La Organización Meteorológica Mundial (OMM) reveló que en 2022 los niveles globales de calor de los océanos alcanzaron máximos históricos y el derretimiento de los glaciares y del hielo marino también fue récord.
El retroceso de los glaciares daña a la fauna de las altas latitudes y hace subir el nivel del mar.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) reveló que en 2022 los niveles globales de calor de los océanos alcanzaron máximos históricos y el derretimiento de los glaciares y del hielo marino también fue récord.
El documento, publicado un día antes del Día de la Tierra, advierte que las concentraciones de los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron los niveles más altos jamás observados en 2021, el último año para el que se dispone de valores mundiales consolidados. Los datos en tiempo real de determinados emplazamientos indican que los niveles de los tres gases de efecto invernadero siguieron aumentando en 2022.
Además, entre octubre de 2021 y octubre de 2022, los glaciares de referencia perdieron 1,3 metros de espesor, una pérdida mayor que el promedio de la última década. La pérdida de espesor acumulada desde 1970 es de casi 30 metros. En los Alpes suizos, por primera vez en la historia, la nieve se derritió por completo en la temporada de deshielo estival, incluso en los emplazamientos situados a mayor altitud. Un globo meteorológico suizo registró 0ºC a una altitud de 5.184 metros el 25 de julio, la línea de cero grados más alta registrada en los últimos 69 años y la segunda vez que la altitud de la línea de cero grados supera los 5.000 metros. En la cima del Mont Blanc, el más alto de los Alpes, se registraron nuevos récords de temperatura.
Los primeros registros mundiales de calor y otras condiciones meteorológicas son de 1850, año que se toma de referencia para medir el aumento de temperatura. Lo que más preocupa a los expertos es que el deshielo de los glaciares y el aumento del nivel del mar, que volvió a alcanzar niveles récord en 2022, proseguirán durante miles de años.
La temperatura media global en 2022 fue de 1,15 °C por encima del promedio de 1850-1900. Los años 2015 a 2022 fueron los ocho más cálidos en el registro instrumental desde 1850 (ver gráfico). 2022 fue el quinto o sexto año más cálido. Esto fue a pesar de tres años consecutivos de enfriamiento de La Niña; una Niña de “triple inmersión” solo se ha visto tres veces en los últimos 50 años. Este fenómeno fue el que causó la grave sequía que asoló hasta hace pocos días a la zona central de Argentina.
La OMM utiliza seis conjuntos de datos internacionales para las temperaturas HadCRUT.5.0.1.0 (Oficina Meteorológica del Reino Unido), NOAAGlobalTemp v5 (EE. UU.), NASA GISTEMP v4 (EE. UU.), Berkeley Earth (EE. UU.), ERA5 (ECMWF), JRA-55 (Japón). En la gráfica de esta página, para simplificar la lectura, se utilizaron solamente las de HadCRUT y Berkeley Earth.
Sobre la pérdida de hielo, tanto continental como marino, la OMM señala: "Los glaciares de referencia para los que tenemos observaciones a largo plazo experimentaron un cambio de espesor promedio de más de -1,3 metros entre octubre de 2021 y octubre de 2022. Esta pérdida es mucho mayor que el promedio de la última década. Seis de los diez años de balance de masa más negativo registrados (1950-2022) ocurrieron desde 2015. La pérdida de espesor acumulada desde 1970 asciende a casi 30 metros".
Los Alpes europeos batieron récords de derretimiento de glaciares debido a una combinación de poca nieve invernal, una intrusión de polvo del Sahara en marzo de 2022 y olas de calor entre mayo y principios de septiembre. En Suiza, el 6 % del volumen de hielo de los glaciares se perdió entre 2021 y 2022, y un tercio entre 2001 y 2022. Por primera vez en la historia, no sobrevivió la nieve a la temporada de deshielo de verano, incluso en los sitios de medición más altos y, por lo tanto, no hubo acumulación. de hielo fresco. Las mediciones en los glaciares de altas montaña de Asia, del oeste de América del Norte, América del Sur y el Artico también revelan pérdidas sustanciales de masa glaciar. Hubo algunos aumentos de masa en Islandia y el norte de Noruega, asociados con precipitaciones superiores a la media y un verano relativamente fresco.
