en el Mercado del Patio, pero solo está abierta la de la Terminal en horario limitado y casi nunca tiene crédito”.