El Papa Francisco sostuvo que "el pastor tiene que estar mezclado y participando de la vida de su pueblo" al referirse a la impronta que se propuso imprimir en la Iglesia Católica desde que fue ungido Pontífice, hace más de 9 años, y en ese sentido resaltó que él siempre hace "una distinción entre pastores de pueblo y clérigos de Estado".
"A veces los curas tenemos la tentación de noviar demasiado con los poderes y ese no es el camino. El verdadero camino es el pastoreo: estar en medio de tu pueblo, delante de tu pueblo y detrás de tu pueblo", subrayó.
Con respecto a su labor pastoral, dijo: "Me gusta hacer una distinción entre pastores de pueblo y clérigos de Estado. Clérigo de Estado es aquel de las cortes francesas, como Monsieur L'Abbé, y a veces los curas tenemos la tentación de noviar demasiado con los poderes y ese no es el camino. El verdadero camino es el pastoreo. Estar en medio de tu pueblo, delante de tu pueblo y detrás de tu pueblo. Estar en medio para olerlo bien, para conocerlo bien, porque a vos te sacaron de ahí. Estar delante de tu pueblo para a veces marcar el ritmo. Y estar detrás de tu pueblo para ayudar a los rezagados y para dejar que camine solo para ver para dónde tira, porque las ovejas a veces tienen la intuición de saber dónde está el pasto. El pastor es eso".
"Un pastor que esté solo delante del pueblo no va. Tiene que estar mezclado y participando de la vida de su pueblo. Si Dios te pone a pastorear es para que pastorees, no para que condenes. Dios vino acá para salvar, no para condenar. Eso lo dice San Pablo, no lo digo yo. Salvemos a la gente, no nos pongamos demasiado severos. A algunos no les va a gustar lo que voy a decir: hay un capitel de la Basilica de Vèzelay, no me acuerdo si es 900 o 1100. Vos sabés que, en aquella época medieval, la catequesis se hacía con las esculturas, con los capiteles. La gente los veía y aprendía. Y un capitel de Vèzelay que me tocó mucho es el de un Judas ahorcado, el diablo tirándolo para abajo y, del otro lado, un buen pastor que lo agarra y se lo lleva con una sonrisa irónica", añadió el Pontífice.
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Y explicó: "Con eso le está enseñando al pueblo que Dios es más grande que tu pecado, que Dios es más grande que tu traición, que no te desesperes por las macanas que hiciste, que siempre hay alguien que te va a llevar sobre los hombros. Es la mejor catequesis sobre la persona de Dios, la misericordia de Dios. Porque la misericordia de Dios no es un regalo que te da, es él mismo. No puede ser de otra manera. Cuando presentamos a ese Dios severo, que todo es castigo, no es nuestro Dios. Nuestro Dios es el de la misericordia, de la paciencia, el Dios que no se cansa de perdonar. Ese es nuestro Dios. No el que, a veces, desfiguramos los curas.
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Francisco se mostró esperanzado sobre el futuro, pese a las dificultades que atraviesa la humanidad. "La hegemonía nunca es saludable. Quisiera hablar de algo antes de terminar: en nuestra vida litúrgica, en el Evangelio, está la huida a Egipto. Jesús tiene que escaparse, su padre y su madre, porque Herodes lo quiere matar. Los Reyes Magos y toda esa historia. Entonces está la huida a Egipto, que tantas veces la pensamos como si fueran en carroza, tranquilos en un burrito. Resulta que, hace dos años, un pintor piamontés pensó en el drama de un papá siriano escapando con su hijo y dijo: "Ese es San José con el niño". Lo que sufre ese hombre es lo que sufrió San José en esa época. Es ese cuadro que está ahí, que me lo regaló", indicó.
Los cuatro principios del Papa Francisco
Desde sus años de formación jesuita, el Papa Francisco siempre defendió cuatro principios conceptuales que lo ayudaron a comprender no sólo las encrucijadas de su país, sino también algunos desafíos de su propia Iglesia.
"Reflexionar sobre ellos me ayuda mucho", admitió el Pontífice en un tramo de la entrevista exclusiva que concedió a Télam, en el Vaticano.
- "La realidad es superior a la idea", es el primero de estos principios, es decir "cuanto te vas por los idealismos, perdiste, porque lo importante es la realidad, tocar la realidad", según explicó el Pontífice.
- "El todo es superior a la parte", es el segundo principio, lo que se traduce en la necesidad de "buscar siempre la unidad del todo", como señaló Francisco.
- "La unidad es superior al conflicto", es el tercero, o sea, "cuando se privilegian los conflictos se está dañando la unidad", según sus palabras.
- "El tiempo es superior al espacio", es el cuarto de los principios con el que Francisco explica, didáctico, cómo "los imperialismos siempre buscan ocupar espacios y la grandeza de los pueblos es iniciar procesos".
A la hora de definirlos, a Francisco le gusta calificarlos como "cuatro principios que son filosóficos, políticos o sociales", al tiempo que recuerda que siempre le ayudaron "a entender a un país, a una cultura o a la Iglesia".
"Son principios humanos y de integración -concluyó-, mientras hay otros que son más ideológicos y de desintegración. Yo elijo estos".