La capa de hielo terrestre de Groenlandia terminó con un balance de masa total negativo por vigésimo sexto año consecutivo. En cuanto al hielo marino, en la Antártida se redujo a 1,92 millones de km2 en la medición del 25 de febrero de 2022, el nivel más bajo registrado y casi 1 millón de km2 por debajo de la media a largo plazo (1991-2020). Durante el resto del año, estuvo continuamente por debajo del promedio, con mínimos históricos en junio y julio. El hielo marino oscila enormemente entre el verano y el invierno. El hielo marino del Ártico en septiembre, al final del verano, marcó el 11º mínimo mensual más bajo en el registro satelital.
El contenido de calor del océano alcanzó un nuevo récord observado en 2022. Alrededor del 90% de la energía atrapada en el sistema climático por los gases de efecto invernadero va al océano, lo que presenta riesgos para los ecosistemas marinos. Las tasas de calentamiento de los océanos han sido particularmente altas en las últimas dos décadas. A pesar de las continuas presentaciones de La Niña, el 58% de la superficie del océano experimentó al menos una ola de calor marina durante 2022.
El nivel medio global del mar continuó aumentando en 2022, alcanzando un nuevo récord según el llamado "altímetro satelital" (1993-2022). La tasa de aumento del nivel medio global del mar se ha duplicado entre la primera década del registro satelital, entre 1993-2002, fue de 2,27 mm/año, pero la última (2013-2022), aumentó a 4,62 mm/año.
Para el período 2005-2019, la pérdida total de hielo terrestre de los glaciares de montaña, de Groenlandia y la Antártida contribuyó en un 36 % al aumento del nivel del mar, mientras que el calentamiento de los océanos (a través de la expansión térmica) contribuyó en un 55 %.
Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), la pérdida de hielo de los glaciares a nivel mundial superó las 6.000 giga toneladas entre 1993 y 2019, lo que equivale al volumen de 75 lagos de Ginebra, el mayor de Europa Occidental.
En cuanto a la temperatura global, entre 2015 y 2022 fueron los ocho años más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar del efecto de enfriamiento producido durante los últimos tres años por La Niña, que consiste básicamente en un enfriamiento temporal de partes del Océano Pacífico que cambia el clima en todo el mundo.
La OMM subraya que en 2022, “la sequía persistente en Africa Oriental, las lluvias sin precedentes que azotaron Pakistán y las olas de calor que batieron récords en China y Europa afectaron a decenas de millones de personas, provocaron inseguridad alimentaria, impulsaron migraciones masivas y ocasionaron pérdidas y daños por valor de miles de millones de dólares”.
Las lluvias récord de julio y agosto en Pakistán dejaron más de 1.700 muertos, afectaron a 33 millones de personas y ocasionaron casi 8 millones de desplazamientos. Se calcula que el valor total de los daños y las pérdidas económicas ascendió a 30.000 millones de dólares.
A pesar del panorama desalentador, el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, destacó la “eficaz colaboración” de los organismos de las Naciones Unidas para hacer frente a las consecuencias humanitarias de los fenómenos climáticos extremos, principalmente mediante mecanismos de alerta temprana. “Alrededor de un centenar de países carece de servicios meteorológicos adecuados. Para completar esta ambiciosa tarea es necesario mejorar las redes de observación e invertir en capacidades de los servicios hidrológicos, climáticos y de alerta temprana”, declaró.
Las conclusiones del informe de la OMM reflejan el mensaje del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, con ocasión del Día de la Tierra. “Tenemos los instrumentos, los conocimientos y las soluciones necesarios. Pero debemos actuar con mayor premura. Necesitamos acelerar la acción climática con reducciones más fuertes y rápidas de las emisiones a fin de limitar a 1,5ºC el aumento de la temperatura mundial. También debemos aumentar radicalmente las inversiones en adaptación y resiliencia, en particular para los países y las comunidades más vulnerables, que son los que menos han contribuido a la crisis”, expresó Guterres, haciendo un resumen de las conclusiones principales del Acuerdo de París de 2015.