Una niña de 12 años murió ahogada luego de sumergirse en un arroyo de la localidad cordobesa de Cabalango, en el valle de Punilla. Es la decimosexta muerte por ahogamiento en la temporada de verano cordobesa iniciada en noviembre.
Una niña de 12 años murió ahogada luego de sumergirse en un arroyo de la localidad cordobesa de Cabalango, en el valle de Punilla. Es la decimosexta muerte por ahogamiento en la temporada de verano cordobesa iniciada en noviembre.
La niña era oriunda de la capital cordobesa y se había trasladado hasta el balneario turístico de Cabalango junto a su familia para pasar la tarde. La niña se encontraba en el balneario, que está sobre el cauce del arroyo Los Chorrillos, y tras sumergirse en uno de los piletones, un familiar advirtió que no salía, por lo que pidió ayuda y la menor pudo ser rescatada por un bañista, pero se constató que ya no tenía signos vitales. Personal del Departamento de Unidades de Alto Riesgo (Duar) y de Bomberos practicaron maniobras de reanimación pero no hubo respuestas.
Una versión da cuenta de que la niña estaba al cuidado de su hermano cuando se ahogó en el sector de Los Piletones. Un policía que estaba en la zona vio la situación y alertó a algunos turistas que se identificaron como profesionales de la salud y colaboraron en las tareas de reanimación. Las crónicas no mencionan la presencia de guardavidas.
Este verano esta resultando particularmente trágico en los arroyos cordobeses. Según publicaron el portal de canal El Doce y La Voz, desde noviembre murieron 16 personas ahogadas en ríos, lagos y piletas de la provincia, de los cuales siete fueron menores de edad.
El 17 de diciembre, los hermanos Ramón José Daniel (26) y Silvio Catriel Wagner (19) murieron ahogados en el balneario Posta del Remanso, en Nono, en el Valle de Traslasierra. Oriundos de Entre Ríos, los hermanos Wagner estaban en Córdoba por razones laborales.
El 29 de diciembre, en Mina Clavero, un hombre de 34 años que se había lanzado al agua en el balneario Los Elefantes para recuperar una ojota de una de sus hijas que había caído al río, quedó atrapado en una ventana natural formada entre las piedras y el agua y murió ahogado.
Un día después, y nuevamente en Mina Clavero, hubo otra víctima fatal. En este caso fue un hombre de 35 años y oriundo de la ciudad bonaerense de Avellaneda que se encontraba junto con su pareja en el balneario natural Nido del Aguila, conocido por sus ollas profundas. El turista se arrojó en una de ellas y no volvió a salir a la superficie.
El 8 de enero, un niño de 2 años murió tras caer a la pileta en su casa, en el barrio 9 de Julio. La niña fallecida el domingo en Cabalango sería el primer deceso de la temporada de un menor de edad en un espejo de agua natural. La sucesión de casos fatales, tanto en arroyos, lagos como piletas y natatorios, indica que hay una falencia en la prevención. Probablemente se deba a la falta de profesionales guardavidas, como al parecer fue el caso de Cabalango.