El sacerdote Luis Montes, misionero del Instituto del Verbo Encarnado regresó ayer a su parroquia en la ciudad de Bagdad, fiel a su promesa de permanecer "hasta el fin" con la comunidad cristiana de Irak que sufre cruentas persecuciones de fundamentalistas islámicos.
El religioso estuvo unos días en el país donde visitó a sus familiares y de paso por San Rafael, Mendoza, donde está la casa generalicia de la orden, se refirió a la situación iraquí.
El padre Montes consideró que los cristianos iraquíes "están dando mártires" a la Iglesia, y en un futuro, serán recordados como verdaderos héroes y santos, y no dudó en aseverar que "el Estado Islámico (grupo terrorista islámico que declaró un califato que comprende parte de Irak y de Siria) a desaparecer, como desaparecieron todos emperadores que persiguieron a la Iglesia".
Ellos se mueren y la cosa acaba. Pero los santos vivirán para siempre", subrayó Montes.
"Ellos dieron su vida, su testimonio; estuvieron presentes en la persecución, y aunque les ordenaron mentir, permanecieron fieles. Ellos son los que triunfan, ellos son los que cambian la historia. ¿Quién recuerda a los perseguidores? A cambio están Felicidad, Perpetua y otros mártires que al día de hoy son recordados", manifestó.
Narró horrores del conflicto. "Han enterrado gente viva para hacerla morir sufriendo, han decapitado niños de 10 años, y sus cabezas son dejadas en las plazas para infundir miedo. Estamos viviendo la persecución, la tortura, gente que ha perdido el trabajo de una vida. Esa es la obra del mal en los corazones", dijo.
"Pero por otra parte está la fuerza que Dios da a sus hijos", subrayó. "Tenemos casos de heroísmo: gente que da su vida por Cristo y por sus hermanos. Dios triunfa en sus santos y hace que den un testimonio que es irrefutable", explicó.
De 44 años, el padre Montes nació en Darregueira, cerca de Bahía Blanca; a los 18 años ingresó al noviciado del Instituto del Verbo Encarnado, fue ordenado sacerdote en 1996; luego de vivir en Egipto, y tras cumplir su mandato como superior provincial, decidió sumarse a la misión en Irak.
La familia Montes, compuesta por siete hermanos, tiene tres sacerdotes. La madre de ellos, tras enviudar, ingresó al noviciado de la orden y ahora es monja.
Como el invierno se acerca y la ayuda humanitaria aún es escasa para los cristianos y otras minorías religiosas amenazadas por el Estado Islámico, el padre Montes aprovechó su estadía en la Argentina para animar a la gente a colaborar con la campaña internacional de recaudación de fondos Soy Nazareno a fin de proveer comida, ropa, asistencia médica y otras necesidades básicas a los afectados por la guerra.