"¿Sabés qué es pasarte la infancia cuidando hermanos menores, acompañando a tu mamá a limpiar casas o juntar cartones? ¿Sabés que es no saber meter la cabeza debajo del agua porque no tenés agua y vivías en una casa de cuatro chapas?". No, mucha gente no sabe qué es eso, pero quien pregunta, Laura Castro, la directora de la Escuela Nº 1319 "José Ortolani del empobrecido barrio del noroeste rosarino, Empalme Graneros, sabe bien de qué se tratan esas carencias y saben ahora qué es que 150 alumnos de la escuela gocen de una "colonia de vacaciones".
Tanto Castro como todo el equipo directivo del establecimiento escolar ubicado en Génova 3218, al que asisten 750 alumnos que van de primero a séptimo grado, le pidieron a principios de enero al Ministerio de Educación de Santa Fe, que los chicos de escuela fueran parte del Dispositivo de Verano Activo 2023 (DVA) de la provincia.
Se trata de una especie de colonia de vacaciones como las que se ven en clubes y en espacios privados, pero que se arma con lo que hay en la escuela y un poco más, para que los nenes y nenas que no van a clubes de barrio ni a polideportivos puedan vivir allí un verano distinto y disfrutar de su infancia. En el hall, con juegos de mesa o un cuento; en el agua o en una cancha jugando a la pelota.
La respuesta afirmativa por parte de la cartera educativa llegó en solo dos días.
"Se llamaron a profesores de Educación Física por escalafón, nos dieron los fondos para comprar dos Pelopincho de 4 metros por 3, que no fueran tan profundas porque muchos no saben nadar, organizamos talleres deportivos y de plástica y literatura y empezamos", dijo Castro en diálogo con La Capital, refiriéndose al martes pasado, día que se lanzó la propuesta.
Pero este martes, funcionarios, como la ministra Adriana Cantero y el director provincial de Educación Física, Alfredo Giansily, y periodistas se dieron una vuelta para ver la propuesta en acción. Y en un día que el calor se vivía como estar adentro de un horno y proyectaba a trepar a los 37.5º, aunque a los pibes se los vio como en un parque de diversiones.
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Los chicos ya habían desayunado, jugado en distintos grupos y por edades (al hockey o con juegos de mesa) y estaban por comer milanesas a la Napolitana, puré mixto y una fruta. Un manjar que se había cocinado en la propia escuela también para los nenitos del Jardín estatal Mafalda, aledaño a la Ortolani.
Este DVA cuenta con un equipo de 16 adultos que trabajan para los chicos: siete profesores de Educación Física con quienes aprenden el ABC del nado y juegan al hóckey, al fútbol y al vóley en dos canchas del establecimiento, cuatro personas en la cocina, 2 porteras y la directora y los tres vices.
"En Rosario hay unas ocho experiencias de este tipo, pero esta tiene características especiales, porque en general se abren en clubes y está en una escuela y con pelopinchos y fue una iniciativa del cuerpo directivo que trabaja muy bien", dijo el delegado Regional de Educación de la Región VI de la provincia, Osvaldo Biaggiotti, quien precisó que en su área (Rosario, San Lorenzo y Villa Constitución) hay un centenar de experiencias del mismo tipo, desde que empezaron los veranos en la gestión de Omar Perotti. "
Y hay muchísimas más en el resto de la provincia, a las que asisten unos 40 mil niños", aseguró a los que Giansily agregó: "E incluye a 1300 profesores".
La propuesta funciona desde el 2 al 31 de enero en toda la provincia, "pero vamos a pedir que se prolongue acá", dijo Castro.
Falta teléfono y algo más
Nada sobra en esta escuela hoy convertida en colonia, solo ganas de que el alumnado la pase mejor conquistando los derechos de los que deberían gozar todos los chicos. Para eso los nenes y nenas necesitan mallas, toallas, ojotas, zapatillas y protectores solares.
"Ya salimos a buscar donaciones, pero se aceptan más", dijo con cierto pudor Castro quien invitó a llamar a su teléfono celular (0341-156487840) porque la escuela carece de fijo desde hace más de un año. O dijo que se puede llevar la ropa entre las 9 y las 12, al establecimiento.
A la colonia asisten tanto niños y niñas del turno mañana como tarde y chicos hasta 12 años y un poco más.
"Es que algunos terminaron séptimo con más edad y sin posibilidades de continuar y les permitimos que vengan a la colonia. Acá hay desde hace tiempo un proyecto del vicedirector de trabajar con más deportes, porque estos chicos ni pueden hacer fútbol en un club de barrio", dice la docente con 24 años de maestra, poco más de un año en la profesión y quien dice que sabe de qué se tratan las carencias de la infancia en barrios como Empalme, porque siempre trabajó es esas realidades por haberlas elegido. Sin dudas: un verano distinto.