Al día siguiente de haber sido diagnosticado de coronavirus , el presidente brasileño Jair Bolsonaro publicó un video en las redes sociales en el que, entre risas, habla de las supuestas bondades de la hidroxicloroquina, un medicamento cuestionado por los expertos por sus potenciales efectos secundarios y porque no está comprobada su eficacia.
"Con toda certeza está funcionando", subrayó el mandatario ultraderechista al hablar de la droga, como si estuviese protagonizando un aviso publicitario.
Al igual que el mandatario estadounidense Donald Trump, Bolsonaro hizo desde el primer momento una defensa férrea de la cloroquina. "Esta es la tercera dósis de cloroquina. Estoy mucho mejor que el sábado", afirmó en el video. Y agregó, como si fuera un agente de propaganda médica: "Sabemos que es uno de los genericos que ayuda a combatir al coronavirus, sabemos que su eficacia está científicamente comprobada y, lo más importante, yo confío en la cloroquina".
Sin ningún tipo de tabúes Bolsonaro afirmó ayer que ningún otro país del mundo preservó la vida y los empleos como Brasil durante la pandemia, aunque cerca de 67.000 personas murieron por coronavirus y más de 1,6 millones lo contrajeron, incluido el propio mandatario.
"Ningún país del mundo ha hecho como Brasil. Preservamos vidas y trabajos sin propagar el pánico, lo que también conduce a la depresión y la muerte", escribió en Twitter, un día después de anunciar que contrajo el virus.
"Combatir el virus no podía tener un efecto colateral peor que el propio virus", agregó al insistir en su crítica a las medidas de distanciamiento social impuestas por gobiernos estaduales para intentar frenar la pandemia y que provocaron una crisis económica.
Brasil es el segundo país del mundo con más decesos y casos confirmados, tan solo por detrás de EEUU, que hoy superó los 3 millones de contagios, y continúa posicionándose como uno de los focos globales de la pandemia y el principal epicentro en Latinoamérica.
El mandatario ultraconservador, de 65 años, que desde ayer gobierna aislado en el Palacio de la Alvorada, su residencia oficial en Brasilia, mantuvo ayer su agenda mediante videoconferencias con algunos de sus ministros.
Bolsonaro es uno de los pocos líderes mundiales que considera que el nuevo coronavirus es un peligro sólo para la población mayor de 65 años o para quienes tienen enfermedades de riesgo, por lo que siempre cuestionó las medidas de confinamiento social que, según él, impiden que la gente pueda salir a "ganarse el pan" y que "Brasil salga adelante".
En ese sentido, el gobernador de San Pablo, Joao Doria, anunció su decisión de retomar el campeonato regional de fútbol a partir del 22 de julio, paralizado el 16 de marzo.
San Pablo, el estado más populoso del país con sus 46 millones de habitantes, es el más afectado con 332.000 infectados y 16.475 muertos, en un país con un total de más de 66.500 decesos y casi 1,7 millones de contagiados, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud.
La decisión de retomar el fútbol fue aprobada de forma conjunta por el Centro de Contención al coronavirus y la Federación Paulista de Fútbol, con la distinción de que los partidos se jueguen solo en las ciudades que se encuentren en la llamada "fase amarilla". Se jugarán a puerta cerrada, sin público y bajo un estricto protocolo sanitario que prevé la participación de menos de 200 asistentes.