Una película rescata el legado de la comprometida existencia de Yvonne Pierron, la monja francesa que escapó a la suerte de sus hermanas en la fe Alice Domon y Leonie Duquet (detenidas-desaparecidas durante la última dictadura), y que hoy con 88 años vive en Posadas en un delicado estado de salud.
Se trata de "Yvonne Guazú", título que juega con la figura diminuta de la religiosa y el significado de "guazú", (grande para los guaraníes), un pueblo originario con el que convivió los últimos 30 años, según detalló a Télam la realizadora Marina Rubino, que hace poco finalizó el rodaje y que siguió durante años a la monja que escapó a la muerte en 1977, al huir de la Argentina.
Miembro honorario de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (Apdh), testigo en la megacausa de la Esma y aliada incondicional de indígenas y campesinos, Yvonne eligió radicarse en la Argentina "aunque podría vivir rodeada de honores en su tierra natal. Ella ahora está en Posadas donde la cuida Matilde, pero últimamente no muy bien de salud", agregó la directora.
Presentada como sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial y de la dictadura cívico militar que asoló a la Argentina entre 1976 y 1983, la película que se estrenará en 2017 ofrece "un contrapunto entre su tiempo presente y parte de su vida, conversaciones que plantean un desciframiento colectivo, no sólo como sobreviviente, sino también de la constante desazón por luchar por un mundo justo".
La larga historia de vida de Pierron incluye su participación en conferencias, debates en la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Misiones, de la cual es presidenta, en los barrios, en la cárcel, su llegada al país en 1955; su trabajo como educadora en Morón (Buenos Aires); en Neuquén con los mapuches; en Corrientes, como enfermera en un hospital, y se dedica a acompañar y fortalecer las Ligas Agrarias en la lucha por la tierra y su trabajo con el pueblo guaraní y la fundación de un albergue pluricultural en Misiones.
"Recorremos con Yvonne buena parte de su lucha, mediante registros actuales e imágenes de archivo, su resistencia en Francia al nazismo durante la Segunda Guerra Mundial; su decisión de ser monja al servicio de los pobres y luchar por los derechos humanos en cualquier parte del mundo y también cómo acompaña la lucha de las Madres de Plaza de Mayo", dijo Rubino.
En el film, relatado por la propia Yvonne en su idioma natal, queda claro el episodio que "la obliga" a dejar la Argentina, y como ya en Francia "reconoce y denuncia al asesino Alfredo Astiz" y es parte de la creación de la asociación de exiliados en Francia; más tarde se enrolaría en la reconstrucción de Nicaragua y regresa a la Argentina con el retorno de la democracia para dedicarse a la lucha de los pueblos originarios.
"Por su edad, buena parte de su historia a veces está anulada, pero esos agujeros son recordados por sus amigos y familia. A veces ella busca en su agenda nombres y teléfonos de esas personas para ir a verlas. La puesta en escena es de un seguimiento permanente de lo que Yvonne hace en su cotidianeidad", describió la realizadora.
Monja, maestra y enfermera asegura en el trailer del film, con voz frágil, "no recuerdo haber tenido miedo", y en otro tramo se la ve observando la responsabilidad de Francia ("superior a la de EEUU", dice) "por haber sido proveedora de doctrina, instrucción y personal a la dictadura militar" argentina.
En otro tramo recuerda que en la primavera de 1977 "recibí un mensaje de Caty en el que me decía que tenía que «dejar la casa en la que estaba porque los militares me buscaban». Entonces entendí que tenía que irme y me escapé a través del campo".
Caty era Alice Domon, cuyo imagen en un retrato que le acercan sus amigos aún hoy, a punto de cumplirse 39 años de aquella pérdida, hace llorar a Yvonne.
"En toda lucha hay siempre un sobreviviente para contar la verdadera historia", concluye Yvonne con sabiduría.
Despojada de cosas materiales, Yvonne conserva "algunos escasos tesoros: fotos, recortes y algo muy valioso: un hueso de su amiga Léonie Duquet, de quien se encontraron parte de sus restos en la costa bonaerense, gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense.
"‘¿Cómo se les puede ocurrir tirar a alguien desde un avión al mar?', algo que ella se repite una y otra vez porque está fuera de su entendimiento y del de cualquier mortal", concluyó Rubino.