Mantener el aumento de la temperatura media mundial en 1,5 grados requerirá “acciones significativas” y “eficaces”, dijeron los líderes del G20 en su declaración de clausura, mientras en la ciudad británica de Glasgow se iniciaba la COP26. Los líderes de las principales economías del mundo dijeron estar “comprometidos” a mantener el objetivo del Acuerdo de París de 2015. Pero alcanzar ese 1,5º (sobre el nivel de temperatura preindustrial) no vino acompañado de un conjunto de medidas concretas. La fecha de 2050 para alcanzar la “neutralidad del carbono” o “cero neto” de emisiones no pudo sumarse al comunicado por la disidencia de socios clave, como Rusia e India. Además, a la cita faltó el presidente de China, Xi Jinping, que tampoco estará en Glasgow. China es el mayor contaminante con gases de efecto invernadero. Tampoco estuvieron en Roma el ruso Vladimir Putin, ni el saudita Bin Salman. Rusia planteó una abierta disidencia con el calendario, y afirmó que su objetivo para emisiones netas cero es el 2060, no 2050.
Según el comunicado final, las 20 mayores economías del mundo se comprometieron a cesar el financiamiento público de la generación de electricidad a base de carbón (incluye hidrocarburos) en el exterior, pero no a nivel doméstico. Fue un claro mensaje a los dos países más contaminantes del mundo: China e India. Ambos tienen una matriz energética basada en gran medida en el carbón, que se quema en usinas térmicas. “Reconocemos que los impactos del cambio climático a 1,5 grados son mucho menores que a 2 grados. Mantener 1,5 grados requerirá acciones significativas y efectivas y el compromiso de todos los países”, dice la declaración final de Roma.
Según la declaración, será fundamental contar con “vías nacionales claras” que alineen las ambiciones a largo plazo con los objetivos a corto y medio plazo, así como con la cooperación de los sectores financiero y tecnológico.
La declaración no estableció compromisos concretos respecto a los objetivos climáticos, como el compromiso de “cero emisiones netas” para 2050 (algo que enojó a los socios europeos del G20), sino que “reconoció la importancia clave de lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero a nivel mundial o la neutralidad del carbono para mediados de siglo o alrededor de esa fecha”. Esta vaguedad es una concesión a las grandes naciones emergentes que forman parte del G-20: China, India, Sudáfrica, Brasil y Rusia, entre otras. Rusia es uno de los cinco mayores productores mundiales de hidrocarburos, junto con EEUU, Canadá, China y Arabia Saudita. Todos son integrantes del G-20. La “neutralidad de carbono” o “cero neto” implica lograr emisiones de dióxido de carbono (CO2) netas iguales a cero, equilibrando la cantidad liberada con la retirada o fijada de la atmósfera. Alcanzarla para 2050 es factible para naciones ricas, pero es muy gravoso para países en vías de desarrollo.
Fuentes diplomáticas europeas coinciden en que el comunicado oficial de Roma es más ambicioso de los que se habían realizado antes bajo las presiones de China, Rusia e India, entre otros, y que ahora se pensó en dar una señal a la cumbre COP26, que ayer comenzó en Glasgow.
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También reconocieron que las emisiones de gas metano “representan una contribución significativa al cambio climático”, pero no expresaron su apoyo al Compromiso Global sobre el Metano, que Australia se niega a firmar. El metano tiene un efecto 25 veces más potente que el CO2, pero su vida media en la atmósfera es mucho más breve. Los países del G20 se esforzarán por eliminar “a medio plazo” los subsidios a los combustibles fósiles y se comprometen “a actualizar sus metas nacionales 2030.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, abandonó la cumbre descorazonado, diciendo en un tuit que se iba de Roma con “mis esperanzas incumplidas”. Agregó que al menos esas esperanzas “no estaban enterradas”, y el jefe de la ONU dijo que ahora dirigiría su atención a la COP26 de Glasgow y a mantener “el objetivo de 1,5 grados vivo”. En una rueda de prensa posterior a la cumbre, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, lamentó que “sólo doce miembros del G20 se hayan comprometido a alcanzar el objetivo de cero neto de emisiones para 2050. Los países más responsables de las emisiones históricas y actuales aún no están haciendo su parte”, advirtió. Johnson expresó así el enojo que otros prefirieron reservarse. En Europa, el objetivo de cero emisiones netas para 2050 está ampliamente asumido.
Mario Draghi, primer ministro italiano y anfitrión de la cita consideró que lo acordado “es un éxito porque mantenemos vivos nuestros sueños, nos comprometemos a más iniciativas, dinero, y promesas de reducción. Y eso ha sucedido cuando parecía que en los últimos meses los países emergentes no tenían ningún interés en nuevos compromisos”. Draghi se mostró comprensivo con las reticencias de China. “Me esperaba un acercamiento más rígido. Y ha habido un movimiento significativo, un lenguaje que mira al futuro y no al pasado. China acepta la evidencia científica del ‘techo’ del aumento de 1,5 grados, que comporta sacrificios. Ellos producen cerca del 50% del acero mundial y muchas de esas plantas funcionan con carbón. Son transiciones difíciles y eso explica la dificultad de tener objetivos más ambiciosos. Hoy compartimos ambiciones y objetivos. Ahora hay que que compartir la velocidad de acción sobre estos objetivos”, remarcó Draghi.
Rusia fija sus objetivos para 2060
Rusia no tiene intención de adherirse a la fecha límite de 2050 para lograr la "neutralidad de carbono", advirtió el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov en la cumbre del G20. "¿Por qué creen que 2050 es una fecha mágica, que no es negociable?" dijo Lavrov, y añadió: "Si los medios de comunicación están convencidos de que la UE, EEUU y el G7 tienen la ambición de hacerlo para 2050 y presentan esto como la verdad final, esto no es respetuoso con los otros miembros del G20 y todos los demás miembros de la comunidad internacional", advirtió el canciller de Rusia.
Los miembros del G20 consiguieron llegar a un acuerdo para firmar el comunicado a primera hora de la mañana del domingo, pero Rusia fijó el año 2060 como su propia fecha para la neutralidad del carbono, en lugar de 2050, remarcó Lavrov. "No nos gusta regirnos por ambiciones y promesas vacías", remachó Lavrov. "La Unión Europea prometió acabar con los gasoductos rusos y comprar sus necesidades en el mercado. ¿Qué pasó con esta ambición? Todos lo sabemos", golpeó Lavrov. Hace pocos días, se firmó el acuerdo para terminar el "Nord Streaming", un gran gasoducto que conectará Rusia con Europa occidental. "Así que hemos anunciado que alcanzaremos la neutralidad de carbono en 2060. Este es nuestro compromiso calculado y lo estamos cumpliendo", agregó. El viernes, el presidente ruso, Vladimir Putin había anunciado que su país se comprometía a alcanzar la neutralidad de carbono para 2060. Putin no asistió a la cubre del G20, ni asistirá a la COP26 de Glasgow.