La presentación de una performance a cargo del grupo “Ópera periférica” en el Museo Fernández Blanco de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) generó una polémica en las redes sociales a partir de la difusión de un pequeño fragmento de la obra, que resultó seleccionada por el Ministerio de Cultura porteño para formar parte de su agenda cultural, en el que se ve a un grupo de performers en ropa interior realizando movimientos que fueron interpretados como pornográficos por algunos de los que presenciaron la puesta.
La performance, cuyo capítulo se llama “Sirenas en jardines electrónicos”, tuvo lugar el sábado último y en los sesenta segundos que se difundieron—la obra tiene una duración total de 45 minutos—, dos mujeres en ropa interior hacen movimientos provocativos contra el césped, mientras un joven ataviado con una falda dice: “Qué importa la pobreza cuanto tenés la p...bien dura. Qué importa la pobreza cuando tenés la cola hambrienta. Qué importa. Qué importa la pobreza cuando salís enloquecida a buscar por las calles, por los rincones, ese poco de amor furioso que te aturde y te hace olvidar un rato de la pobreza”, acompañado de música electrónica.
Los cuestionamientos en las redes surgieron porque la obra integra la agenda cultural del gobierno de Caba y algunos usuarios criticaron que se usen fondos públicos para ese tipo de propuestas. “El espectáculo que se autorizó presentar en el Museo Fernández Blanco es absolutamente desagradable, perverso y extremadamente de mal gusto”, señaló un usuario. Otra fue más allá: “Esto es lo que propone Larreta para los lugares más bellos del país. No es un caso aislado y lo pagamos nosotros“.
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Ante la polémica generada y reclamos a través de las redes, desde el área de Programación Artística de Museos BA, señalaron que “Sirenas en jardines electrónicos” es una ópera performance especialmente realizada para el Museo Fernández Blanco, por su carácter barroco y la utilización de instrumentos como el laúd, haciendo referencia a la colección de instrumentos que allí se exhiben y fue seleccionada por convocatoria federal, llevada a cabo en 2022 por el área de Programación Artística de Museos BA.
En cuanto a la selección de esta obra, sostuvo que “para la curaduría de éste y todos proyectos artístico culturales, el área de Programación Artística recibe una carpeta que tiene el texto descriptivo, con fotos, biografía y antecedentes artísticos de quienes participan” pero aclara que, “en todo el material recibido, en ningún lugar se hacía referencia a una escena como la que se vio el sábado”.
En respuesta a lo dicho por el gobierno porteño, Pablo Foladori, uno de los directores de la obra de sitio específico junto a Gerardo Cardozo, dijo que “la performance es un arte que en su corazón mismo asume riesgos, ya que tiene que ver con un movimiento permanente que le da la esencia”.
“Las performances son elogio de lo precario porque perturban mecánicas comportables, rutinas cognitivas y hábitos de valoración; porque desestabilizan el sentido y desarman convenciones; porque inventan, a través de programas psicofísicos, nuevos cuerpos, posibilidades de encuentro, agrupamientos y devenires. Las performances son elogios de lo precario porque ponen en suspenso lo establecido”, explicó el director, citando a la brasileña Eleonora Fabião.
Foladori consideró que la presentación de este tipo de espectáculos tiene que ver con “discutir ciertos espacios e ideas sobre el barroco, generando incomodidad, pero no con generar un escándalo. Sí con desestabilizar un centro, como decía Sarduy”, de quien toman el término "barroco furioso", aclaró.
Para el director, el recorte que se hizo a través de las redes fue “salvaje” ya que desde el momento en que se viralizaron las escenas, no dejaron de recibir “mensajes transodiantes por cuentas de Twitter e Instagram”.
“Pensamos que otras voces y otros cuerpos que son invisibilizados puedan pensar y hacer ópera; no nos interesa pensar una ópera endogámica sino en una ópera que pueda tener incidencia en el orden simbólico contemporáneo”, aseguró Foladori.