Existe una remota posibilidad que una nave espacial nodriza de origen extraterrestre esté enviando pequeñas sondas para explorar los planetas del sistema solar, entre ellos, la Tierra, sugiere un documento firmado por un astrónomo de la Universidad de Harvard y publicado por una repartición del Departamento de Defensa de Estados Unidos, más conocido como el Pentágono.
Esta idea fue propuesta por el académico de Harvard, Abraham -Avi- Loeb, reconocido por su controvertida propuesta de que Oumuamua, un misterioso asteroide interestelar alargado que visitó y abandonó el sistema solar en 2017, es en realidad una nave extraterrestre. Esta teoría acaba de ser desestimada por un estudio dado a conocer el 22 de marzo. Aunque no es la primera vez que Loeb enfrenta las duras críticas de sus pares por sus propuestas “sin fundamentos”.
Pero otro exponente de estas ideas es Sean M. Kirkpatrick, director de la Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios (AARO, por sus siglas en inglés) del Pentágono, fundada en 2022. Y este sigue las ideas de Avi-Loeb. Seis meses antes de que Oumuamua, término que significa “explorador” en hawaiano, cruzara a lo largo del sistema solar, un pequeño meteorito de un metro de ancho clasificado como IM2 se estrelló contra la Tierra. El objeto, rocoso, se sospecha que, como el famoso asteroide, es de origen externo al sistema solar.
Si bien ambos objetos no están probadamente relacionados, estos científicos especularon que “las coincidencias entre algunos parámetros orbitales de Oumuamua e IM2 nos incitan a considerar la posibilidad de que un objeto interestelar artificial sea potencialmente una nave nodriza, que libere pequeñas sondas durante su paso cercano a la Tierra. Una construcción operativa no muy diferente de las misiones de la NASA”.
Estas sondas, que Kirkpatrick califica como “semillas de diente de león” podrían “separarse de la nave nodriza por la fuerza gravitatoria del Sol, o por una capacidad de maniobra”. Los dos expertos estiman que estas “semillas” tienen una función de exploración. Al ser tan pequeñas, podrían llegar a la Tierra sin ser detectadas por los telescopios, ya que no reflejarían suficiente luz solar, y mucho menos por los radares. “Estas sondas diminutas llegarían a la Tierra u otros planetas del sistema solar para su exploración, ya que la nave principal pasa a una fracción de la distancia que separa la Tierra del Sol, tal como lo hizo Oumuamua antes de abandonar nuestro sistema” en 2017, exponen los autores del documento del Pentágono.
El asteroide Oumuamua recorrió en 2017 el sistema solar. Creen que sería la “nave nodriza” de los alienígenas El asteroide Oumuamua recorrió en 2017 el sistema solar. Creen que sería la “nave nodriza” de los alienígenas
“Equipadas con una gran relación superficie-masa que hace de paracaídas, las ’semillas de diente de león’ tecnológicas podrían frenar en la atmósfera terrestre para evitar quemarse y luego seguir sus objetivos dondequiera que aterricen”, agregaron.
Los alienígenas no estarían en la nave nodriza. La pareja de investigadores también cree que planetas del sistema solar como Marte, Venus o la Tierra podrían ser interesantes para estudiar, especialmente la Tierra, por la presencia de agua líquida.
Sin embargo, también sugieren que en esta supuesta nave nodriza no habría tripulantes y que sería muy difícil que estos extraterrestres puedan comunicarse con las sondas de exploración. Incluso, y teniendo en cuenta de que hay muchas estrellas y planetas que se formaron miles millones de años antes que nuestro Sol (que tiene, junto al sistema solar, unos 4500 millones de años), los autores proponen que esta civilización alienígena podría haberse extinguido, y haber enviado estas sondas antes de que se formara la Tierra. Sería parecido a “revisar nuestro buzón en busca de algún paquete que se haya acumulado con el tiempo, aunque los remitentes ya no vivan”, explicó Loeb.
Si bien es extremadamente difícil o improbable que estos dos investigadores puedan probar lo que sostienen en su documento, lo cierto es que el Pentágono se ha mostrado interesado recientemente por los objetos voladores no identificados.
Desde la reciente fundación de la AARO, la oficina del Pentágono ha abierto más de 360 investigaciones sobre supuestos encuentros con los llamados Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés) informados por personal militar estadounidense.
Es importante señalar que el documento, publicado el pasado 7 de marzo, aún no ha sido revisado oficialmente por pares, y que no es un documento oficial del Pentágono, aunque se publicó en colaboración con el Departamento de Defensa.