Hoy se celebra el "Día de la Pachamama", que recuerda a otras deidades que fueron adoradas en la
antigüedad más remota como Madre Tierra o Gran Madre, entre ellas a Ceres, diosa de la agricultura,
que dio origen a las cuatro estaciones.
El psiquiatra Carl Jung sugirió que la madre arquetípica era parte del inconsciente colectivo
y que por eso apuntaló muchas mitologías, precediendo al padre.
La diosa madre como principio de todas las cosas sólo reconoce una excepción en contrario, en
Egipto, donde los roles se invertían: allí Geb era el Padre Tierra y Nut, la Madre Cielo.
El título "madre de la vida" fue concedido a la diosa acadia Kubaba y a la hurrita Hepa, que
entre los hebreos se llamó Heva.
En la mitología nórdica, la Gran Madre fue Jord; en el País Vasco, Amalur (Madre Tierra); y
entre los celtas irlandeses, Dana, que dio origen a los nombres de los ríos Don y Danubio.
Los aztecas conocían a la diosa tierra como Coatlicue ("la de la falda de serpientes", en
náhuatl), que en México se llamó Tonantzin Tlalli, o Reverenda Madre Tierra.
En las religiones indias, la madre de toda la creación es Gayatri, cuyo nombre remite a Gaia,
Gaya o Gea (en griego, "suelo") diosa de la Tierra y también de la Creación, cuyo equivalente
romano fue Tellus.
Tellus era responsable, junto con la diosa del grano Ceres, de la productividad de las
cosechas y tal como la griega Deméter, se asociaba con el matrimonio y la maternidad.
La diosa frigia Cibeles (en griego antiguo Kybél^, "la del pelo") fue adoptada por Roma como
la Gran Madre y tal como Gea, o Rea -su equivalente minoica- fue deidad de vida y resurrección.
Si Deméter era tenida en Grecia como diosa de la agricultura y de la tierra cultivada, su
madre Rea era la madre universal.
En la mitología romana su equivalente era Ceres (de ker, crecer), quien sufrió de manos de
Plutón, dios de los Infiernos, el rapto de su hija Proserpina (o Perséfone).
La mitología cuenta que mientras una Ceres inconsolable buscó a su hija, ningún cultivo
creció y que la gente murió de hambre hasta que Zeus propició un trato con el secuestrador.
El acuerdo fue que Proserpina permanecería seis meses con Plutón en los Infiernos (otoño e
invierno) y otros seis con Ceres (primavera y verano); y se cuenta que esto originó las cuatro
estaciones.