Pekín.- Desde el salón del hotel Lido, en Pekín, donde están reunidos los familiares de los pasajeros del vuelo de Malaysia Airlines desaparecido hace más de dos semanas, se escuchan gritos y llantos. Los familiares acaban de recibir la terrible noticia de que el Boeing 777-200ER se habría estrellado en el Océano Índico.
Algunos se quiebran de dolor. Otros se muestran furiosos. “¡Asesinos, asesinos!”, grita una mujer que sale del salón con la cara cubierta de lágrimas.
La indignación se dirige contra la empresa responsable del vuelo, Malaysia Airlines. Las idas y vueltas de la frustrante búsqueda han destrozado la paciencia de los familiares. Una mujer grita: “¡Era mi único hijo! í¡Asesinos! Esto es culpa del gobierno malasio”.
También causan indignación los representantes de los medios en el lugar, que se abalanzan sobre los parientes apenas salen del salón, lo que genera enfrentamientos. Muchos familiares golpean las cámaras de TV. “¡Váyanse, váyanse!”, grita una mujer llorando, mientras golpea a la gente de prensa con su cartera. “¡Déjennos en paz!”, clama otra.
Los familiares se siguen sintiendo estafados y desinformados. “No nos explicaron nada bien”, grita una mujer enfurecida. “Estamos esperando aquí hace 17 días”, afirma otra. “No pueden anunciarlo así nomás. Está mal”. La mujer no puede creer que el avión se haya estrellado el 8 de marzo. “¿Dónde están las pruebas, dónde están las pruebas?”, pregunta.
Un hombre sacude la cabeza incrédulo por los datos satelitales repentinamente disponibles según los cuales la última señal del avión se registró hace unas dos semanas 2.500 kilómetros al oeste de Australia. “¿Cómo puede llamarles la atención eso recién ahora?”, se pregunta el hombre. “Los tiempos no cierran”. Cree que tiene que haber quedado en claro mucho antes que el avión siguió volando. “Lo tienen que haber sabido”, agrega.
Muchos familiares se quiebran al salir de la sala y deben ser trasladados en camillas o sillas de ruedas hasta las ambulancias. Los empleados del hotel y los policías no logran protegerlos de los medios de todo el mundo. El llamado del primer ministro de Malasia, Najib Razak, para que los medios dejen en paz a los familiares, no parece haber surtido efecto alguno.
En el fondo, algunos familiares tenían esperanzas de que sus seres queridos pudieran ser salvados. Sin embargo, la mayoría sólo quiere saber qué pasó con los 239 pasajeros a bordo del vuelo MH370. Buscaban desesperadamente una respuesta, dice la psiquiatra Li Xianyun, médica del hospital Huilongguan de Pekín que se encuentra desde hace días en el hotel para contener a los familiares.
La médica está especializada en prevención de suicidios, y en estos momentos está particularmente preocupada por cómo puedan reaccionar los parientes. “Una depresión causada por una gran pérdida es una de las principales causas de los suicidios”, dice. Una noticia terrible puede despertar distintas emociones. “Algunos se ponen muy tristes y lloran. Otros se enojan y acusan de incompetencia a las autoridades”.
La médica comenta que las familias incluso pueden hacerse reproches. “Algunos pueden sentirse culpables”, dice. Buscan motivos para entender el destino de sus seres amados y se sienten en parte responsables de su muerte, señala.
“Sus amigos y familiares deben mantenerse en estrecho contacto con ellos”, señala la médica, quien añade la importancia de contactar a un experto ante el primer indincio suicida. Debe prestarse especial atención a quienes mantuvieron las esperanzas vivas hasta último momento, ya que la confirmación de sus peores temores puede ser devastadora, alerta. (DPA)