Un instructor argentino de parapente se mató al caer al mar en el balneario uruguayo de La Pedrera.
Un instructor argentino de parapente se mató al caer al mar en el balneario uruguayo de La Pedrera.
Muerto, enredado en su parapente, y en la orilla del mar. Así apareció ayer a la mañana el cuerpo del instructor argentino Leandro Ramos, que el domingo no había podido escapar del accidente sufrido en las aguas del balneario uruguayo.
"Miré desde arriba con los prismáticos y vi que algo se movía en la ola; bajé corriendo y vi que era el parapente que el mar se lo estaba llevando de nuevo hacia adentro", relató Senon Pereira, el hombre que descubrió el cadáver de Ramos.
"Me tiré, lo sujeté un poco, lo cinché lo más que pude hacia afuera y apareció un vecino que salió corriendo y nos colaboró con un cabo para atar", agregó el lugareño.
Ese vecino, Pablo García, dijo al noticiero de TV Telemundo 12, según la web La Nación, que había salido "a caminar como todas las mañanas" y cuando bajó a "la zona del desplayado" fue u vio a Senon que "estaba desesperado porque el parapente estaba en vaivén, que se lo llevaba y lo traía". Entonces García corrió "a buscar una cuerda" y logró engancharlo. "Esta todo mojado y por lo menos pudimos aguantarlo hasta que llegara Prefectura", contó García.
La familia de Ramos, un argentino que había llegado a las playas de Rocha hace poco menos de un mes, con intención de recorrer Sudamérica, pero se había "enamorado" de La Pedrera, hacía vuelos de "bautismo" a gente del lugar o turistas que querían vivir esa experiencia.
El domingo, sobre las cuatro de la tarde, Cecilia Corso hacía ese vuelo junto al instructor argentino, mientras otros turistas esperaban su turno.
"Me llegó el turno y salimos, salí filmando todo, una belleza, una experiencia alucinante. Cuando volvíamos apagó el motor y me dijo: «¿Qué te pareció?» Y le dije: lo mejor que hice en mi vida", contó Corso a Telemundo. Pero había que retomar vuelo, y ahí fue el problema.
"Encendió el motor de nuevo, no sé qué pasó pero fue cuando empezamos a caer; no sé si el ruido es natural cuando arranca el motor, estaba parado el motor, estaba planeando y lo prendimos de nuevo, empezamos a girar, yo me di cuenta que se me daba vuelta el mundo, cuando me di cuenta chocamos contra el agua, tremendo golpe del costado derecho", así relató el accidente esta sobreviviente.
Dijo que supuso que eso podría haberle "pasado otras veces" y que él "sabría cómo reaccionar" ante una situación así. Lo primero que sintió fue el apoyo de Leonardo para que pudiera zafar. "Quedé boca arriba pero con el agua como a 30 ó 40 centímetros de mi cara, no podía respirar; él intentó sacar el arnés un par de veces y no pudo y yo seguí forcejeando", dijo Cecilia.
Logró quitarse el arnés, pudo respirar, se sumergió para sacar los pies e intentar seguir. "Respiré un poco y me acerco, él estaba con la cabeza afuera del agua y le digo: «Tratá de sacarte el arnés». Me acerco y él se agarra de mí y me hunde. Me alejo, vuelvo a acercarme y a intentar tranquilizarlo. Pero estaba aturdido. Le digo: «Agarrate de algo», luego queda toda la vela entre nosotros y no lo veo más", dijo Corso. Fue cuando ella comenzó "a nadar hacia la costa", y hacía pausa para hacer "la plancha" cada tanto, pero era consciente de que "no podía parar porque hacía un frío bárbaro".