El papa Francisco demandó hoy a las personas con responsabilidades políticas y económicas que “se empeñen en buscar el bien común”, al tiempo que deseó la paz en varios conflictos armados y pidió por los refugiados, presos y desocupados.
El papa Francisco demandó hoy a las personas con responsabilidades políticas y económicas que “se empeñen en buscar el bien común”, al tiempo que deseó la paz en varios conflictos armados y pidió por los refugiados, presos y desocupados.
“Que en este día de fiesta, el Señor vuelva a dar esperanza a cuantos no tienen trabajo y sostenga el compromiso de quienes tienen responsabilidades públicas en el campo político y económico para que se empeñen en buscar el bien común y tutelar la dignidad toda vida humana”, pidió hoy el pontífice en su mensaje de Navidad desde la Basílica de San Pedro.
En un discurso lleno de referencias coyunturales, Francisco habló frente a una plaza colmada y pidió que “los israelíes y palestinos puedan retomar el diálogo directo y alcanzar un entendimiento que permita a los dos pueblos convivir en armonía”, al tiempo que incluyó entre sus demandas las problemáticas actuales en Siria, Libia, Irak y Ucrania.
“Donde nace Dios, nace la esperanza. Donde nace Dios, nace la paz. Y donde nace la paz, no hay lugar para el odio ni para la guerra. Sin embargo, precisamente allí donde el Hijo de Dios vino al mundo, continúan las tensiones y las violencias y la paz queda como un don que se debe pedir y construir”, aseguró Jorge Bergoglio antes de dar su bendición “Urbi et Orbi” desde el mismo balcón del que se asomó el 13 de marzo de 2013 tras ser elegido líder de la Iglesia Católica.
“Que los israelíes y palestinos puedan retomar el diálogo directo y alcanzar un entendimiento que permita a los dos pueblos convivir en armonía, superando un conflicto que los enfrenta desde hace tanto tiempo, con graves consecuencias para toda la región”, pidió.
En esa dirección, el Santo Padre convocó a los fieles para pedir “al Señor que el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas logre cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria y remediar la gravísima situación humanitaria de la población extenuada”.
“Es igualmente urgente que el acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos, para que se superen las graves divisiones y violencias que afligen el país”, dijo el papa, que también bregó “por el cese de las atrocidades” en Irak, Yemen y en África subsahariana.
En su bendición navideña, Francisco recordó además a los “golpeados por los atroces actos terroristas, particularmente en las recientes masacres sucedidas en los cielos de Egipto, en Beirut, París, Bamako y Túnez”.
Bergoglio incluyó también en sus pedidos navideños a los católicos perseguidos, a quienes llamó improvisadamente “los mártires de hoy”, y pidió “que el Niño Jesús les dé consuelo y fuerza a nuestros hermanos, perseguidos por causa de su fe en distintas partes del mundo”.
“Pidamos Paz y concordia para las queridas poblaciones de la República Democrática del Congo, de Burundi y del Sudán del Sur para que, mediante el diálogo, se refuerce el compromiso común en vista de la edificación de sociedades civiles animadas por un sincero espíritu de reconciliación y de comprensión recíproca”, agregó el Sumo Pontífice.
“Que la Navidad lleve la verdadera paz también a Ucrania, ofrezca alivio a quienes padecen las consecuencias del conflicto e inspire la voluntad de llevar a término los acuerdos tomados, para restablecer la concordia en todo el país”, comentó.
“Que la alegría de este día ilumine los esfuerzos del pueblo colombiano para que, animado por la esperanza, continúe buscando con tesón la anhelada paz”, agregó en otro pasaje de su mensaje navideño.
En ese marco, recordó que “todavía hoy muchos hombres y mujeres son privados de su dignidad humana y, como el Niño Jesús, sufren el frío, la pobreza y el rechazo de los hombres” por lo que demandó “que hoy llegue nuestra cercanía a los más indefensos, sobre todo a los niños soldados, a las mujeres que padecen violencia, a las víctimas de la trata de personas y del narcotráfico”.
“Que no falte nuestro consuelo a cuantos huyen de la miseria y de la guerra, viajando en condiciones muchas veces inhumanas y con serio peligro de su vida”, reclamó además el papa argentino.
“Que sean recompensados con abundantes bendiciones todos aquellos, personas privadas o Estados, que trabajan con generosidad para socorrer y acoger a los numerosos emigrantes y refugiados, ayudándoles a construir un futuro digno para ellos y para sus seres queridos, y a integrarse dentro de las sociedades que los reciben”, agregó.
Por último, en el marco del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, Francisco deseó “que el Señor conceda, especialmente a los presos, la experiencia de su amor misericordioso que sana las heridas y vence el mal”.