Lágrimas de sangre habrían manado de los ojos de Vlad III el Empalador, el famoso príncipe rumano del siglo XV que inspiró la leyenda de Drácula: así lo ha descubierto un grupo de investigadores de la Universidad de Catania, analizando los residuos de antiguas proteínas depositados en tres cartas autógrafas del célebre caudillo.
Los resultados del estudio, que permiten intentar un chequeo de su estado más de cinco siglos después, se publican en la revista Analytical Chemistry de la American Chemical Society, según una nota de la agencia italiana de noticias Ansa.
"En nuestra opinión, es la primera vez que se lleva a cabo una investigación de este tipo y contribuye a sacar a la luz el estado de salud de Vlad Drácula el Empalador", se lee en el estudio, que lleva la primera firma de Maria Gaetana Giovanna Pittalà y está coordinado por Vincenzo Cunsolo, ambos del Departamento de Ciencias Químicas de la Universidad de Catania. Al temido príncipe se lo denomina, en rumano, Vlad Tepes (Vlad el Empalador) o Vlad Draculea.
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Retrato de época de Vlad Tepes, el Empalador. La investigación química de sus cartas develó que lloraba sangre.
Los investigadores examinaron tres cartas escritas por Vlad Drácula, una fechada en 1457 y dos en 1475. Aplicando una película especial de etilvinilacetato, pudieron extraer los residuos proteínicos de las hojas manuscritas sin dañarlas. En las muestras resultantes, examinadas por espectrometría de masas, los investigadores identificaron miles de péptidos y proteínas. Los análisis se centraron en las moléculas de origen humano más antiguas y degradadas y, por tanto, con más probabilidades de ser rastreadas hasta Vlad y no hasta las personas que manipularon las cartas en siglos posteriores. En total, se encontraron docenas de péptidos que podían remontarse a proteínas humanas de la sangre, las vías respiratorias y los ojos.
Los datos obtenidos, aunque no son exhaustivos, sugieren que Vlad pudo padecer una enfermedad respiratoria que provoca infecciones pulmonares crónicas y, potencialmente, también una afección llamada hemolacria que le habría hecho llorar lágrimas de sangre.
La investigación de las tres cartas también identificó miles de residuos proteínicos de bacterias, virus, hongos, insectos y plantas que proporcionan una fascinante visión de la vida en la región de Valaquia en el siglo XV. En concreto, se encontraron restos de bacterias de la flora intestinal humana normal, así como bacterias causantes de infecciones intestinales y urinarias e incluso la bacteria Yersinia pestis, causante de la peste. Otras moléculas sugieren la presencia de moscas de la fruta, virus transmitidos por garrapatas y mosquitos y tipos de mohos que crecen en la fruta podrida. La vida del temible Vlad no parece haber sido muy sana: algo sin dudas generalizado en la Europa de su tiempo.