Buenos Aires.- Toda la Argentina, desde Misiones a la Antártida, pudo observar y maravillarse hoy con el espectacular fenómeno de la luna rojiza provocado por el ocultamiento total del satélite en la sombra de la Tierra.
Buenos Aires.- Toda la Argentina, desde Misiones a la Antártida, pudo observar y maravillarse hoy con el espectacular fenómeno de la luna rojiza provocado por el ocultamiento total del satélite en la sombra de la Tierra.
En rigor, el eclipse pudo apreciarse en toda América, el Océano Atlántico, Europa, Africa y buena parte de Asia, cuanto más cerca del ecuador, más visible.
“Está espectacular, con un cielo despejado, todo estrellado y condiciones de no mucho frío y vientos que no llegan a 10 km por hora”, comentó a Télam un suboficial de guardia en la base Esperanza, del Ejército Argentino, en el extremo noreste de la Península Antártica.
En el otro extremo de la Argentina, en Posadas, más de mil personas participaron en una actividad gratuita organizada por el gobierno de Misiones en el Centro de Convenciones, próximo al aeropuerto de la ciudad ribereña del Alto Paraná.
“Venía tormenta pero parece que la espantamos. La noche está bárbara, ni los mosquitos molestan, y por aquí está pasando mucha gente, pese a que es un día laborable”, informó a Télam el astrónomo Sergio Toscano, director del observatorio privado Kolping, de la capital misionera.
En el Centro de Convenciones posadeño se proyectó un audiovisual sobre la Luna y en el parque aledaño se instalaron ocho telescopios para que la gente pudiera observar en detalle el eclipse y los astros que durante su desarrollo quedaron más visibles.
En tanto, en Buenos Aires, casi dos mil personas se reunieron en los bosques de Palermo, en los alrededores del planetario “Galileo Galilei”, al principio con temor a no poder ver el eclipse por la presencia de algunas nubes, que finalmente se disiparon.
“Hubo familias enteras hasta cualquier hora. Muchos trajeron sus reposeras, su equipo de mate o gaseosas, reproductores de música y armaron una platea para ver el espectáculo frente al lago”, comentó a Télam Mariano Ribas, encargado de prensa del planetario, astrónomo aficionado y periodista especializado en el tema.
En el lugar fueron instalados cinco telescopios a cargo de un especialista cada uno, que organizó las observaciones del público.
Sobre la estructura del planetario se desplegó además una pantalla de tres metros en la que se proyectó la imagen del eclipse en su transcurso.
Si el cielo sobre Buenos Aires hubiera estado nublado, estaba prevista la transmisión de imágenes desde centros astronómicos de Chile y de Perú.
Pero la observación fue muy buena y provocó tanta emoción que el público prorrumpió en aplausos cuando el disco lugar quedó completamente en penumbra poco después de la 1.
El eclipse fue observado también por miles de personas que se instalaron en terrazas o espacios abiertos espontáneamente.
Con tantas miradas hacia el cielo no pasó desapercibido el satélite que a las 0.25 cruzó el firmamento de este a oeste por debajo de la Luna a medio eclipsar, según comentó Vicky Ianni, vecina del barrio porteño de Villa del Parque.
El fenómeno se inició quince minutos antes de la medianoche del miércoles cuando la sombra de la Tierra comenzó a ocultar paulatinamente el brillante disco de la luna llena iluminada en forma directa por el Sol.
La cara del satélite quedó totalmente en penumbra a la 1.06 momento en que adquirió la bella tonalidad rojiza que le dan los rayos del sol que se desvían en la atmósfera de la Tierra, sin los cuales quedaría completamente a oscuras e invisible.
Fue un momento privilegiado para la observación del cielo nocturno, porque sin el deslumbramiento habitual provocado por la luminosidad lunar, las estrellas y los planetas pudieron apreciarse con mayor esplendor.
“Estamos viendo a Saturno, Marte, el cinturón de Orión o Tres Marías. Todo está espectacular”, comentó Toscano desde Posadas.
Se destacaron especialmente, a la izquierda de la opaca Luna eclipsada, la azulada estrella Régulus, la más brillante de la constelación de Leo, y abajo a la derecha el misterioso planeta de los anillos, Saturno, de tonalidad amarillenta.
La faz apagada de Selene duró hasta la 1.51, cuando apareció un punto de luz arriba a la derecha de su circunferencia, señal de que los rayos del sol volvían a alcanzar de modo directo su superficie.
La cara de la Luna fue llenándose otra vez de brillo hasta quedar completamente iluminada a las 3.09, aunque recién a las 4.17 salió por completo de la penumbra terrestre.
El próximo eclipse total de Luna visible sobre el horizonte será el 20 de diciembre de 2010, según confirmó a Télam el coordinador general del Planetario de Buenos Aires, Esteban Tablón.
El experto recordó que el anterior ocurrió hace cuatro años, pero no se
vio en la ciudad porque el cielo estuvo nublado. (Télam)