El alerta amarilla fase 3 se mantenía este jueves debido a 19 exhalaciones y temblores del volcán mexicano Popocatépetl, que liberó gases y cenizas en los últimos días, por lo que los pobladores dudan entre evacuar el área o quedarse en sus casas.
El alerta amarilla fase 3 se mantenía este jueves debido a 19 exhalaciones y temblores del volcán mexicano Popocatépetl, que liberó gases y cenizas en los últimos días, por lo que los pobladores dudan entre evacuar el área o quedarse en sus casas.
En las últimas horas el volcán (al que sus vecinos también llaman Don Goyo) registró 19 exhalaciones y también temblores, señal sísmica asociada al movimiento de fluidos al interior del conducto. Debido a ello, se mantiene la alerta “amarilla fase 3”, a la cual fue elevada el domingo pasado tras una intensa lluvia de ceniza que obligó a suspender, durante algunas horas, las operaciones en los dos aeropuertos que sirven a Ciudad de México.
Se trata del nivel previo al rojo de alta peligrosidad, que obligaría a realizar evacuaciones.
El cráter del volcán Popocatépetl está a unos 70 kilómetros del centro de Ciudad de México y a menos de 20 kilómetros de localidades como Atlixco, que en la última semana sufrió la ceniza en sus calles y en el aire.
Los vecinos de la zona del volcán, ubicado en los límites territoriales de los Estados de México, Morelos y Puebla, fluctuaban entre evacuar la zona o quedarse en sus viviendas ya que “no les da miedo” su posible erupción, según fuentes locales.
“No nos da miedo”, aseguró Eufemia, a quien no se le cruza por la mente dejar su casa y continúa entre mugidos, cacareos y chillidos la venta de animales cerca del volcán Popocatépetl, que transcurre casi ajena a la intensa actividad del coloso del centro de México. Y añadió: “Tenemos nuestros animalitos, y si nos salimos, los rateros se aprovechan”.
“Ya estamos acostumbrados, ya no nos da miedo”, dijo sonriente la mujer de 65 años que vive en el municipio de San Andrés Calpán, a unos 25 kilómetros de Don Goyo.
Sin embargo, su templanza no es fruto de la temeridad sino que, desde 1994, cuando el volcán se reactivó tras casi siete décadas de quietud, ella aprendió a convivir con explosiones, fumarolas, pequeños sismos y caída de ceniza en distintos períodos. Pero a unos metros del puesto de Eufemia, Domingo de los Santos, de 45 años, expresó que “la gente no quiere salir, está espantada, temerosa”, y eso provocó que las ventas bajen.
Contrario a muchos vecinos de la montaña que no quieren ni imaginar un desalojo, este hombre “ya tiene un plan” en caso de alerta roja. “Con mucha pena, los animales se quedarían. Si hay alguna contingencia, nada más agarrar la bolsa y vámonos”, señaló, al explicar que ya apartó la documentación más importante.