Miles de creyentes ortodoxos rusos , ucranianos, bielorrusos y serbios, entre otros, se sumergieron
en ríos y lagos helados durante el fin de semana pasado para celebrar la Epifanía, el día en que
según los Evangelios Juan Bautista dio a Jesucristo el bautismo en el río Jordán y el Espíritu
Santo descendió sobre él en la forma de una paloma.
De ahí que según la tradición popular esta fiesta se llama día de
Jordán, o día de las aguas. Los ritos que se celebran en esta festividad están centrados en la
fuerza vivificante y purificadora del agua.
Después de la santa misa el sacerdote tira el crucifijo al embalse más
próximo y los hombres se lanzan para sacarlo del agua, desafiando las heladas temperaturas. Quien
logra sacar el crucifijo del agua tendrá buena fortuna y salud durante todo el año.
Según la creencia general, si el crucifijo se congela, la cosecha
durante el año será abundante.
Gente de todo tipo, desde niños hasta abuelas, deportistas u hombres de
negocios, fueron vistos normalmente lanzándose a los huecos abiertos en el hielo en los ríos y
lagos de toda Rusia para sumarse a la celebración.
La celebración tiene raíces comunes a la fiesta de la Epifanía de los
católicos. La única diferencia es que los ortodoxos, para la observancia religiosa, siguen
utilizando el calendario juliano, anterior al gregoriano, usado por todo el mundo.